(Agencias/InfoCatólica) Cecilio Lucero, de 48 años y al frente del departamento de derechos humanos de la diócesis de Catarman, murió el domingo de un tiro en la cabeza, y las dos personas que le acompañaban, un civil y un guardaespaldas, resultaron heridas.
Fuentes policiales señalaron que los agresores sorprendieron a Lucero cuando se dirigía en automóvil a Catarman, desde su parroquia en Catubig, en la provincia de Samar del Norte, a unos 540 kilómetros al sureste de Manila.
El obispo de Catarman, monseñor Emmanuel Trance, señaló que Lucero había recibido amenazas de muerte en el pasado, temía por su seguridad y por eso tenía escolta.
"El Centro de Acción Social había elaborado informes de 18 asesinatos en los últimos seis meses", apuntó Trance, y añadió que incluso con la partida del general Jovito Palparan de la región las muertes continúan.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Human Rights Watch, le pusieron a Palparan el apodo de el "Carnicero de Mindoro" por la cantidad de muertes, desapariciones, torturas y otros delitos contra activistas de izquierdas que le atribuyen durante el tiempo que dirigió la comandancia militar de esa zona.
"Este suceso causará el temor del ciudadano, si han sido capaces de hacer algo así a un sacerdote", señaló el obispo de Catarman.
Un equipo de la Organización Internacional del Trabajo pasará ocho días en Filipinas este mes para investigar las denuncias hechas por sindicalistas de violaciones de los derechos humanos.
La plataforma Karapatan (Derecho) ha documentado más de 900 asesinatos y cerca de 400 intentos frustrados desde que la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, empezó a gobernar el país, en enero de 2001.
