Fue «modelo de la dignidad y la santidad de la vida sacerdotal»

Monseño Amato ensalza la vida ejemplar del cardenal Sancha en la misa de su beatificación

Miles de fieles asistieron ayer en la catedral de Toledo a la beatificación del cardenal arzobispo Ciriaco María Sancha y Hervás (1833-1909), «padre de los pobres», cuyas reliquias reposan en una urna de plata bajo el altar de la capilla de San Pedro del templo primado, donde fue enterrado hace un siglo. En su homilía, el prefecto de la Congregación para las causas de los Santos, que destacó la «aportación extraordinaria» de beatos de la archidiócesis de Toledo a la Iglesia, hizo hincapié en la «vida ejemplar» de Sancha. «No se ahorró fatigas y sufrimientos y no se detuvo ante trabajos y humillaciones», dijo.

(Agencias/InfoCatólica) La celebración estuvo presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo Amato, y concelebrada por el arzobispo primado Braulio Rodríguez y otros cuatro cardenales españoles: Francisco Álvarez, arzobispo emérito de Toledo; Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y Agustín García, arzobispo emérito de Valencia. Se unió a ellos el cardenal primado de América, Nicolás de Jesús López.

Cuarenta obispos y varios centenares de presbíteros, tanto de Toledo como de otras diócesis, completaron la nómina de concelebrantes.

Los peregrinos llegaron desde las diócesis españolas vinculadas a la vida y ministerio pastoral del prelado -Burgos, Osma-Soria, Ávila, Valencia, Alcalá de Henares, Getafe y Madrid-, y también desde la República Dominicana, el país donde Sancha realizó una de sus primeras fundaciones.

Homilía

El carácter austero del nuevo beato fue elogiado por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, monseñor Angelo Amato quien recordó que el religioso burgalés fundó escuelas nocturnas para la formación de los obreros y defendió el salario justo para ellos. Fue "modelo de la dignidad y la santidad de la vida sacerdotal" y "un modelo de fe y de esperanza así como un dechado de caridad que nos recuerda que el amor de Dios y del prójimo hace dignamente humana nuestra vida"

Monseñor Amato resaltó también la estancia misionera de Sancha en Cuba, donde fundó el Instituto de las Hermanas de los Pobres, y en especial su tarea, a lo largo de toda su vida, de servicio a los pobres, además de la atención que prestó a la formación intelectual y espiritual de los sacerdotes.

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