(Dominicos.org/InfoCatólica) Patrimonio Nacional y el Museo de Historia de Madrid celebran con Atocha, quinientos años de historia de Madrid los cinco siglos que han transcurrido desde la cesión de la custodia de la imagen de Nuestra Señora de Atocha a los frailes dominicos y la construcción del convento en el lugar que ocupaba la ermita-santuario. La exposición, inaugurada este miércoles 11 de octubre, permite descubrir la historia y evolución de la Real Basílica y su estrecha relación con Madrid y con la monarquía
Durante la presentación, Fr. Iván Calvo Alonso, O.P., prior del convento Ntra. Sra. de Atocha, ha destacado que durante estos 500 años los dominicos han intentado promover la devoción a la Virgen, y eso ha ayudado a la vida espiritual de la gente. También ha señalado que han intentado promover las relaciones entre la Virgen y la Casa Real, y que otra de sus misiones ha sido el diálogo con la ciudad de Madrid, «colaborando en la trasformación del entorno urbano». El Prior concluyó diciendo que esta exposición contribuirá a reconocer la importancia de este rincón de Madrid, «que no es pasado, sino que sigue vivo y que sirva para dar a conocer a la Virgen de Atocha y todo lo que ha supuesto para la vida de mucha gente y para la historia de esta ciudad de Madrid y de nuestro país».
Cesión de la ermita
El 10 de julio de 1523 se firmó la escritura de cesión de la ermita de Nuestra Señora de Atocha por la abadía de Santa Leocadia de Toledo a favor de los frailes de la Orden de Santo Domingo, con el fin de establecer a las afueras de Madrid un convento con la advocación de esta Virgen.
En estos 500 años, este convento ha pasado por diferentes etapas, tanto arquitectónicas como históricas, todas ellas muy relacionadas con la corona y la ciudad. La exposición nace, así, con el propósito de mostrar a todos sus visitantes, la historia de esta advocación y, sobre todo, de su relación con la ciudad de Madrid.
La muestra exhibe más de una decena de piezas procedentes de las Colecciones Reales: platería, textiles, obra pictórica... Entre todas, destaca una Custodia de 1859, de plata dorada con piedras preciosas, regalo de Isabel II. La Custodia se ha restaurado en los talleres del Palacio Real de Madrid, donde se ha recuperado el sello del platero que la fabricó.
Los talleres de Palacio también se han encargado de la restauración de varios textiles que forman parte del ajuar de la Virgen de Atocha. Entre ellos, un manto que utilizó la reina María Cristina en su boda y un vestido de María de las Mercedes que Alfonso XII regaló a la Basílica de Atocha tras su fallecimiento. También se expone el «Libro de fundaciones y donaciones hechas a la imagen de nuestra señora de Atocha», que reúne una compilación de los regalos recibidos entre 1523 y 1883 y que procede del Archivo General de Palacio.
La Basílica
La Basílica de la Virgen de Atocha se erige como uno de los centros de devoción más antiguos e ilustres de Madrid. Aunque el templo, construido en 1951 con un estilo escurialense, podría engañar con su apariencia moderna, su historia tumultuosa, marcada por contratiempos y destrucciones, revela la profundidad de su antigüedad.
Las raíces del culto a la Virgen de Atocha se remontan al siglo VII, cuando en una pequeña ermita, la Virgen brindaba consuelo a los cristianos que practicaban su fe bajo el dominio musulmán. Esta ermita, unos de los pocos lugares permitidos por los musulmanes para el culto cristiano en Magerit, la futura capital de España, ha sido el punto de partida de una devoción que perdura.
A lo largo de los siglos, la Virgen de Atocha se convirtió en objeto de veneración real, desde la entrada de Alfonso VI en Madrid durante la Reconquista hasta los tiempos actuales. Felipe II, en momentos cruciales de su reinado, acudía al templo, mientras que Felipe IV proclamó a la Virgen como protectora de la Familia Real y de la monarquía española. Isabel II también demostró su devoción, regalando trajes y joyas a la Virgen. Incluso el rey Alfonso XII contrajo matrimonio dos veces frente a la Virgen de Atocha.
A pesar de estos lazos estrechos con la realeza, el templo no estuvo exento de tragedias. Durante la invasión francesa en 1808, el convento fue saqueado por las tropas napoleónicas, y la desamortización de 1834 sumió al edificio en el abandono. La Guerra Civil en 1936 trajo consigo la profanación e incendio de la basílica, así como el asesinato de cinco monjes dominicos. Sin embargo, la imagen de la Virgen de Atocha, oculta por una familia de feligreses, escapó a la destrucción.
La Virgen, datada de principios del gótico entre los siglos XIII y XIV, es una obra de arte simple pero encantadora. Porta una manzana mientras el Niño Jesús, bendiciendo con la mano derecha, sostiene un libro de sabiduría con la izquierda. Esta pequeña imagen de 60 cm. de altura ha sobrevivido milagrosamente a saqueos y destrucciones, ocupando hoy su lugar en el altar de la iglesia.
Además, el templo alberga el Santo Niño de Atocha en una de sus naves, donde Jesús niño se presenta vestido de peregrino. También es notable que el filósofo José Ortega y Gasset fue bautizado aquí, y que en el convento residió Fray Bartolomé de las Casas, defensor de los indígenas americanos. Una escultura en el patio de entrada conmemora a Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, añadiendo más capas a la rica historia de este venerable santuario madrileño.
