Francisco defiende Fiducia Supplicans: «Bendigo a dos personas que se aman»

Parece que confronta a la pujante y mártir Iglesia en África

Francisco defiende Fiducia Supplicans: «Bendigo a dos personas que se aman»

En un entrevista concedida a la revista Credere, Francisco vuelve a la cuestión de las bendiciones para las parejas homosexuales: «Nadie se escandaliza si doy la bendición a un empresario que explota a la gente, mientras que se escandalizan si se la doy a un homosexual». La perplejidad por los «argumentos de paja» a la hora de intentar justificar la Declaración continúan, pues Iglesia siempre ha bendecido al pecador y no al pecado.

(Vatican.news/InfoCatólica) «Todos, todos, todos». Lo dijo en Lisboa y lo repitió en numerosas ocasiones para reiterar ese principio de acogida en la base de la misión pastoral de la Iglesia y también para encuadrar las bendiciones para las parejas «irregulares» (incluidas las homosexuales) como propone el documento doctrinal Fiducia Supplicans.

Francisco repite lo que ya se mencionó en la audiencia al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que redactó la declaración: «No bendigo un 'matrimonio homosexual', bendigo a dos personas que se aman y les pido también que recen por mí», explica El Pontífice en la conversación con el director de Credere, Vincenzo Vitale.

«Siempre en las confesiones, cuando llegan estas situaciones, personas homosexuales, personas casadas nuevamente, siempre rezo y bendigo. La bendición no se le debe negar a nadie. Todos, todos, todos. Atención, hablo de personas: las que son capaces de recibir el Bautismo».

«Los pecados más graves – añade el Papa – son aquellos que se disfrazan con una apariencia más 'angelical'. Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que quizás explota a la gente: y esto es un pecado gravísimo. Mientras se escandaliza si se lo doy a un homosexual…. ¡Esto es hipocresía! Todos debemos respetarnos unos a otros. ¡Todos! El corazón del documento es la acogida».

Argumento de paja

Se desconoce si Francisco ha dado alguna vez su bendición a un empresario que explota gente públicamente y que haya pedido la bendición de su actividad empresarial, que es lo que el Papa pretende que se haga con los que, de forma pública, conviven maritalmente sin estar casados por la Iglesia y piden que se bendiga su amor, su pecado mortal. Bien es sabido que el amor acompañado de relaciones sexuales entre adúlteros, entre fornicarios y entre homosexuales, es contrario a la ley de Dios, al evangelio, a la Tradición y al Magisterio bimilenario de la Iglesia de Cristo, como el propio Papa Francisco ha afirmado y la misma declaración confirma.

El Papa rechaza así la postura de la gran mayoría de la Iglesia en África que se opone a benedecir parejas homosexuales. En su nota pública, que se titula (y acordada con el Papa y el Cardenal Fernández): «NO a la bendición de parejas homosexuales en las Iglesias católicas», argumentaron su decisión de la siguiente manera:

Las Conferencias Episcopales prefieren, en general, -cada obispo siendo libre en su diócesis- no ofrecer bendiciones a parejas del mismo sexo. Esta decisión se basa en la preocupación por la posible confusión y escándalo dentro de la comunidad eclesiástica.

[...] Para respaldar esta posición, una gran mayoría de las intervenciones de los obispos africanos se basan, sobre todo, en la Palabra de Dios. Citan pasajes que condenan la homosexualidad, en particular, Lv 18:22-23, donde la homosexualidad está explícitamente prohibida y considerada una abominación. Este texto legislativo da testimonio de estas prácticas en el contexto de Israel, así como de otras prácticas que Dios prohíbe, como el infanticidio (Cf. el sacrificio de Isaac). Una Conferencia Episcopal añadió el escándalo de los homosexuales de Sodoma (Cf. Gen 19, 4-11). En la narración del texto, la homosexualidad es tan abominable que conducirá a la destrucción de la ciudad. En el Nuevo Testamento, San Pablo, en la Carta a los Romanos, también condena lo que él llama relaciones antinaturales (Cf. Rom 1:26-33) o costumbres vergonzosas (Cf. 1 Cor 6:9-10).

Esta noticia no admite comentarios.