Un arzobispo chileno moviliza a los fieles contra el adoctrinamiento propuesto por el lobby gay

De aplaudir es la actuación de Monseñor Caro y la permanente postura del Vicario para la Educación, Mons. Pellegrin, pero es lamentable el silencio que se ha producido en otras diócesis de Chile, pues el famoso "Manual educativo" no sólo ha comenzado a pervertir a los niños y jóvenes de Puerto Montt, sino que según el mismo lobby homosexual ya lo hace en Santiago, Chillán, Temuco, Concepción, Valparaíso, La Serena, Antofagasta, etc., además de contagiar la iniciativa al Gobierno de Uruguay, Gendarmería de Chile y a diversas ramas de los Boy Scouts. Su distribución, cabe recordarlo, recibió en un principio el respaldo del Ministerio de Educación, de la Junta de Extremadura y de la Embajada de los Países Bajos. Es increíble además que colgados del slogan antidiscriminatorio que tanto ha allanado el camino para el lobby, sirva además, como la llave que les permita pervertir a la juventud chilena.
Es de esperar que la oposición a estas iniciativas se fortalezca y no se limite a meras declaraciones de buenas intenciones...esas sobran...si no que se pase a los hechos,y que por ejemplo, en aquellos colegios que se declaran católicos se cierre la puerta a estas bestialidades, y que la Iglesia lo haga en los colegios en que mantiene injerencia.

La homosexualidad es una enfermedad de las tantas que sufre el ser humano, por desequilibrios que en el caso son hormonales; por lo tanto, se opone a la Naturaleza, que rechaza todo lo que es estéril. Soy ecologista, y por ende me opongo a todo lo que viola las leyes de la Naturaleza. En el caso, el sexo es la manera de asegurar la continuidad de la especie, y los homos violan esta estrategia natural. El resultado ha sido que los homos introdujeran en nuestra sociedad - y siguen haciéndolo - el SIDA. No comprendo cómo a gente como los leprosos se los encierra porque son un peligro de contagio, y a los homos no, que al vender su sangre generan una enfermedad espantosa. Por lo demás, los Estados deben fomentar lo que es favorable para su pueblo, y el sexo normal puede crear nuevas vidas para reemplazo de las que mueren, razón por la cual debe ser protegido por los Estados, contrariamente a lo que sucede con la homosexualidad que no aporta nada a la sociedad y, por el contrario, obliga a desviar enormes sumas retiradas de la investigación del cancer para intentar satisfacer un acto antinatural. Querer aparear la homosexualidad a la sexualidad natural es una aberración de los gobernantes. Por supuesto, no es cuestión de castigar a enfermos, pero se les debe exigir que curen su enfermedad; el primer paso es no favorecer los contagios, lo que requiere la prohibición del acto y la obligación de tratarse. No entro en el tema religioso, pues el problema central es la violación de las leyes naturales, que nada tienen que ver con ello. Es simplemente un peligro a la salud del pueblo; mal se puede fomentarlo con ventajas y subvenciones, intentando dar dignidad a un acto no sólo antinatural, sino además repugnante porque utiliza precisamente el órgano previsto por la naturaleza para descargar desechos de la alimentación, o sea el órgano menos pasible de dignificar al ser humano. En todas las culturas, defecar es un acto privado, considerado como una necesidad natural que, por su carácter desagradable, reclama privacidad. Nadie puede defecar en público, los pueblos no lo toleran; ¿por qué a los homos les permiten fomentar estas costumbres asquerosas?