Más de ciento ocho millones de personas viven como refugiados y desplazados de su tierra natal

La Iglesia se vuelca en su asistencia espiritual y material

Más de ciento ocho millones de personas viven como refugiados y desplazados de su tierra natal

Ayer se celebró el Día Mundial del Refugiado, una jornada especial para concienciar sobre una realidad difícil que afecta a cientos de millones de personas en el mundo. Diversas instituciones y organizaciones de la Iglesia ayudan espiritual y materialmente a las personas que huyen de sus hogares a causa de la guerra, la persecución, las crisis sociopolíticas o económicas o las catástrofes naturales. Ayuda a la Iglesia Necesitada es una de estas instituciones que ayuda a los refugiados.

(ACN/InfoCatólica) Según los últimos datos de ACNUR, en 2022 hubo más de 108 millones de personas refugiadas y desplazadas en todo el mundo. Unas cifras que superan los datos registrados hasta ahora y que dan cuenta de una gran crisis humanitaria.

Entre las personas que huyen de sus hogares por la guerra, la persecución, los enfrentamientos políticos y sociales o las catástrofes naturales se encuentra la Iglesia, que trata de consolar a los que han perdido todo.

Un ejemplo de ello es la misión del padre Ubaldino Andrade, sacerdote salesiano de Venezuela pero destinado en el campo de refugiados de Palabek, en Uganda:

«Aquí el 95% de la población viene de Sudán del Sur. Los misioneros salesianos atendemos un total de 16 capillas que se encuentran repartidas por todo el campo. La Iglesia está dispuesta a vivir con los refugiados y compartir sus necesidades, y esto lo aprecian mucho».

Este sacerdote cuenta que muchas de las personas llegaron hasta este lugar hace dos años debido a la guerra civil en Sudán del Sur. «El año pasado llegaron muchos afectados por le cambio climático, porque vivían en zonas donde antes llovía y ahora hay sequías y otros vienen de regiones donde han vivido grandes inundaciones». El padre Ubaldino cuenta a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que la misión de la Iglesia es en primer lugar estar presentes entre los refugiados, compartir sus tristezas y alegrías. «Aquí hay unas 30 agencias de ayuda humanitaria, pero casi todas vienen al campo de nueve de la mañana a cinco de la tarde. Nosotros no nos marchamos, vivimos con ellos todos los días y no nos marchamos en su momento cuando vino el Covid».

Los misioneros salesianos trabajan en el ámbito educativo, llevan adelante varias escuelas infantiles, así como centros de formación profesional. «Tratamos de ayudarlos a descubrir que tiene muchas cualidades y talentos que pueden aprender y hacer cosas buenas para ellos y para los demás». También disponen de unas 1.500 personas involucradas en actividades de agricultura, que reciben formación a través de la gran experiencia en agricultura de estos misioneros. Además, favorecen la seguridad alimentaria, distribuyendo semillas y buscando mercados para la venta de los productos agrícolas, aunque cada vez es más difícil por el cambio del clima.

El padre Ubaldino Andrade agradece la ayuda ofrecida en el campo de Palabek por instituciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), que además de apoyar a los misioneros salesianos con proyectos pastorales, también está presente en la archidiócesis de Gulu, dentro de cuyo territorio se encuentra este campo de refugiados. 

La ayuda a refugiados en la historia de Ayuda a la Iglesia Necesitada

La ayuda de emergencia y para refugiados está profundamente arraigada en la historia de ACN. Esta fundación comenzó facilitando la asistencia espiritual a miles de refugiados católicos al otro lado del Telón de Acero, en Europa del Este. «Después, a lo largo del tiempo se ha desarrollado una acción pastoral de la Iglesia es el tema de la atención al migrante muy importante para nosotros. Esa atención fuerte sigue en algunos contextos particulares, el último en Ucrania, donde estamos apoyando a la Iglesia local con los desplazados que huyen del este del país hacia el oeste y otras zonas donde no hay combates», cuenta Marco Mencaglia, director de proyectos de ACN.

En 2022, ACN destinó 10,8 millones de euros para proyectos de emergencia y para refugiados. Estos proyectos suponen el 11,5% del total de iniciativas de apoyo de ACN. También en muchas partes del mundo la fundación pontificia apoya a cristianos que han sido perseguidos y expulsados a causa de fe, otra de las razones por la que millones de personas se ven convertidas en refugiados.

 

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