(RV/Zenit) Croacia se ha preparado para recibir a Benedicto XVI, en visita apostólica este fin de semana con motivo de la Jornada de las Familias Católicas y participar en una especie de Jornada con los jóvenes del país. Ante los micrófonos de “Radio Vaticano”, el cardenal Josip Bozanić, arzobispo de Zagreb, ha explicado cómo se preparan los católicos croatas para recibir por primera vez al papa Benedicto.
--Eminencia, ¿cómo se ha preparado Croacia para acoger al papa?
Ante todo quiero decir que en Croacia hay una gran expectativa con motivo de la visita del Santo Padre Benedicto XVI. Nada más hacerse pública oficialmente la noticia del viaje apostólico, como Iglesia comenzamos un camino de preparación tanto a nivel diocesano como nacional. Cada diócesis ha elaborado programas en los que se ha tratado de involucrar sobre todo a los jóvenes y a las familias. Los jóvenes se han preparado con varias actividades, con encuentros de oración y de adoración.
Tengo que decir que inmediatamente muchos adhirieron a la invitación de participar en el encuentro con el papa: será para ellos la Jornada nacional de la Juventud que se celebra cada dos años, pero es la primera en la que estará presente el Santo Padre. Y los jóvenes le esperan con mucho entusiasmo. Se han elaborado para las familias catequesis especiales que han tenido lugar en grupos parroquiales. Desde que se anunció la visita pastoral, los párrocos acompañan toda la preparación con una oración intensa y con profunda gratitud. Todo gira alrededor del lema del encuentro del Santo Padre con Croacia: “Juntos en Cristo”.
--¿Por qué se ha escogido este lema?
Nosotros, obispos de la Iglesia en Croacia, hemos escogido este tema porque la palabra “juntos” hace referencia al deseo de encuentro, de comunión de todo ser humano. Y este aspecto, que es la dimensión antropológica, encuentra su cumplimiento y su plenitud en la dimensión teológica y cristológica, es decir, en Cristo, en la novedad de Cristo. Cristo es la roca sobre la que cada fiel, cada familia cristiana tiene que construir su casa para recorrer las sendas de la vida.
--¿Cuáles son los desafíos pastorales más urgentes de la Iglesia en Croacia?
Creo que el desafío mayor es el de la secularización, que está cada vez más presente en nuestra sociedad y que muestra su influencia sobre todo en las nuevas generaciones. La Iglesia siente, además, el llamamiento a dedicarse a las familias, que también están expuestas a la cultura secularizada, y que en este período están golpeadas por la falta de trabajo, en esta situación de dificultades sociales y económicas generalizadas.
Nuestra preocupación por las familias quiere llegar a sensibilizar también las instituciones civiles, para que sepan intervenir a favor de la familia, no sólo con palabras, sino también con auténticas intervenciones. La familia es una institución que debe ser defendida: de hecho, en la familia está el futuro de la Iglesia y de la sociedad.
–En la noche del sábado, Benedicto XVI mantendrá un encuentro con los jóvenes croatas. ¿Cómo es la realidad de la juventud en el país?
Los jóvenes que participarán en el encuentro con el Santo Padre pertenecen en su mayoría a las generaciones nacidas tras la caída del régimen comunista. Comparte, por tanto, la misma realidad de los demás jóvenes europeos, pero son también muy sensibles a los valores espirituales y a las iniciativas de la Iglesia, sienten que la Iglesia es su casa, que les deja espacio y se ocupa de ellos. Con frecuencia estos mismos jóvenes proponer iniciativas a las parroquias: encuentros de oración, peregrinaciones... Nuestros jóvenes participan con gusto en la vida sacramental y tratan también de confesarse.
–El domingo, 5 de junio, el papa rezará en la tumba del beato cardenal Alojzije Stepinac (1898-1960), encarcelado por el régimen comunista a causa de su defensa de la libertad religiosa. El pueblo croata, ¿qué significado atribuye a este gesto?
Para la Iglesia en Croacia, el cardenal Stepinac es un modelo de fidelidad a Cristo, a la Iglesia, a la Santa Sede. El beato Stepinac fue un verdadero pastor: se entregó para defender los derechos fundamentales de todo hombre y de todo pueblo, para defender a quien era víctima de persecuciones. Para nosotros y para la Iglesia fue un testigo viviente de la esperanza cristiana; con su vida ha sabido testimoniar la esperanza cristiana que nace de la plena confianza en la fidelidad de Dios, que lleva a la victoria del bien.
El beato Stepinac fue también un hombre de conciencia: para no traicionar su propia conciencia y no romper la palabra dada a Cristo y a la Iglesia, no cedió a ningún compromiso, aceptando conscientemente incluso el martirio.
–¿Cuál es hoy el papel de Croacia en Europa?
Croacia está abierta a la Unión Europea y se está preparando para entrar. Por parte de la Iglesia, estamos abiertos a esta posibilidad: en el fondo, se puede decir que Croacia vive en el ámbito de la civilización europea. Somos también conscientes de las dificultades y de las posibilidades que la entrada de Croacia en la Unión Europea puede implicar. Ante este paso, nos parece importante subrayar la lógica del intercambio: sólo con el conocimiento reciproco de la propia identidad, cultura, historia y costumbres, los pueblos europeos pueden construir juntos una “casa común”.
Creo, además, que Croacia, dado que está situada en una región del continente en la que se encuentran y conviven tanto personas que profesan la fe cristiana --pertenecientes a la Iglesia católica o a la Iglesia ortodoxa-- como personas que profesan la religión musulmana, está llamada a ser lugar de diálogo confesional e interreligioso. Croacia está llamada a ser puente para Europa.
--Eminencia, ¿cuáles son las esperanzas de la Iglesia y de la nación croata para la visita del papa?
Para nosotros es un don especial poder transcurrir estos dos días con el Santo Padre, encontrarnos con él y rezar con él. Nuestro corazón está abierto y desea acoger sus palabras y su mensaje. Vemos este acontecimiento con gran gratitud y reconocemos en él una importante oportunidad para hacer más viva nuestra respuesta cristiana para ser auténticos testigos de la fe, movidos por la esperanza y la caridad.