La Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos rechaza la furia con la que se ataca al Papa desde algunos medios

Todo muy bien pero marche preso. Todas las razones que demuestran la absoluta inocencia, sobre felonías y encubrimientos de los que se acusa al Santo Padre en su vida eclesiástica, serían suficientes si se divulgaran oportuna y adecuadamente. Pero aquí en la Argentina ya hemos comprobado la fuerza de la mentira cuando se asocian intereses ideológicos y comerciales delincuenciales. Fuerza verdaderamente anticristiana que, se potencia con la tibieza de parte de cierta Iglesia Jerárquica en la defensa de sus sacerdotes fieles cuando no con la colaboración concreta por omisión o acción también de otros. Sin pruebas grupos de sacerdotes han acusado al que suponen de “derecha”. El caso del Padre Julio César Grassi es paradigmático: se ‘atrevió’ a realizar buenas y grandes obras – individualmente con una fundación- porque por su carisma y dones personales le ofrecían contribuciones especificas para la beneficencia según él la organizaba. Ahora su obra está materialmente casi arruinada. Es enorme la cantidad de niños y jóvenes que durante ocho años quedaron sin la contención de la Fundación Felices Los Niños. El daño físico, espiritual y en su educación- producido entonces- ya es irreparable. ¿Sobre sus supuestos delitos?: ya probó judicialmente su inocencia en quince de los diecisiete que falsariamente se le imputaron y está a un paso de su total y clara absolución.