(Agencias/InfoCatólica) Alrededor de doscientos sacerdotes han concelebrado la santa misa, oficiada por el prefecto de la congregación vaticana para las Causas de los Santos y Legado Papal, cardenal Amato, en la que el obispo Palafox ha sido elevado a los altares y desde hoy podrá ser venerado en público, y celebrará su fiesta litúrgica el 6 de octubre de cada año.
El obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar, ha abierto la ceremonia recorriendo los hitos de la biografía del nuevo beato, desde su nacimiento en Fitero (Navarra) en 1600 hasta su fallecimiento como prelado en El Burgo de Osma (Soria) en 1659, una vida en la que ejerció de consejero del Consejo de Indias, obispo de Puebla y Virrey de Nueva España.
En la carta apostólica mediante la cual el Santo Padre declara beato al obispo Juan de Palafox, el Papa ha establecido esta fecha, aunque la Diócesis de Osma-Soria planteó inicialmente el 1 de octubre, por ser el día de su fallecimiento, pero la coincidencia con la celebración de Santa Teresita del Niño Jesús ha motivado la elección final del 6 de octubre. Esta última fecha es considerada también significativa por ser el día previo a la celebración de la Virgen del Rosario, fiesta litúrgica que encierra en sí dos de las grandes pasiones del nuevo beato: la santísima Virgen y el santo rosario.
Santidad singular
El obispo de Osma-Soria ha resaltado que Juan de Palafox dejó un rastro imperecedero en la Diócesis oxomense "al elevar el nivel espiritual de la misma y ser generoso con los pobres hasta el extremo".
En su homilía, el cardenal Amato ha recordado el extraordinario espectáculo de santidad que ha ofrecido la Iglesia española en su larga historia y ha resaltado que Palafox sobre todo fue un santo cuyo celo pastoral consistía esencialmente, citando sus mismas palabras, "en extirpar el mal y plantar lo que es santo y bueno".
Además ha identificado a Juan de Palafox como uno de los personajes más singulares de la santidad "porque en su vida experimentó la gloria de las cargas más elevadas y la humillación de la desgracia y el aislamiento, que acogió con fe heroica y con auténtico espíritu cristiano". Ha subrayado dos facetas del nuevo beato, como el respeto hacia los indígenas y el cuidado de sus sacerdotes.
El legado papal ha señalado que Palafox fue un personaje "brillante" y "poliédrico" al encontrarse en él al obispo preocupado del bien espiritual de los fieles, al Virrey ocupado en la buena administración, al pensador político, al escritor fecundo y al mecenas de las artes; "pero sobre todo fue un santo".
La imagen del nuevo beato, descubierta durante la ceremonia de beatificación, tras la lectura de la carta de Benedicto XVI, ha sido realizada por la hermana Francis Robles, religiosa agustina del monasterio de la Conversión de Becerril de Campos (Palencia).