(Serafín García Nuñez/Diario de Burgos) Con su reciente nombramiento como miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el religioso burgalés Francisco Pérez González ha entrado a formar parte de la cúpula de la Iglesia española.
Las personas que le conocen hablan de la bonhomía de este carismático arzobispo, que presume y hace gala allí por donde viaja de burgalés y de sus orígenes de Frandovínez. “Llevo a los burgaleses en el corazón”, afirma.
La aureola de persona sencilla, cercana y amable de este embajador universal de los encantos de su tierra quedó bien patente durante la visita que realizó recientemente a la sede del Grupo Promecal en Burgos.
El pasado mes dejó su cargo de director de las Obras Misionales Pontificias al haber agotado el ciclo máximo de permanencia, que es de 10 años. Su sueño era ser misionero pero el destino le impidió cumplir este anhelo.
Su pudicia durante el desarrollo de la entrevista es una constante de este ingeniero espiritual, que confiesa que uno de sus vicios es conducir su coche.
-El pasado día 1 de marzo fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE). ¿Le sorprendió la noticia?
Sí, porque yo pensaba que tal vez la Asamblea Plenaria me pediría otro servicio; pero bueno, yo lo acepto como una tarea que me ha encomendado la Iglesia. Trataré de hacerlo lomejor posible.
-¿Qué obligaciones contrae con esta nueva responsabilidad?
Mi obligación es con el Papa y con todo el Colegio Episcopal. Es una responsabilidad de coordinación.
-Esta elección le convierte en una de las personas más influyentes dentro de Iglesia española. ¿Da vértigo el pensarlo?
Considero que no es una elección política como a veces se puede utilizar; es una cuestión más de servicio. Por otra parte, quiero decir que es una confianza que me han dado los obispos para poder ejercitar esa comunión y esa fraternidad entre todos. Para mí además de un servicio también es una responsabilidad.
- ¿No le asusta tanta responsabilidad?
No, porque hay una relación muy fraterna y una ayuda de los unos con los otros. No es un sentido de poder, sino un sentido más de servicio. Para mí esto es lo más importante. No tiene esa significación que pueda tener una acción política, sino que es más una acción de comunión, porque la Iglesia es comunión y es santa, católica y apostólica. Ahí es donde está nuestra labor.
- ¿Algún proyecto que le gustaría se llevase a cabo?
Estamos en un período importante puesto que se va a celebrar el próximo año 2012 el Sínodo de Obispos en Roma, donde se tratrá el tema de la Nueva Evangelización para la Promoción de la Fe. Ya tenemos previsto el estudio y las líneas fundamentales.
- ¿Las elecciones a presidente del máximo organismo de la Iglesia son muy reñidas?
No. Ciertamente hay diversas sensibilidades y cada uno tiene su manera de hacer, pero no se crea ningún ambiente violento, ni de revancha. Simplemente cada uno en su conciencia vota al que él considera oportuno. En todos los colectivos de vez en cuando afloran discrepancias.
- ¿Dentro de la CEE también existen?
No hay discrepancias fundamentales. Como diría San Agustín, “en las cosas necesarias, unidad; y en las cosas discutibles, libertad”. Estamos de acuerdo en el mismo credo, en el mismo catecismo, etc., que es lo que nos une, en eso no hay ninguna discrepancia. Lo que sí puede haber son distintos modos de ver las cosas; muchas de ellas son discutibles y esas son las que tenemos encima de la mesa.Yo no veo ninguna fragmentación y ninguna fisura.
- Uno de los asuntos pendientes de los obispos, y en especial de su presidente, es la regulación jurídica de las clases de Religión. ¿Qué argumentos van a esgrimir para conseguir esta disposición?
Creo que está en la mente de todos los obispos que se regulen las clases de Religión. ¿Cuál es la razón fundamental por lo que nosotros lo defendemos? La formación es como una mesa con cuatro patas que la sostiene. La primera es la formación humana, la segunda la formación intelectual, la tercera la formación fraterna solidaria y ciudadana que deben tener los niños y los jóvenes, y la cuarta, la formación espiritual y religiosa. Si una de estas ‘patas’ falla, pues fallaría la mesa. Por lo tanto, son los cuatro pilares sobre los que se sostiene una verdadera formación. Por eso creemos que debe de darse opción al alumnado para que los padres decidan qué religión quieren que tengan sus hijos.
-¿Qué prioridades tiene actualmente la Conferencia Episcopal Española?
La primera de todas, que ahora es uno de los puntos fundamentales que nos está indicando el Papa, es la nueva evangelización. De hecho, ha creado el Pontificio de Nueva Evangelización.Se pretende que la Iglesia se involucre cada vez más en todos los ambientes como alguien experta en humanidad y vida cristiana y ayude a discernir al hombre de hoy de dónde viene y adónde va.
La Iglesia tiene una respuesta ante este interrogante: vengo de Dios, que es mi Padre y Creador, y voy hacía Él, porque él me ha prometido la felicidad eterna y perpetua. Esta es una pregunta que todo el género humano se hace.
-El próximo mes de agosto se celebra en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud,en la que se darán cita miles de jóvenes venidos de todo el mundo. ¿Cómo van los preparativos?
Bastante bien.Ya hemos llegado a inscribir a medio millón de jóvenes de todo el mundo. Desde la Asamblea de la CEE estamos coordinando todo.
- ¿Qué valoración hace de este acontecimiento, que tiene una repercusión mundial?
La Jornada Mundial de la Juventud ha tenido siempre una característica de animación y al mismo tiempo de iluminación. Muchos jóvenes han encontrado una luz que les ha ayudado en su vida, que a veces estaba oscurecida. De ahí que hayan surgido numerosas vocaciones después de estas jornadas. Curiosamente están surgiendo ahora nuevos movimientos. Si preguntas a las religiosas de Iesu Communio, de Lerma y La Aguilera, muchas te dirán que han sido tocadas en las Jornadas Mundiales de la Juventud.
-A este encuentro tiene confirmada su presencia el papa Benedicto XVI.¿Cómo valora la visita de tan ilustre eminencia?
Yo siempre que me encuentro con él lo primero que le digo: “Tú es Petrus (tú eres Pedro)”, y me sonríe. Es un hombre muy capaz, muy inteligente y con una capacidad de escucha. Siempre me dice: “No olvide que tenemos la gran misión en la Iglesia de animarla y ofrecer nuestra vida por ella”.
Tengo una relación muy sencilla, pero muy fraternal con el Santo Padre. Yo creo que el hecho de que venga aquí a Madrid va a suponer confirmarnos en la fe. Esa es la misión de Pedro, la misión del Papa.
- Las redes sociales son un fenómeno difícil de controlar que está cambiando la forma de comunicarse y las costumbres en los ámbitos sociales.¿Cómo puede afectar esta expansión a la Iglesia?
La Iglesia lo admite como un medio de comunicación y es la primera que ejercitó, por así decir, la comunicación. Cuando Jesús dijo id y predicad el Evangelio a todas las gentes.
- El pasado mes finalizó su mandado tras diez años como director nacional de las Obras Misionales Pontificias. ¿Los españoles somos solidarios con las misiones?
España es en proporción el país más solidario del mundo. Para mucha gente el cliché quedan estos religiosos es de personas que han tomado una opción en su vida de renuncia y compromiso hacia los más desfavorecidos.
- Usted, por razón de su cargo, habrá tratado con muchos de ellos. ¿Son de una ‘pasta’ especial?
Yo les digo que son héroes, pero a ellos no les gusta que les diga esa palabra y me dicen que están cumpliendo algo que siente su corazón.
- Hace un par de años en una entrevista que hice a un misionero burgalés, que actualmente se encuentra en África, manifestaba que “un sacerdote sin espíritu misionero se queda en un funcionario eclesiástico”. ¿Comparte esta aseveración?
Sí, porque el espíritu misionero es lo que caracteriza a la Iglesia, no ya solamente a los sacerdotes, sino a todo cristiano.
- ¿El sacerdote actualmente está mal visto por una parte de la sociedad?
Yo creo que no está mal visto, está mal valorado.
- Sé que usted es un gran defensor del trabajo que realiza Cáritas. ¿Cree que su labor está poco reconocida?
Yo estimo que cada vez es más reconocida. En estos momentos difíciles que estamos pasando vemos que Cáritas está cubriendo un vacío que por lo que sea no se cubre en la sociedad y eso es un signo muy positivo de la comunión de bienes de los cristianos y de los hombres y mujeres de buena voluntad.
- ¿Son necesarias las ONG?
Sí, son necesarias y además convenientes.
- Lleva casi 4 años como arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, ¿qué lectura hace de este período?
Cuando me nombraron lo primero que hice fue ponerme en las manos de Dios y decirle “si Tú me envías ahí me darás la fuerza”, y efectivamente así ha sido. Por otra parte, cada vez quiero más a los navarros y me siento más identificado con ellos.
- ¿Ha celebrado muchas eucaristías en euskera?
Sí, algunas.
- Los navarros tienen fama de perseverantes, ¿da fe de ello?
Sí. Más de insistentes y valientes.
- ¿El sincretismo Opus Dei y Navarra es inherente en la Comunidad Foral?
No es cuestión de sincretismo. Yo creo que hay diversidad de modos y formas de presentar la vida en Cristo. En Navarra hay muchos estilos, como ocurre en todos los sitios. Hay grupos, asociaciones, movimientos, comunidades de religiosos y religiosas; y también ciertamente el Opus Dei, que, objetivamente, ha hecho y está haciendo un gran bien. El Opus Dei está más significativo porque tiene la Universidad, que pudiera haber estado aquí en Burgos; lo que pasa que aquí no se quiso y entonces se implantó en Navarra y allí se están formando muchísimos jóvenes.
- ¿Sabe por qué se rechazó la ubicación de dicha universidad en Burgos?
Yo creo que tal vez fue un momento, diría yo político, en el que no hubo anuencia por parte de las autoridades. Yo siempre digo “¡ojalá! hubiera estado en Burgos”; se lo digo incluso a ellos. Porque yo quiero a mi tierra.
- Recientemente usted, como arzobispo de Pamplona, con los obispos de Vitoria, San Sebastián y Bilbao han elaborado una carta pastoral con motivo de la crisis que padecemos en la que sostienen, entre otras cosas, que ésta se ha producido por una “combinación de desenfoques teóricos, errores técnicos y faltas éticas”.¿Por qué camino cree que debe ir la solución?
Sobre todo tenemos que buscar caminos para romper con tanta corrupción como hay. También se requiere mucha solidaridad. Estimo que la parte ética o moral es la que ha sufrido más crisis.
- ¿Con qué recuerdos se queda de su etapa como arzobispo castrense?
Me ha quedado una impresión positiva porque yo no conocía ese ámbito.Yo, que ni siquiera hice la ‘mili’, de la noche a la mañana el papa Juan Pablo II me nombra arzobispo castrense y al día siguienteme llama Federico Trillo, que en aquella época era ministro de Defensa, diciéndome que José María Aznar me había nombrado general de división; yo le dije, “¡hombre!, más que de división tendré que ser de unión” (sonríe).
- ¿Cómo se complementa el oxímoron paz guerra?
Sabemos que hay un principio moral que dice que todo ser humano tiene derecho a defenderse en el momento que sea agredido. O sea, ante una agresión yo tengo derecho a defenderme, pero como yo personalmente no lo puedo hacer, pues tiene que haber personas que me defiendan. Yo siempre pongo este ejemplo: si a mí me roban yo no acudo al vecino de arriba a decirle “oye, me han robado”. Yo inmediatamente voy a los cuerpos de seguridad del Estado, porque son para mí la seguridad de que alguien me defiende. Por tanto, solamente se entiende una guerra en tanto en cuanto sea una defensa. Por ejemplo, cuando ocurrió lo de los Balcanes fue el propio Juan Pablo II quien dijo “por favor, defendamos, porque está muriendo gente inocente”.
- ¿Se ve algún día de cardenal?
Si llegara, pues lo aceptaría, pero sería por otro servicio que me pide la Iglesia.
- Burgos ha experimentado durante los últimos años una transformación sustancial. ¿Cuáles son para usted las realizaciones más interesantes?
Me ha llamado la atención el cuidado de los monumentos, especialmente la Catedral, lo cual es una admiración para todos.
- Desde la distancia, dígame, ¿somos los burgaleses tan fríos de carácter?
No (risas).Yo creo que le hacen frío las circunstancias. El burgalés tiene buen corazón y es muy generoso. Como botón de muestra sirva que la diócesis de Burgos es la que tiene más misioneros de España.
- El 12 de febrero usted participó en la concelebración de la misa de acción de gracias que tuvo lugar en la Catedral de Burgos en la que la orden Iesu Communio, fundada recientemente por la burgalesa sorVerónica Berzosa, era presentada en sociedad. Su homólogo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, dijo sobre este acontecimiento que era “una gozada”. ¿Usted cómo lo definiría?
Es un regalo muy grande para la diócesis y una luz que brilla en medio de la Iglesia. Así lo veía últimamente el precepto de la Congregación de Vida Religiosa en Roma, con el que estuve recientemente en Tarazona. Creo que es impresionante que en medio de tanta oscuridad que hay en elmundo haya jóvenes que estén dispuestas a dar su vida por amor a Cristo. Es para dar gracias a Dios y es un bien para la Iglesia y la sociedad.
Breves
- ¿Hay infierno?
Sí.
- ¿Cómo se imagina el paraíso?
Felicidad llena de amor.
- ¿Tener fe es difícil?
No imposible.
- ¿El rezar no es aburrido?
No, porque es un canto de amistad con alguien que me ama. Los amigos cuando se aman no se aburren nunca.
- ¿Algún deseo incumplido?
Ser misionero, en tierra de misiones.
- ¿La vida es dura?
La vida es sacrificada, pero al mismo tiempo es alivio si uno cree.
- ¿Qué libros aconseja?
A los jóvenes La última cima, de Pablo Domínguez, que fue mi discípulo; luego el libro con la entrevista que hicieron al papa. Bueno, y Secretos de un arzobispo (sonríe, ya que es el ejemplar que recoge los diálogos que él mantuvo con una periodista).
