El cardenal Schönborn espera que no se convierta en norma habitual que los Papas renuncien

Pienso, igualmente, que todo Papa debe permanecer en la Silla de Pedro hasta su fallecimiento. No está bien bajar de la cruz antes de entregar el espíritu al Padre.

También es deseable que los Cardenales defiendan y promuevan la Santa Fe Católica, combatiendo las doctrinas llamativas y extrañas...

Estamos de acuerdo. Pero aplicamos esa regla a partir del siguiente que venga

Por una vez estoy de acuerdo con el Cardenal Schönborn.

¿Y tu admirada Conchita Wurst qué opinará de esto? Sería interesante que volvieras a invitarla(-lo-le) a un nuevo concierto de gargarismos en la catedral de Viena a que exponga su concienzudo y barbado criterio.

Ole ahí Pacomio, has dado en el clavo.

Bien, pero que pasa si el Papa, cae en un estado de enfermedad o postración por un tiempo indefinido, que lo haga incapaz de tomar decisiones o gobernar?

Pues la iniciativa y la presion partió de personas como este Cardenal.

Hasta que lo consiguieron.

Y el Papa Benedicto con los pies muy en la tierra, les entregó lo que tanto ambicionaron: El poder.

Un plato de lentejas.

Si son malos Cardenales no deben renunciar a los 75, sino a los 65 años antes, para que no hagan tanto daño filosofico-teologico.

O con argumentos pastorales imponer las doctrinas de la pseudoizquierda radical sesentera-marxistoide.

Yo espero más bien que no coaccionen a los futuros papas a renunciar

Esto no concuerda con la norma aplicada a los sacerdotes y los obispos que se pueden jubilar. El papa también debe dar ejemplo y adaptarse a lo mismo. De lo contrario el Papa se convierte en un "culto" alternativo a Dios. Debe predominar que el papa es el obispo de Roma antes que papa.

Papa gagá por la edad= Poder omnímodo de la curia.

Si la cabeza no funciona, el papa por responsabilidad debe retirarse.

Y estoy de acuerdo con el apunte / comentario de Pacomio, pues lo que importa es que los " propuestos " como servidores en la viña del Señor, tanto cardenales como obispos, también sean fieles a la Tradición y extiendan la Palabra de CRISTO con justa reciedumbre, y no dejandose influenciar por los poderes temporales de este mundo, los cuales intentan - insistentemente por los medios a su alcance que son muchos - en acabar con la Familia, el Matrimonio, y los criaturas no nacidas_ tratan de anular la moral social. Y de que comience la " evangelizacion ", pues la condenacion esta servida ante la ignorancia o por la triste formación de demasiados fieles, cuyos oidos estan abiertos a los falsos pregoneros con propuestas intencionadamente malvadas.

Recuerdo insistir hasta la saciedad, a una persona importante socialmente, pero que tenía una formación infantil en lo espiritual, insistiendo una y otra vez, que el sólo se confesaba consigno mismo, a lo que yo le repetía " que si sólo se confesaba consigo mismo, tambien se condenaba consigo mismo ", y esa insistencia era porque conocía que estaba muy enfermo - no lo aparentaba - , y finalmente fallecio relativamente joven, de lo que tuve conocimiento por terceros. Se condena el que quiere.

Considerar a Pedro como a un monarca es un residuo del peor pasado, Benedicto vio claro que ello no es así.

Estoy de acuerdo espeto que no se haga costumbre, pero como todo es una opinión personal.

Maximiliano. Así que ya condenó a esa pobre persona conocida suya?

Menos mal que el encargado de juzgar no es usted....
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LF 
Es doctrina católica que salvo por causa de fuerza mayor es obligatorio recibir el sacramento de la confesión para recibir el perdón de los pecados. Para eso instituyó Cristo ese sacramento. No está de adorno. 

Benedicto XVI ha hecho lo que solo un santo ha hecho siempre en su lugar, renunciar al poder, las prebendas y la aclamación popular, para retirarse al desierto y servir a Dios Nuestro Señor desde el silencio y el recogimiento. Es un hecho insólito de humildad en la máxima autoridad de la Iglesia de Jesucristo Nuestro Señor, la Católica Apostólica, que revela amor a la Iglesia por encima del cargo que se ostente en ella.
En un mundo embriagado de vanidad, con una inmensa mayoría queriendo ensalzarse sobre los demás, buscando sus derechos, sus honores, sus privilegios, su reconocimiento público, sus aplausos, su protagonismo, la riqueza, los placeres, la vanagloria, el sucesor alemán de San Pedro, haciendo honor a su condición de hijo de María Santísima Virgen y Madre, prefirió renunciar a todo ello y servir desde el silencio, la discreción y la humildad, pues nadie debiera usurpar el protagonismo de la historia a quien más lo merece, Jesucristo Nuestro Señor, Salvador y Redentor nuestro. Con Benedicto XVI, ya tenemos otro santo en el Cielo intercediendo por toda la Iglesia, pues allí lo llevó seguramente la Santísima Virgen María de la mano, como a un niño, como Dios nos quiere a todos.