Marcos Albertos, capellán castrense, celebra que se les permita acompañar al Cristo de La Laguna

«Artillería sirve a la población y si luego estos soldados tienen fe, bendito y alabado sea Dios»

El capellán del arma de Artillería en Tenerife, Marcos Albertos Albertos, ha declarado a El Día que el rescate de la escuadra de gastadores, por parte del obispo, Bernardo Álvarez, para que vuelva a acompañar al Cristo de La Laguna, «es un motivo de satisfacción y unidad». Para el capellán, «la Artillería es un servicio a la población y si luego estos soldados tienen fe, bendito y alabado sea Dios, porque ese amor y la devoción al Cristo de La Laguna es lo mayor. Si estos artilleros creen y lo demuestran sacrificándose en un desfile ante el Cristo, hay que dar gracias a Dios».

(El Día/InfoCatólica) Hizo estas declaraciones antes de tomar la medalla como nuevo miembro de la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna. Para él ser esclavo, "como chicharrero que soy, es el mayor orgullo que se puede tener, extensivo, además, a la Virgen de Candelaria, por la que siento gran devoción, igual que por el Cristo lagunero".

Al haber sido nombrado por el obispo castrense como capellán de Artillería, Marcos Albertos señaló que, teniendo los artilleros un vínculo tan grande históricamente, no sólo como vecinos que han sido y todavía son, y su vínculo de fe con el Cristo, el ser ahora miembro de la Esclavitud para mí es algo muy grande, porque va mi devoción al Cristo y mi trabajo con la Artillería y esa unión que tienen tan grande entre ellos".

Para el capellán, "la Artillería es un servicio a la población y si luego estos soldados tienen fe, bendito y alabado sea Dios, porque ese amor y la devoción al Cristo de La Laguna es lo mayor. Si estos artilleros creen y lo demuestran sacrificándose en un desfile ante el Cristo, hay que dar gracias a Dios".

Sobre la incorporación de la Escuadra de Gastadores de Artillería este año a la procesión del Cristo por decisión del obispo, dijo que "el acompañamiento de los artilleros al Cristo es un momento importante para La Laguna, para la Esclavitud, para los soldados, para el Ejército y para la población, no sólo de La Laguna, sino de toda la Isla, cuyos habitantes están muy vinculados a la unión de la Artillería con el Cristo de La Laguna."

La comprensión que ha tenido este año el obispo de la Diócesis de Tenerife, Bernardo Álvarez -después de ocho años de ausencia por haberlo prohibido el Obispado y decisión sinodal-, de que la Escuadra de Gastadores de Artillería pueda seguir cumpliendo la promesa de acompañar al Cristo, por haber regresado todos con vida de la guerra en África, ha llevado al capellán Marcos Albertos a afirmar que "es un motivo de satisfacción y de unidad".

Añadió su convicción de que la presencia este año de los artilleros acompañando a su Cristo de La Laguna "crea mucha más unidad entre la Iglesia, el Ejército y la sociedad y sus diversos estamentos porque estamos ante una Artillería que presta un servicio al ser humano".

Al preguntarle qué veía en la venerada imagen de los laguneros, el capellán de Artillería destacó que "el Cristo es el sufrimiento y el dolor de Dios por todos nosotros, pues al ver las penas que pasó vemos que son las mismas de tantos hombres y mujeres con falta de recursos y de ayuda a los que tenemos que acercarnos con nuestra caridad y nuestro amor".

Marcos Albertos pidió al Cristo de La Laguna fe para los hombres porque "con ello se puede superar todo, incluso los momentos difíciles que puede pasar un ser humano o una nación".

Desde el 9 hasta el 13 de septiembre, vísperas de la Exaltación de la Santa Cruz y fiesta principal de la Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna está llevándose a cabo en la Parroquia  Matriz  de  Nuestra  Señora  de  la Concepción, actual Sede Catedralicia,  el Solemne Quinario, con la celebración de la santa Misa, presidida por monseñor Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo emérito de Pamplona-Tudela, Predicador del Quinario  y concelebrada por el monseñor Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna. El último día, a la Procesión Cívico Militar del Pendón Real, le seguirá la Solemne Celebración Eucarística, para finalizar con  la Procesión del Retorno del Santísimo Cristo a su Real Santuario. 

El miércoles el Cristo de La Laguna fue descendido de forma solemne, desde su Cruz de plata del altar mayor hasta la mesa cubierta de tela y cojines de terciopelo rojo, para su veneración por los fieles, si bien el besapies fue sustituído por una reverencia ante el Crucificado moreno y el beso a una estampa del mismo bendecida por el prelado nivariense. Asimismo, se realizó la bendición e imposición de medallas a los 12 nuevos esclavos, el primero de los cuales fue el capellán de los artilleros de Tenerife, Marcos Alberto Alberto. 

En la homilía, el obispo, Bernardo Álvarez, recordó la "recomendación de la Iglesia de mantenernos firmes para que los que creemos en Dios sobresalgan en la práctica de las buenas obras, y es que Cristo se entregó por nosotros para ello. Y lo hizo por nuestra salvación y rescatarnos del pecado y preparar un pueblo purificado".  Bernardo Álvarez precisó que "al Cristo le hablamos, le pedimos perdón y le encomendamos nuestros problemas porque confiamos en Él porque es nuestra salvación. Pero el Cristo de La Laguna nos habla con toda la palabra del Evangelio, que es escuchar a Cristo vivo y Resucitado, lo cual no es cosa del pasado sino que reina y vive para siempre". 

A la pregunta de cómo se permanece en el amor de Cristo, el mismo obispo dio la respuesta: "Guardando sus mandamientos". El obispo manifestó que "la Virgen María se entregó a la voluntad de Dios y de nadie más, y ahí reside el sentido de la libertad" 

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