Francisco: «¡Con Jesús lo que parece imposible en solitario ya no lo es, con Jesús se puede avanzar!»

«Acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos»

Francisco: «¡Con Jesús lo que parece imposible en solitario ya no lo es, con Jesús se puede avanzar!»

El Papa habló durante el Ángelus domincal acerca del pasaje del evangelio de la Misa de ayer. En el mismo, Jesús preguntó a sus discípulos quién dice la gente que es Él. La gente tenía, y tiene, varias opiniones sobre Jesús. Algunos lo ven como un gran maestro y una persona especial. Francisco advirtió que esto no es suficiente para entender la verdadera identidad de Cristo.

(InfoCatólica) El Papa resaltó que Cristo no es solo un recuerdo del pasado, sino el Dios del presente. Si fuera solo una figura histórica, sería imposible imitarlo y seguir su ejemplo. En cambio, Jesús está vivo y presente en la Iglesia y en el mundo. Acompaña a las personas en sus caminos más difíciles y desafiantes.

El Papa mencionó a Pedro, quien reconoció en Jesús al Hijo del Dios vivo y al Cristo esperado. Jesús no es solo un héroe del pasado, sino el Mesías y el Hijo de Dios vivo que comparte las alegrías y desafíos de nuestras vidas.

El Papa exhortó a mirar siempre a Jesús y a confiar en su presencia en nuestras vidas. Alentando a responder a la pregunta crucial que Jesús plantea: «¿Quién dices que soy yo?» El Papa instó a reflexionar sobre nuestra relación personal con Jesús y si se confiamos en Él en momentos difíciles, si nos nutriemos su presencia a través de la Palabra y los Sacramentos, y si seguismos su guía en comunidad con otros.

El Papa concluyó pidiendo la ayuda de María, Madre del Camino, para sentir la presencia viva de su Hijo en nuestras vidas.

Comentario completo del Papa sobre el evangelio

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en el Evangelio (cf. Mt 16,13-20) Jesús pregunta a los discípulos – una hermosa pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» (v. 13).

Es una pregunta que podemos hacernos también nosotros: ¿Qué dice la gente de Jesús? En general, cosas hermosas: muchos lo ven como un gran maestro, como una persona especial: buena, justa, coherente, valiente… Pero, ¿esto es suficiente para entender quién es, y, sobre todo, es suficiente para Jesús? Parece que no. Si Él fuera solamente un personaje del pasado – como lo eran para la gente de aquel tiempo las figuras citadas en el mismo Evangelio, Juan Bautista, Moisés, Elías y los grandes profetas – sería solo un hermoso recuerdo de un tiempo pasado. Y esto para Jesús no está bien. Por eso, inmediatamente después, el Señor plantea a los discípulos la pregunta decisiva: «Y vosotros – ¡vosotros! – ¿quién decís que soy yo?» (v. 15). ¿Quién soy yo para vosotros, ahora? Jesús no quiere ser un protagonista de la historia, sino que quiere ser protagonista de tu presente, de mi presente; no un profeta lejano: Jesús quiere ser el Dios cercano.

Cristo, hermanos y hermanas, no es un recuerdo del pasado, sino el Dios del presente. Si fuera solo un personaje histórico, imitarlo hoy sería imposible: nos encontraríamos frente al gran foso del tiempo y, sobre todo, ante su modelo, que es como una montaña altísima e inalcanzable; deseosos de escalarla, pero sin las capacidades ni los medios necesarios. En cambio, Jesús está vivo: recordemos esto, Jesús está vivo, Jesús vive en la Iglesia, vive en el mundo, Jesús nos acompaña, Jesús está a nuestro lado, nos ofrece su Palabra, nos ofrece su gracia, que iluminan y reconfortan en el camino: Él, guía experto y sabio, está feliz de acompañarnos en los senderos más difíciles y en las ascensiones más impracticables.

Queridos hermanos y hermanas, en el camino de la vida no estamos solos, porque Cristo está con nosotros, Cristo nos ayuda a caminar, como hizo con Pedro y con los demás discípulos. Precisamente Pedro, en el Evangelio de hoy, lo comprende y por gracia reconoce en Jesús «el Hijo del Dios vivo» (v. 16): «Tú eres el Cristo, Tú eres el Hijo de Dios vivo», dice Pedro; no es un personaje del pasado, sino el Cristo, es decir, el Mesías, el esperado; no es un héroe difunto, sino el Hijo de Dios vivo, hecho hombre y venido para compartir las alegrías y las fatigas de nuestro camino. No nos desanimemos si a veces la cima de la vida cristiana parece demasiado alta y el camino demasiado empinado. Miremos a Jesús, siempre; miremos a Jesús que camina junto a nosotros, que acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos y apoya sobre nuestros hombros débiles su brazo firme y suave. Con Él cerca, también nosotros tendámonos la mano los unos a los otros y renovemos la confianza: ¡Con Jesús lo que parece imposible en solitario ya no lo es, con Jesús se puede avanzar!

Hoy nos hará bien repetirnos la pregunta decisiva, que sale de su boca: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (cf. v. 15). Tú – Jesús te dice – tú, ¿quién dices que soy yo? Escuchemos la voz de Jesús que nos pregunta esto. En otras palabras: Para mí, ¿quién es Jesús? ¿Un gran personaje, un punto de referencia, un modelo inalcanzable? ¿O es el Hijo de Dios, que camina a mi lado, que puede llevarme hasta la cima de la santidad, allí donde en solitario no soy capaz de llegar? ¿Jesús está realmente vivo en mi vida, Jesús vive conmigo? ¿Es mi Señor? ¿Yo me encomiendo a él en los momentos de dificultad? ¿Cultivo su presencia a través de la Palabra, a través de los Sacramentos? ¿Me dejo guiar por Él, junto a mis hermanos y hermanas, en la comunidad?

Que María, Madre del Camino, nos ayude a sentir a su Hijo vivo y presente junto a nosotros.

 

 

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