Los relatos evangélicos evocan el sufrimiento de tantos chilenos

El cardenal Errázuriz recuerda a las víctimas del terremoto en Chile en su mensaje de Pascua de Resurección

El cardenal Francisco Javier Errázuriz, en su mensaje de Pascua de Resurrección, aseguró que la «oscuridad y el terremoto que se produjeron después de la muerte en la cruz de Jesucristo, según los relatos de los evangelios, nos evocan en estos días el sufrimiento de tantos chilenos». El arzobispo de Santiago de Chile dijo que «son millones los chilenos que hemos experimentado un fuerte remezón, un terremoto interior, una fuerza y un despertar del alma», y que «este despertar muestra que el Señor nos invita a responder al terremoto de la muerte con la conversión de la vida y la resurrección, colaborando con las gracias del Resucitado que nos con-mueven».

(Agencias/InfoCatólica) Una reflexión sobre los difíciles momentos vividos en el país después del terremoto y tsunami del 27 de febrero, predicó el sábado el cardenal Francisco Javier Errázuriz, en su mensaje de Pascua de Resurrección, evocando “el sufrimiento de tantos chilenos; sobre todo, de los que vieron el derrumbe de sus casas, la pérdida de la vida de las personas muy querida”, dijo el arzobispo de Santiago. Asimismo, destacó que “el golpe de la naturaleza”, le restó importancia a lo pasajero y consistencia de las seguridades terrenales, mostrando el valor de la vida, la fe, la amistad, los lazos familiares, el servicio y la solidaridad.

El viernes el cardenal encabezó la celebración del Vía Crucis, en la población La Pincoya (Huechuraba), donde aseguró que el sufrimiento causado por el terremoto puede ayudar a entender el dolor que padeció Jesús en la Cruz. “Yo creo que todo el sufrimiento nos hace mucho más sensibles para poder seguir los pasos de Jesucristo. Es distinto, cuando uno sufre, percibir lo que él sufrió en los distintos momentos de su Pasión”, comentó el cardenal. Asimismo, recalcó que ambos dolores son distintos, ya que Jesús sufrió por la maldad de los hombres, y los chilenos por un acontecimiento de la naturaleza. “De todas maneras, el que sufre se asocia mucho más al padecimiento de Jesucristo”, dijo. En su mensaje de Pascua, el Cardenal Arzobispo de Santiago de Chile hizo referencia a la muerte y la resurrección de Jesús, que deben vivir también los chilenos.

Al parecer, la Luz de las Naciones se extinguía. Otro de los signos fue un fuerte terremoto, con el cual las rocas se partieron y el velo del Templo se rasgó. Era la Roca viva la que, al parecer, se partía. El centurión y quienes hacían guardia con él se llenaron de miedo y exclamaron: ‘Verdaderamente éste era el Hijo de Dios’.

La oscuridad y el terremoto que se produjeron después de la muerte en la cruz de Jesucristo, según los relatos de los evangelios, nos evocan en estos días el sufrimiento de tantos chilenos; sobre todo, de los que vieron el derrumbe de sus casas, la pérdida de la vida de personas muy queridas, y el colapso de incontables esperanzas y seguridades humanas. Muchos, al constatar tanta angustia, destrucción y desvalimiento, se preguntaron: ¿Y dónde estaba Dios?

La pregunta lacerante tuvo mayor validez que nunca ese Viernes Santo. ¿Dónde estaba Dios mientras Jesús moría? La respuesta es impactante. Nuestro Dios estaba ahí, clavado en el madero de la cruz, muriendo por nosotros; estaba ahí, perdonando nuestras culpas; estaba ahí, en la cruz, escribiendo con su sangre y con su silencio que nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos..

Impresionante verdad: en el silencio de la oscuridad, Dios estaba sellando la Nueva Alianza con su sangre. Dios daba su vida humana para que tuviéramos vida divina, confianza en Él e ilimitada paz, a fin de que un día lleguemos al país de la vida plena y la verdadera felicidad. Dios daba su vida para que lográramos responder a las desgracias y los golpes de esta vida con la confianza de apoyarnos en Él y de saber que en esta vida todo, absolutamente todo, contribuye al bien de los que lo aman y son amados por Él.

“El golpe de la naturaleza le restó importancia a lo pasajero y consistencia a nuestras seguridades terrenas, y mostró el valor inconmensurable de lo que más apreciamos: la vida, la fe, la amistad, los lazos familiares, el servicio generoso, la solidaridad sincera. El Viernes Santo Dios estaba, pero muriendo como el grano de trigo, el germen de vida más fecundo en sorprendentes frutos. Maduran hasta nuestros días entre nosotros.

Son millones los chilenos que hemos experimentado un fuerte remezón, un terremoto interior, una fuerza y un despertar del alma, una sensibilidad que estaba apagada, una voluntad de ayudar y reconstruir, de las cuales ya no teníamos conciencia, pero que manifiestan nuestra verdadera realidad, la más honda: nuestra calidad humana y cristiana. Cuando peregrinamos a los santuarios de la Virgen María, lo hacemos con la nostalgia de realizar nuestra vocación humana y cristiana en su plenitud, como ocurrió en Ella, la madre de Jesús.

“Este despertar muestra que el Señor nos invita a responder al terremoto de la muerte, con la conversión de la vida y la resurrección, colaborando con las gracias del Resucitado que nos con-mueven, inclinándonos hacia lo que es bueno, verdadero, hermoso y fraterno, hacia los bienes de lo alto que el Señor nos conquistó”.

1 comentario

Roberto Donoso Toro
Estimado Señor:

En primer lugar ruego a ustedes poner atención a esta misiva, pues no tiene otro objeto que solicitar vuestra atención sobre un tema que hoy aflige a cientos de trabajadores del ministerio de Educación. Confío en Dios, que nuestros Pastores intercederán ante las autoridades del País, ante el Señor Presidente Sebastián Piñera, El Señor Ministro Joaquin Lavin, puesto que la situación es aflictiva para cientos de trabajadores que solo nos dedicamos a realizar un trabajo profesional y técnico, al servicio de nuestra nación y especialmente de los más necesitados. Esta situación de despidos muchas veces no sólo no se justifica, sino que además atenta contra la moral cristiana y la dignidad de las personas, pues aquellos que se desvinculan del ministerio de Educación, quedan en la indefensión, pues no reciben indemnizaciones ni nada, y además son tratados de forma anticristiana, lo que me parece aún más grave.

Me he atrevido a solicitar vuestras oraciones e intercesión ante las autoridades, como católico, padre de Familia, y como Profesional, pues en los momentos de oscuridad, sólo nuestros pastores nos pueden ayudar a comprender los caminos que nuestro señor nos muestra.



Atentamente en Cristo


Roberto Donoso Toro
Profesor
Profesional Provincial Cordillera
Mineduc
Fono: 90549462
8888854
[email protected]
[email protected]
27/05/10 10:27 PM

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