Es necesaria la corresponsabilidad

El Papa recuerda la necesidad de practicar la corrección fraterna

«Se debe olvidar la ofensa recibida, no la herida de tu hermano, porque aquel que te ha ofendido, ofendiéndote, se ha inferido a sí mismo una herida grave, y tú ¿no tienes cuidado de la herida de tu hermano?» Citando estas palabras de san Agustín, el Papa reflexionó sobre las lecturas de la liturgia del domingo en el Ángelus. Benedicto XVI explicó la centralidad de la caridad fraterna, que se resume en «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

(RV) Cuando se trata de la “corrección fraterna” en la comunidad, el Papa señaló que “hay una corresponsabilidad en el camino de la vida cristiana”.

Discurso completo de Benedicto XVI


Queridos hermanos y hermanas:

Las Lecturas bíblicas de la Misa de este domingo convergen en el tema de la caridad fraterna en la comunidad de los creyentes, que tiene su fuente en la comunión de la Trinidad. El apóstol Pablo afirma que toda la Ley de Dios encuentra su plenitud en el amor, de modo que, en nuestras relaciones con los demás, los diez mandamientos y cualquier otro precepto se resumen en: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Cfr. Rm 13, 8-10).

El texto del Evangelio, tomado del capítulo 18 de Mateo, dedicado al a vida de la comunidad cristiana, nos dice que el amor fraterno comporta también un sentido de responsabilidad recíproca, por lo que, si mi hermano comete una culpa contra mí, yo debo ser caritativo con él y, ante todo, hablarle personalmente, haciéndole presente que lo que ha dicho o hecho no es bueno. Este modo de actuar se llama corrección fraterna: no es una reacción a la ofensa sufrida, sino que es movida por el amor por el hermano. Comenta San Agustín: “Aquel que te ha ofendido, ofendiéndote, se ha inferido a sí mismo una grave herida, y tú ¿no te preocupas por la herida de un hermano tuyo? ... Tú debes olvidar la ofensa que has recibido, no la herida de tu hermano” (Discursos 82, 7).

¿Y si el hermano no me escucha? Jesús en el Evangelio de hoy indica una gradualidad: primero ir a hablarle con otras dos o tres personas, para ayudarlo mejor a darse cuenta de lo que ha hecho; si a pesar de esto, él rechaza aún la observación, es necesario decirlo a la comunidad; y si no escucha ni siquiera a la comunidad, hay que hacerle percibir la separación que él mismo ha provocado, separándose de la comunión de la Iglesia. Todo esto indica que hay una corresponsabilidad en el camino de la vida cristiana: cada uno, consciente de sus propios límites y defectos, está llamado a recibir la corrección fraterna y a ayudar a los demás con este servicio particular.

Otro fruto de la caridad en la comunidad es la oración concorde. Dice Jesús: “Les aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,19-20). La oración personal ciertamente es importante, es más, indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que –aún si es muy pequeña– está unida y unánime, porque ella refleja la realidad misma de Dios Uno y Trino, perfecta comunión de amor.

Dice Orígenes que “debemos ejercitarnos en esta sinfonía” (Comentario al Evangelio de Mateo 14, 1), es decir en esta concordia al interno de la comunidad cristiana. Debemos ejercitarnos tanto en la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y sencillez de corazón, cuanto en la oración, para que suba a Dios de una comunidad verdaderamente unida en Cristo. Interroguémonos sobre todo esto por intercesión de María Santísima, Madre de la Iglesia, y de San Gregorio Magno, Papa y Doctor, a quien ayer hemos recordado en la liturgia.

4 comentarios

Tomás Bertrán
¿Y si el que ofende es un sacerdote que en la homilía (o sea, plenamente en público) enseña, defiende o insinúa doctrinas erróneas, quién es el ofendido?. ¿A quién debo amar más, a mi hermano el sacerdote o a todos los fieles que por falta de formación pueden ser conducidos al infierno por culpa de un ciego que conduce a otros ciegos?. Hablo cuando un sacerdote pone en duda sibilinamente la autoridad del Papa en una homilía con ocasión de la JMJ, o el mismo celebra confesiones comunitarias sin avisar a los fieles que si no confiesan sus pecados individualmente tal confesión comunitaria no es válida, etc., etc.
Lo digo porque le llamé la atención al salir de Misa ante un pequeño grupo (4-5 personas) sobre lo del Papa, ya que creo que la falta pública debe ser reprendida públicamente por amor a los hermanos que han podido ser instruidos erróneamente y avisarles de la falsedad de las ideas de dicho sacerdote. Y le dije que a la próxima iría al Obispado, y si en el Obispado no se lo tomaban en serio, ya sea por miedo a represalias (en mi diócesis hay algo de nepotismo (volem bisbes catalans aunque el Papa lo nombre de otro lugar), escribiría a la Sta Sede, aunque necesitaría bastantes firmas.
Todo el rato me pedía que podíamos dialogar sobre sus ideas, como si sobre la Doctrina y Magisterio de la Iglesia se puede dialogar o interpretar. Yo no soy protestante. Ante el Magisterio no hay más interpretación que el de la Sta Madre y Maestra la Iglesia Católica.
5/09/11 10:42 AM
Alejandros
El pecado de omisión es actualmente muy frecuente dentro de la Iglesia. La mayoria de los curas ya no predican el evangelio de Cristo, predican otro evangelio que no es el de la Iglesia. A este falso evangelio le faltan los novísimos entre otros temas. Asi los fieles no pueden convertirse. En los seminarios ocurre un tanto de lo mismo. Los recién ordenados sacerdotes, muchos de ellos no han recibido la doctrina de la Iglesia al completo.
Todo esto y mucho mas que vemos a diario, es la preparación para la falsa iglesia que dirigirá el anticristo desde el trono sagrado. 2 Tesalonicenses 2.
Catecismo 675. Y quien se deje sellar con el 666 se condenará. Apocalipsis 13.
El Papa Juan Pablo II dijo en el Congreso Eucarístico en Filadelfia: ´´estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que los siglos jamás han conocido. ante la lucha final entre la Iglesia y la anti-iglesia; entre Evangelio y anti-evangelio, pero ahora hemos llegado al termino de esta batalla que muy pocos realmente perciben en el mundo actual y que los hace incapaces de discernir los signos de los tiempos y entender lo que está pasando en el mundo de hoy en sus más profundas causas ontológicas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden.´´
5/09/11 9:49 PM
Beatriz
Totalmente de acuerdo con su Santidad. Siempre me he manejado en esos términos: corregir el error, nunca guardar silencio, olvidando la ofensa y señalando el daño, la herida, que produce esa ofensa.

Esta catequesis del Papa sirve para aquellos que tienen como deporte ofender a los demás, y además consideran que los demás "deben" guardar silencio porque confunden perdón de las ofensas y caridad con silencio cómplice ante el daño...Y cuando uno ante el daño le dice que no es bueno lo que hace, "ah, tú no sabes perdonar"...

Esta catequesis es un No al silencio cómplice. Somos cristianos, si cometemos un error y alguien nos ayuda a verlo, debemos enmendar. Quien no mejora, empeora.
6/09/11 3:27 AM
CARMEN DÍAZ.
Ea, respecto a vuestra crítica a un sacerdote....
Pues hacéis bien.....PERO EN PRIVADO como a cualquier cristiano que se equivoca...
NO somos perfectos eh!!!!!

2. Corregir es amar pero con cuidado de la dignidad del otro.

Saludos.
Católica hasta la muerteeeeeee!!!!!!!
27/09/11 9:29 PM

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