Una funcionaria israelí pidió al Abad Nikodemus Schnable que se quitara la cruz pectoral

En el Muro de las Lamentaciones

Una funcionaria israelí pidió al Abad Nikodemus Schnable que se quitara la cruz pectoral

Durante una visita oficial al Muro de los Lamentaciones, una funcionaria de la Western Wall Heritage Foundation – el organismo estatal israelí que administra el lugar más sagrado de los judíos en Jerusalén – pidió al padre Nikodemus Schnabel, abad de la abadía de la Dormición de María, que se quitara la cruz pectoral. El sacerdote mostró su indignación y se negó a retirar la cruz de su pecho.

(Asia news/InfoCatólica) El episodio se produjo mientras el religioso se aproximaba al área de oración reservada a los judíos -pero todavía permanecía fuera de ella- junto a la ministra alemana de Educación e Investigación, Bettina Stark-Watzinger. El hecho fue registrado en un video que luego fue subido a la cuenta de Twitter de Christoph Schult, un periodista del semanario alemán «Der Spiegel».

En el video puede verse al abad benedictino Schnabel respondiendo a la funcionaria: «Esto es muy grave, no estás respetando mi religión. Estás obstaculizando mis derechos humanos. Lo mío no es una provocación, soy abad. Esta es mi vestimenta y la cruz es parte de ella».

El P. Schnabel conectó dicho episodio con los reiterados gestos de intolerancia denunciados en numerosas oportunidades por los líderes cristianos de Jerusalén en las últimas semanas. «Es doloroso ver cómo el clima en esta maravillosa ciudad está empeorando bajo el nuevo gobierno israelí», escribió Abbot Schnabel en sus redes sociales. «Jerusalén es lo suficientemente grande para todos», agregó.

Por su parte, la Western Wall Heritage Foundation emitió un comunicado pidiendo disculpas «por las molestias ocasionadas», pero defendió la actuación de su empleada al señalar cómo «ella se acercó e, inocentemente y con amabilidad, pidió [al abad] si podía cubrirse la cruz, precisamente para evitar inconvenientes como los ocurridos recientemente en la Ciudad Vieja, por respeto al huésped y al lugar. Después de que él se negara  obviamente no se le impidió la entrada y ella se retiró».

Periodista comprueba el odio anticristianos de los judíos

El incidente y los malentendidos mutuos son emblemáticos de la situación en Jerusalén. Hace pocos días, el periodista Yossi Eli, del canal 13 israelí, quiso comprobar personalmente la escalada de odio, que desde hace tiempo es denunciada por los líderes cristianos. El periodista recorrió la Ciudad Vieja de Jerusalén vestido con un hábito franciscano. Pasó un día entero vestido de fraile, acompañado por un franciscano de verdad, fray Alberto Pari, con el permiso de los superiores de la Custodia de Tierra Santa. El periodista recorrió los pasos de decenas de religiosos cristianos de diversas confesiones que diariamente se dirigen al Santo Sepulcro o a sus respectivos conventos. Según muestra un reportaje filmado con cámara oculta y difundido por la cadena de televisión, a los pocos minutos de salir del convento de San Salvatore, el periodista fue acribillado a insultos y escupitajos. Gestos que luego se multiplicaron, y que fueron cometidos inclusive por militares y hasta por un niño.

En la Ciudad Vieja de Jerusalén, el clero cristiano ha sufrido hechos de vandalismo y acoso de manera ocasional, pero en los últimos meses estos incidentes se han incrementado notablemente. En noviembre, dos soldados de la Brigada Givati ​​​​de las Fuerzas de Defensa de Israel fueron arrestados bajo sospecha de escupir al arzobispo armenio y a otros peregrinos durante una procesión en la Ciudad Vieja. A principios de enero, dos adolescentes judíos fueron arrestados por dañar tumbas en el cementerio protestante del Monte Sión. La semana siguiente, el centro comunitario maronita en la ciudad norteña de Ma'alot-Tarshiha fue destrozado por sujetos no identificados durante las vacaciones de Navidad.

También fueron vandalizadas las viviendas de la comunidad armenia de Jerusalén: en reiteradas ocasiones, aparecieron numerosas frases discriminatorias pintadas en el exterior de los edificios del barrio armenio. Algunos observadores vinculan el aumento de estas conductas agresivas a la composición del actual gobierno israelí, que incluye facciones de extrema derecha que, en nombre de la protección de la identidad judía de Jerusalén, se oponen ferozmente a las manifestaciones públicas del culto cristiano.

A principios del mes en curso, el presidente Isaac Herzog condenó la escalada de estos gestos violentos, calificándolos como «una verdadera vergüenza». Se pronunció enérgicamente contra la violencia, «en todas sus formas, dirigida por un grupo pequeño y extremista de personas, contra los lugares santos de la fe cristiana y contra el clero cristiano en Israel», dijo durante el servicio conmemorativo por el fundador del sionismo Theodor Herzl. «Esto incluye escupir y profanar tumbas e iglesias», un fenómeno que, observó, «está aumentando».

 

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