(Agencias/InfoCatólica) Se trata de un asunto que provoca fuertes divisiones en el anglicanismo, ya que algunos tradicionalistas han amenazado con pasarse a la Iglesia católica romana si se imponen los liberales.
Una propuesta a debate es la de permitir, con carácter extraordinario, el nombramiento de obispos que se ocuparían exclusivamente de los fieles que no aceptasen la autoridad de una mujer como obispo en su propia diócesis. Esos obispos podrían cumplir funciones importantes como la ordenación de sacerdotes.
La corriente liberal de la iglesia anglicana argumenta que en ese caso se convertiría a las mujeres en obispos de segunda clase y se les privaría de la necesaria autoridad.
Todo apunta a que finalmente se acepte una fórmula por la cual, cuando una parroquia exprese por escrito su deseo de un tratamiento especial, la obispa o el obispo cederán "en la práctica" algunas de sus labores en esa parroquia, que serían realizadas por otro obispo, aunque sin renunciar al derecho legal a ejercer esas funciones.
División imparable
La Iglesia de Inglaterra, a cuya cabeza está actualmente la reina Isabel II, se comprometió hace años a elevar a mujeres al obispado, pero la ejecución de ese plan se ha aplazado año tras año a causa de las divisiones que provoca entre sus miembros.
La amenaza de los tradicionalistas de convertirse al catolicismo se ha hecho más real después de que el Papa Benedicto XVI aceptase acoger en el seno de la Iglesia católica, a aquellos anglicanos que decidiesen abrazar la fe católica y la sumisión al primado de Pedro, en noviembre de 2009.
La Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, introdujo la estructura canónica de ordinariatos personales para responder a los numerosos pedidos llegados a la Santa Sede de parte de grupos de ministros y fieles anglicanos de diversas partes del mundo, de entrar en la plena y visible comunión con la Iglesia católica, conservando al mismo tiempo elementos del específico patrimonio espiritual y litúrgico anglicano, así como permitiéndose la incorporación, en su caso, de sacerdotes casados.