Denuncia a quienes «en nombre de la inculturación, caen en el sincretismo»

Benedicto XVI critica severamente los abusos litúrgicos

El Papa Benedicto XVI, que hoy cumple 83 años de edad, advirtió ayer contra las «ambigüedades» y «reduccionismos» que en ocasiones se producen en la celebración eucarística. En su discurso a los obispos de la Región Norte 2 de Brasil, en visita 'ad limina Apostolorum', el Papa les hizo partícipes de «la preocupación del Sucesor de Pedro por todo lo que pueda ofuscar el punto más original de la fe católica: hoy Jesucristo continua vivo y realmente presente en la hostia y en el cáliz consagrados».

(Zenit/InfoCatólica) El Papa subrayó que la "menor atención que en ocasiones se ha prestado al culto del Santísimo Sacramento es indicio y causa de oscurecimiento del sentido cristiano del misterio". Explicó que esto sucede cuando en la Santa Misa "ya no aparece como preeminente y operante Jesús, sino una comunidad atareada con muchas cosas en vez de estar en recogimiento y de dejarse atraer a lo Único necesario: su Señor".

Benedicto XVI resaltó que "si en la liturgia no emergiese la figura de Cristo, que está en su principio y que está realmente presente para hacerla válida, ya no tendríamos la liturgia cristiana, toda dependiente del Señor y toda suspendida de su presencia creadora".

Esta realidad, explicó el Papa, está "muy distante" de quienes, "en nombre de la inculturación, caen en el sincretismo introduciendo ritos tomados de otras religiones o particularismos culturales en la celebración de la Santa Misa".

El misterio eucarístico no puede ser despojado de su valor sacrificial y reducido al de encuentro fraterno

Advirtió, especialmente, contra la reducción del "sacrificio" en mero "encuentro fraterno", sin valor salvífico. El misterio eucarístico es un "don demasiado grande para soportar ambigüedades y reducciones", particularmente cuando, "despojado de su valor sacrificial, es vivido como si en nada sobrepasase el sentido y el valor de un encuentro fraterno alrededor de la mesa".

Debajo de los motivos que aducen los defensores de esta postura, afirmó el Papa, está "una mentalidad incapaz de aceptar la posibilidad de una real intervención divina en este mundo en socorro del hombre". Más aún, prosiguió, "una intervención redentora de Dios" y "un signo sacramental que hace presente el sacrificio redentor" son considerados "por cuantos participan de la visión deísta" como una visión "integrista", estimando "más aceptable a sus ojos" celebrar "una señal que corresponda a un vago sentimiento de comunidad"

Sin embargo, rebatió el Papa, el culto "no puede nacer de nuestra fantasía; sería un grito en la oscuridad o una simple autoafirmación". "La verdadera liturgia supone que Dios responda y nos muestre cómo podemos adorarlo", subrayó.

Esta actitud de recepción ante el misterio de Dios, aclaró, "no significa volverse pasivo o desinteresarse de lo que allí acontece, sino cooperar porque nos volvemos capaces de actuar por la gracia de Dios". En definitiva, "lo que la Iglesia es humano se debe ordenar y subordinar a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación, y el presente a la ciudad futura que buscamos", concluyó el Santo Padre.

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27 comentarios

Conde Prosois
A ver si toman nota los que se pasan deMASIAdo, en deMASIAdos temas, entre otros, el sincretismo. O concretinismo, que diría aquel...
16/04/10 9:13 AM
Victor Doominical
U sea se, siempre acabamos hablando de sepulcros blanqueados....
16/04/10 9:15 AM
Miguel Serrano Cabeza
No sé nada de Liturgia.

Sin embargo, una vez realizada la Consagración, no me cabe en la cabeza otra posición que la de adoración de rodillas.

¿Esclavo de Cristo? ¿Esclavo por el amor que Cristo derrama sobre los míos y sobre mí? ¡Pues claro que sí! Esclavo, siervo, vasallo a su servicio. No quiero más paga que poder servirle.

¿Que quiénes son "los míos"?

Pues son todos mis familiares, parientes, amigos, conocidos y todos sus familiares, parientes y conocidos, y así sucesivamente hasta llegar a TODAS las personas a las que Dios quiere.

ADVENIAT REGNVM TVVM
16/04/10 10:56 AM
Victor Doominical
Hay que ver lo que se parece la genuflexión, a la postración que hacen los musulmanes en las mezquitas, que al fin y al cabo representan lo mismo, respeto hacia tu dios.
¿Que quiénes son "los míos"?
La pregunta no es esa, la pregunta es, quien es mi prójimo.
Y son todas las personas sin excepción, todas las personas que hayan existido o existirán.
16/04/10 11:01 AM
Francisco Javier
"Hay que ver lo que se parece la genuflexión, a la postración que hacen los musulmanes en las mezquitas, que al fin y al cabo representan lo mismo, respeto hacia tu dios."

Sí...pero no.
La diferencia estriba en que el Pueblo de Dios se arrodilla cuando Cristo se hace presente en medio de los que participan de la Santa Misa. Cuando se produce la Consagración, ¡Dios está presente en medio de su Pueblo! Ninguna otra religión tiene la suerte de que Dios esté en medio de ellos de esa manera en sus celebraciones.

Se puede decir que Dios está en todas partes, y es verdad; pero en la Eucaristía Su presencia se hace patente, tangible...¡COMESTIBLE!

Ante este milagro lo mínimo que hay que hacer es arrodillarse -salvo impedimento físico y de salud, claro-.
16/04/10 12:04 PM
Victor Doominical
Eso es transubstanciación, increible palabra.
16/04/10 12:23 PM
Francisco Javier
"Bueno es lo que tiene el género humano que si encuentras una palabra para describir algo poco a poco se va convirtiendo en una realidad aunque no tenga ni pies ni cabeza (transubstanciación)."

Es inconcebible también que un Dios Todopoderoso decida voluntariamente renunciar a su condición de Dios para hacerse Hombre. Y ya no digamos que, no conforme con eso, deje que otros hombres ¡lo maten! Y que lo maten como a un criminal. Y ya no digamos que, después de muerto, resucite... Y menos aún, claro está, que ese Dios, pudiendo estar ya tan ricamente glorificado después de cumplida su misión, decida seguir haciéndose presente entre nosotros para ¡darnos de comer Su Carne y Su Sangre!

...Pero lo mejor de todo es que todo eso ocurrió, y que hoy en día nos da de comer Su Carne y Su Sangre.

Y cito de memoria: "Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en Mí y Yo en él". Entiendo tu rechazo a todo esto: cuando Cristo dijo estas palabras, muchos se escandalizaron y dejaron de ser discípulos suyos.
16/04/10 12:37 PM
ARISTO
¡Felicidades Santo Padre! Que Dios le conserve saludablemente muchos años más. De las barbaridades litúrgicas hemos tenido, y seguramente tendremos muchos ejemplos con Isaac. Tampoco soy experto en Liturgia pero sí he observado que algunos sacerdotes "se la inventan"; que son "muy creativos, vaya". Aunque no soy experto, sí se que la Liturgia, como expresión de la adoración a Dios requiere ser tratada con total unidad de criterio en la forma y en el fondo. Por mor de la "inculturación" no se puede perder la esencia de la Liturgia Católica.
16/04/10 12:37 PM
Victor Doominical
Es inconcebible también que un Dios Todopoderoso decida voluntariamente renunciar a su condición de Dios para hacerse Hombre
Antes que el ya lo hicieron otros dioses, por ejemplo en la mitología griega.
Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en Mí y Yo en él
Me parece estupenda esta frase, al fin y al cabo representa lo que es la comunión con todo lo creado.
Y me alegro de que hayas podido reproducir mi comentario antes de que fuera cercenado.
16/04/10 12:43 PM
Francisco Javier
Entiendo tu rechazo, pero no lo comparto, pues sucedió así, y la transubstanciación se produce hoy, en la iglesia de tu barrio y en todas las iglesias y capillas.
16/04/10 12:43 PM
Victor Doominical
Hola Francisco Javier, yo no tengo ningún rechazo hacia la transubstanciación que es una cosa maravillosa, lo que realmente me embarga de alegria es la capacidad maravillosa del ser humano de crear realidades.
16/04/10 12:51 PM
Francisco Javier
La palabra clave: "Representar".

La transubstanciación NO es representación. Se produce realmente ese cambio. Pero una persona sin fe no puede creer en que se produzca.

Y la frase "Quien come mi Carne..." NO representa la comunión con lo creado. Esa frase significa lo que dice, ni más ni menos: que si comes la Carne de Cristo, que si bebes la Sangre de Cristo, Él habita en tí. Es una frase muy clara, sin ambigüedades, y no cabe interpretarla de ninguna otra manera (la semántica es así de tozuda) ¿De dónde se deduce que esa frase significa, en realidad, "comunión con lo creado"?
16/04/10 12:59 PM
Victor Doominical
Pero una persona sin fe no puede creer en que se produzca
Esto es exactamente lo que dicen los ufólogos, echadores de cartas y otros magufos cuando alguien pretende poner en tela de juicio sus actuaciones.
Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en Mí y Yo en él.
En el momento de la comunión eres "uno" con dios, sin embargo no se produce ninguna transformación a no ser que tengas fé, y le remito al primer párrafo para que interprete mis palabras.
16/04/10 1:10 PM
ARISTO
La transubstanciación no es una "creación humana". Si fuera humana no tendría sentido: El que el Cuerpo y la Sangre de Cristo ESTÉN REALMENTE PRESENTES BAJO LA FORMA DEL PAN Y EL VINO, eso sí es transubstanciación; y no es una realidad humana, sino TOTALMENTE DIVINA.
16/04/10 1:11 PM
Victor Doominical
Hola Aristo, bueno si es una creación divina, por que se tardó tanto en "crearse" concretamente durante el concilio de trento.
¿Por que los católicos antes de esa fecha no tuvieron ese privilegio de ser uno con dios durante la comunión?
16/04/10 1:18 PM
Francisco Javier
"En el momento de la comunión eres "uno" con dios, sin embargo no se produce ninguna transformación a no ser que tengas fé"

No, hombre, el hecho de la trasubstanciación se produce, aunque no se tenga fe. Si no se tiene fe lo que ocurre es que no se cree que ese hecho se produce. Pero sí se produce.

"Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en Mí y Yo en él." Si no hay transubstanciación, ¿cómo puedo comer Su Carne y beber Su Sangre? Sin transustanciación como pan y bebo vino, y no entro en comunión con Dios.

Como me fío de la veracidad de las palabras que Cristo pronunció en la Tierra entre los suyos, esta frase tiene que verse cumplida. Y, de hecho, se cumple en la Misa, con la Consagración. Además, así cumple también lo que prometió a sus discípulos -y cito otra vez de memoria-: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Y todos los días viene y está con nosotros en la celebración Eucarística.
16/04/10 1:24 PM
Francisco Javier
"En el momento de la comunión eres "uno" con dios, sin embargo no se produce ninguna transformación a no ser que tengas fé"

No, hombre, el hecho de la trasubstanciación se produce, aunque no se tenga fe. Si no se tiene fe lo que ocurre es que no se cree que ese hecho se produce. Pero sí se produce.

"Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en Mí y Yo en él." Si no hay transubstanciación, ¿cómo puedo comer Su Carne y beber Su Sangre? Sin transustanciación como pan y bebo vino, y no entro en comunión con Dios.

Como me fío de la veracidad de las palabras que Cristo pronunció en la Tierra entre los suyos, esta frase tiene que verse cumplida. Y, de hecho, se cumple en la Misa, con la Consagración. Además, así cumple también lo que prometió a sus discípulos -y cito otra vez de memoria-: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Y todos los días viene y está con nosotros en la celebración Eucarística.
16/04/10 1:29 PM
Victor Doominical
Que poca deberia de querer dios a las personas antes del concilio de trento...
16/04/10 1:31 PM
ARISTO
Don Victor, el problema de tirar de Wikipedia es que la información es...la que es. Efectivamente, el Concilio de Trento DEFINIO DOGMATICAMENTE PARA EVITAR Y COMBATIR HEREJIAS lo que ya era una práctica habitual en los cristianos desde que Cristo nos dijo que "la hiciéramos en memoria suya".

Cristo, en la última cena, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, como memorial de su muerte y resurrección, ordenando a sus apóstoles celebrarla "hasta que vuelva" (1C 11,26) y constituyéndoles en sacerdotes del Nuevo Testamento, de forma que a través de la Santa Misa se le reciba a El mismo, como alimento.

El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras, requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre, o sea, no solamente acordarse de El y de lo que hizo.

Aunque los primeros cristianos se reunían diariamente en el templo y escuchaban los sermones de los Apóstoles, es más bien con la Resurrección de Cristo, ocurrida el primer día de la semana, cuando definitivamente el sábado da paso a la realidad que se anunciaba, la fiesta cristiana que se verificaba ese primer día, el Día del Señor –Doménica Dies–. Por eso nuestros antecesores en la fe cristiana tenían el Domingo sus reuniones litúrgicas para escuchar la Escritura, que consistía en lecturas del A.T. y así poco a poco, se iban juntando en casas particulares para oficiar la Santa Eucaristía (Liturgia) con el fin de comulgar los Santos Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Mientras tanto, los cristianos helenistas –o sea, los que habían adoptado la cultura griega– se irán apartando de la sinagoga judía para reunirse en Asamblea, alrededor de las mesas en sus casas privadas, para compartir también el pan de vida de la Palabra y conmemorar la fracción inolvidable del pan, recordando aquel primer día, el de la Resurrección, cuando camino de Emaús, Jesús encuentra a dos de discípulos, Cleofás y otro que no sabemos su nombre (y que podía ser incluso su propia mujer, María) y accede a la invitación de ellos para permanecer aquella noche y compartir la comida, procediendo a bendecir el pan, partiéndolo en trozos y dándoselos, signo claro de la presencia del Maestro con ellos.

La liturgia de las dos mesas El encuentro en el camino de Emaús marcó, por así decirlo, el orden litúrgico a seguir en nuestra Iglesia (Lc 24, 13.35)

Sus palabras: "El que me ama guarda mi palabra" (Jn. 14,15) y aquellas de "Haced esto en memoria mía" de la Cena Pascual, aún resonaban vivas y fueron incorporadas prontamente a la Iglesia primitiva de los primeros siglos.

Y de este modo, la misma realidad transformada por Cristo, sella una nueva alianza con el Verbo o Palabra encarnada y su nuevo maná eucarístico que da vida eterna y en abundancia.

El Apóstol Santiago compuso la primera Liturgia cristiana, de la cual derivan las actuales de San Juan Crisóstomo y San Basilio El Grande.

Nunca este pueblo de Dios (o sea, nuestra Iglesia) debiera olvidar los eventos salvíficos realizados por Nuestro Señor Jesucristo, que dieron vida a nuestra liturgia, siendo nuestra Iglesia Católica una Iglesia de Memoria.

Por eso y a causa de nuestras debilidades, necesitamos repasar y recordar las Escrituras que –leídas desde la mesa del ambón– nos recrean los pasajes mesiánicos y de los profetas que hablan de El, como lo hacemos en las Lecturas Sagradas durante la Liturgia de la Palabra.

Luego tras reafirmar esa fe recitando el Credo, nos movemos de la mesa del ambón a la mesa del altar para la Liturgia de la Eucaristía y procedemos como en Emaús, a dar gracias y a la fracción del pan, donde ya lo reconocemos presente, para recibirlo luego como alimento en la Sagrada Comunión.

En esencia En cuanto a las lecturas, estas fueron incorporando las cartas o epístolas –que con tanta especial veneración conservaban los primeros cristianos– escritas por San Pablo a los Romanos, a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, a las comunidades en Tesalónica, a Timoteo, a Filemón, la carta o disertación a los Hebreos, la carta de Santiago que termina como un sermón dirigido a todos los creyentes esparcidos en el mundo, las cartas de San Pedro a las diversas comunidades y las de San Juan. De igual modo, posteriormente fueron incorporando los Evangelios y el Libro del Apocalipsis. En los siglos IV y V, todos estos escritos fueron declarados por la Iglesia como inspirados por el Espíritu Santo e incluidos en el canon, formando los libros del A.T. –escritos en griego– los que componen hasta el día de hoy nuestra Biblia de 73 libros (46 del A.T. y 27 del N.T.)

De la misa actual solo conservamos en griego el Kyrie, que es el Señor, siendo el Papa San Dámaso quien cambió en el siglo IV los textos de la misa del griego al latín, ya que todas las lecturas eucarísticas eran leídas en griego.

Si pensamos hoy en el profundo sentido de la Santa Misa, están estos dos momentos de Jesús:

1. En la Liturgia de la Palabra se nos revela el sentido de nuestra vida e historia, a veces oculto por nuestra falta de fe y de convicciones sólidas y
2. La liturgia eucarística nos permite acercarnos a lo central del misterio (consagración) y en la comunión compartir el pan sacramental y unirnos a los hermanos.

Espero que le haya servido.
16/04/10 1:39 PM
Christopher
Hombre, Víctor, no seas palurdo. La palabra "transubstanciación es del Concilio de Trento, pero la realidad que expresa es de Cristo. Estudia los Santos Padres: san Ignacio de Antioquía, san Ireneo, Tertuliano, san Justino, etc. Todos tienen textos que demuestran que creían en exactamente lo mismo que el Papa hoy en día, es decir en la transubstanciación, aunque evidentemente no lo llamaban así.

Advertían contra el sacrilegio de tomar la carne y la sangre del Señor sin estar en gracia (¿se te ha olvidado ese pasaje de san Pablo a los corintios?). Profesaban que la Hostia era "carne verdadera" y que el vino se transormaba en "sangre verdadera".
16/04/10 1:45 PM
Victor Doominical
Gracias Aristo por tus sabias palabras. En verdad la fe en un cristo redentor por todos nosotros reconforta.
16/04/10 1:49 PM
Francisco Javier
La celebración eucarística se celebra en la Iglesia desde el principio. Es decir, que Cristo se ha hecho presente en medio de Su Pueblo bajo las especies del pan y el vino desde el principio hasta hoy. ¿No le parece suficiente amor por parte de Dios hacerse pan por nosotros?

Y bueno, ¿no le parece suficiente amor por parte de Dios haberse hecho hombre, dejarse matar por salvarnos y abrirnos el camino a la Vida Eterna junto a Él? No sé usted, pero a mí me seduce la idea de un Dios que hace todo eso por mí; un Dios que se ha detenido a pensarme, luego por amor crearme y luego por amor sacrificarse por mí. Y, por si fuera poco, ¡me deja que coma Su Carne y Su Sangre! Es una auténtica locura, pero...¡bendita locura!..de amor por mí. Y por todos. ¡Vaya si nos quiere Dios a todos los hombres y de todos los tiempos!

Y discúlpeme, pero antes del concilio de Trento había Misa y, por lo tanto, Cristo estaba en medio de Su Pueblo en la época anterior a Trento.
16/04/10 1:55 PM
Victor Doominical
Gracias a todos.
16/04/10 2:01 PM
Lluís
Víctor Dominical, entiendo tus mensajes tendenciosos al mismo tiempo que te aconsejo que estudies la Santísima Trinidad, que te es lejana intelectualmente ahora mismo.
16/04/10 3:04 PM
Lo cierto es que hay ritos "inculturados" que estan aprobados formalmente por Roma. Tal es así con el rito llamado "congoleño" que pese a sorprender por sus bailes, sus referencias a los antepasados y las danzas alrrededor del altar es conforme a las normas eclesiasticas.

Vease si no:

http://www.youtube.com/watch?v=3hL-OV3nYp8

Sorprendente, ¿no? ( no le digan nada a Vinuesa de este video que se va a disgustar).

Claro que los obispos africanos se tomaron la molestia de tratar el tema con Roma consiguiendo la aprobación del rito en cuestión. A ver si aprenden los obispos brasileños ( y los que no lo son)
16/04/10 6:52 PM
Percival
Esteban: el Papa ha hablado, habla y hablará. Y ha actuado (que es más importane), actúa y actuará. Pero lo que dice y hace no llega a ser conocido por todos, especialmente si sólo ven cierta TV y leen cierta Prensa (o cierta Web).
Sólo recuerdo el ejemplo enormemente significativo de la reciente Carta enviada a los Obispos y la Iglesia en Irlanda. Pero ya lo hizo también con los casos en EE.UU., y en otras situaciones que no enumero.
Un saludo.
¡Y felicidades al Papa en su cumpleaños!
16/04/10 7:05 PM
Esteban
NO se porque se borró mi comentario. Percival, ese es el problema, el Papa tiene que contrarrestar esta situaciónq ue desacredita a la Iglesia, hablando mas sobre el tema, al ensi mismarse otra vez en cosas como "abusos liturgicos", da la imagen de que para el Papa no le interesan estas cosas, por eso critico el asesoramiento que esta teniendo el Papa, en un momento de crisis y golpeteo, Juan Pablo II, con sus enfermedades y todo, sabía manejarse muy bien en estas situaciones.
17/04/10 6:42 PM

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