(InfoCatólica) La Iglesia en Nigeria lleva largo tiempo siendo una de las iglesias locales que sufren más persecución, llenando el cielo de mártires. Al mismo tiempo es una de las más pujantes del continente africano y por tanto del mundo, con un porcentaje de católicos bautizados que practican su fe muy elevado. Igualmente las vocaciones al sacerdocio no paran de crecer.
Es por ello que el episcopado nigeriano tiene un plus de autoridad moral cuando se trata de defender la fe por la que sus fieles arriesgan su vida y derraman su sangre.
En ese sentido, cabe señalar la claridad con la que Mons. Lucuius Iwejuru Ugorji, arzobispo de Owerri y presidente de la CNBC, se ha manifestado respecto a Fiduccia Supplicans al dirigirse a la plenaria del episcopado de su país. El prelado ha dicho:
«Dadas las ambigüedades de la Declaración (Fiducia Supplicans), el documento suscitó rápidamente reacciones encontradas de aceptación, reserva escéptica y franco rechazo por parte de Conferencias Episcopales y obispos individuales de todo el mundo. Normalmente, los documentos de la Santa Sede deberían fomentar la unidad y la comunión entre los obispos en materia de doctrina, moral y liturgia. Desgraciadamente, Fiducia Supplicans tiende a herir la unidad y la catolicidad de la Iglesia».
Y ha añadido:
«En medio de esta confusión y retroceso debemos, como pastores con la tarea pastoral de salvaguardar el depósito de la fe en su pureza e integridad, mantener la enseñanza de la Iglesia basada en las Sagradas Escrituras y la Tradición. En la Nueva Era en la que nos encontramos, donde los protagonistas y patrocinadores de las ideologías secularistas postmodernas utilizan el poderoso instrumento formador de opinión de los medios de comunicación de masas para difundir una cultura permisiva en nombre de la libertad y los derechos humanos, deberíamos ser capaces de discernir y diferenciar adecuadamente entre la «voz de Dios» y la «voz del mundo»».
Y ha sentenciado, en contra de lo dispuesto en el texto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe:
«En línea con nuestra anterior Aclaración y la Declaración de la SECAM, debemos seguir enseñando a nuestros fieles que no hay posibilidad de bendecir a parejas del mismo sexo o uniones del mismo sexo en la Iglesia en África. Los actos homosexuales son actos de grave depravación, intrínsecamente desordenados y, sobre todo, contrarios a la ley natural (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357)».
Por último, recuerda el papel de los obispos:
«En cumplimiento de nuestra misión pastoral y profética, también debemos seguir insistiendo en que Dios ama incondicionalmente al pecador y le llama al arrepentimiento para que pueda vivir. Como pecadores, se nos anima a todos a emular al Hijo Pródigo, que abandonó su pasado pecaminoso y volvió a la casa de su padre (cf. Lc 15, 11-32)».