(Efe/InfoCatólica) La protesta transcurrió de forma pacífica a lo largo de la mañana y no hubo tensiones entre los manifestantes, que corearon lemas como “Los cristianos y los musulmanes se dan la mano”, mientras agitaban cruces de madera y libros del Corán.
“El pueblo egipcio tiene que ser uno solo, tiene que estar unido”, dijo a Efe el estudiante Haisam Agis, musulmán, que acudió a la plaza Tahrir a mostrar su apoyo a “los hermanos cristianos” y a condenar los actos de violencia de los últimos días, en lo que han muerto al menos 13 personas.
Por su parte, la manifestante copta Susan Atala subrayó: “Tenemos que vivir juntos porque Egipto son los cristianos y también los musulmanes”. Atala denunció que, tras la caída de Mubarak, “el Ejército no está haciendo lo suficiente” para proteger a los cristianos coptos. “Si el Ejército hiciera algo, todo iría mejor”, reclamó Atala, que aseguró tener esperanzas de que en un Egipto democrático los coptos no serán discriminados como durante el régimen de Mubarak.
Algunos de los manifestantes coincidieron en afirmar que los choques entre cristianos y musulmanes de los últimos días son un intento de los partidarios del expresidente para desacreditar el proceso de transición del país hacia la democracia. “Es una conspiración que surge de las cenizas del régimen para destrozar la revolución, para estropear nuestra victoria”, opinó el manifestante Muataz Gamin, que atribuyó la quema de una iglesia copta en Heluan a agentes de la Seguridad del Estado, el órgano de represión política del anterior régimen.
Los asistentes a la protesta acudieron equipados con banderas egipcias decoradas con la media luna musulmana y la cruz cristiana como símbolo de la unidad entre ambas religiones. De las palmeras a un lado de la plaza colgaban grandes carteles con lemas como “Musulmanes y cristianos caminan de la mano”, “el Ejército y el pueblo caminan de la mano” e incluso uno que reclamaba: “Mubarak tienes que pagar por todo lo que has robado”.
La quema de una iglesia en el sur de El Cairo hace una semana fue la chispa que detonó una escalada de la tensión sectaria, hasta el punto en que la noche del pasado martes se registraron unos sangrientos choques entre cristianos y musulmanes que originaron 13 muertos y más de un centenar de heridos.