Presentan en el parlamento de Israel un proyecto de ley para impedir la evangelización en el país

Ya existe una ley que prohibe incitar a la conversión

Presentan en el parlamento de Israel un proyecto de ley para impedir la evangelización en el país

Dos diputados del parlamento israelí han presentado un proyecto de ley que declararía ilegal la predicación del evangelio en Israel. El texto de Moshe Gafni y Yaakov Asher, de la extrema derecha religiosa israelita, menciona explícitamente los grupos misioneros cristianos.

(Asia News/InfoCatólica) Mons. William Shomali, vicario general del Patriarcado latino de Jerusalén, no oculta su preocupación por el proyecto de ley propuesto por dos diputados israelíes cercanos a la derecha radical que criminaliza la evangelización cristiana. «Un texto», subrayó el prelado, «que va contra la libertad de conciencia» en un solo sentido, porque en el pasado «hubo muchos casos de cristianos, sobre todo de países de la antigua Unión Soviética, que se convirtieron al judaísmo» por convicción o por conveniencia, y a nadie se le ocurrió proponer un texto legislativo para impedirlo.

La semana pasada, Moshe Gafni y Yaakov Asher -dos diputados de la Knesset, el Parlamento israelí- presentaron un proyecto de ley que prohíbe expresamente la evangelización, declarando ilegal cualquier intento por dar testimonio de la vida de Jesús y de sus enseñanzas. Si se aprueba, se prevé penas de hasta un año de cárcel para los infractores. El texto habla de «grupos misioneros, principalmente cristianos», que son los primeros afectados por este mecanismo; excluye la posibilidad incluso de «hablar pacíficamente» tratando de «persuadir o convertir» a una persona «de una fe diferente» mediante «conversaciones cara a cara», pero también a través de «correo o vídeos en línea».

Ya hay una ley restrictiva del proselitismo

En el código israelí ya existía una especie de ley «antimisionaria» que «castigaba al cristiano culpable de proselitismo», señaló Mons. Shomali. «Estaba dirigida a los que intentaban bautizar a un judío, sobre todo si éste tenía intereses económicos o laborales en la institución donde se producía su conversión» continuó. «Por ejemplo, un empleado judío de un hospital católico que se convierte». Y añadió: «Ahora la ley se consolidaría, se reforzaría y castigaría cualquier actividad aunque no haya vínculos, además de duplicar la pena y aplicarse no sólo a los cristianos».

Según All Israel News, el primer objetivo es «hacer ilegal» que los seguidores de Jesús expliquen por qué se lo considera a la vez «el Mesías y Dios» con la «esperanza» de que «los israelíes consideren la posibilidad de seguirlo». Los promotores de la norma son dos miembros de la Knesset, Moshe Gafni y Yaakov Asher, afines al ala judía ultraortodoxa y miembros del Judaísmo Unido de la Torá. El texto, titulado «Prohibición de incitar a la conversión religiosa», modificaría la ley penal israelí de 1977 previendo hasta «un año de cárcel» en caso de intento de «conversión», pena que se eleva a dos años «si la persona es menor de edad».

En la práctica, la ley impide cualquier forma de evangelización en Tierra Santa, desde «una simple conversación sobre Jesús» hasta -ampliando el campo- la producción y publicación de vídeos, artículos u otras formas de medios de comunicación que expliquen el Evangelio. Moshe Gafni es presidente de la Comisión de Finanzas de la Knesset, miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa y de la Comisión Conjunta del Presupuesto de Defensa, mientras que Asher preside la Comisión del Interior y Medio Ambiente.

«Lo preocupante», continuó Mons. Shomali, «es el clima general» en Tierra Santa en las últimas semanas. «La violencia, los muertos, que ya son 14 en el lado israelí y más de 85 entre los palestinos, una cifra que sigue aumentando. La violencia produce violencia, un círculo vicioso, que provoca represalias por ambas partes. »Esperamos que no se produzca una nueva escalada durante el Ramadán«, el mes sagrado de ayuno y oración, advirtió. Nos encaminamos hacia tiempos difíciles», dijo el vicario patriarcal, «pero rezamos y esperamos». El primer paso es «una solución justa» para la cuestión israelí-palestina y para Jerusalén, después se espera «que los peregrinos sigan viniendo, porque son un elemento esencial para nuestra vida. Perder este flujo sería negativo para todos, no sólo para los cristianos», concluyó.

 

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