La Conferencia Episcopal de Filipinas se manifiesta en contra de la reinstauración de la pena de muerte
Manifestación contra la pena de muerte en Filipinas ©REUTERS/Romeo Ranoco

El presidente Duterte y Manny Pacquiao la apoyan

La Conferencia Episcopal de Filipinas se manifiesta en contra de la reinstauración de la pena de muerte

La Comisión de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal de Filipinas se ha manifestado en contra de la reinstauración de la pena de muerte en el país asiático, abolida primero en 1987 y luego en el 2006. Tanto el actual presidente, Rodrigo Duterte, como personalidades destacadas del mundo político y social del país, como es el caso del senador y figura mundial del boxeo Manny Pacquiao, se han manifestado a favor de dicha pena.

(Fides/InfoCatólica) «Toda persona es preciosa en cuanto creada a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, nos oponemos firme e inequívocamente a los intentos del actual Congreso de restablecer la pena de muerte en nuestro sistema judicial. Creemos que la pena de muerte viola la dignidad inherente a la persona. Ninguna persona, por muy malvada que sea, está más allá de la posibilidad de redención», así lo afirma un mensaje de la Comisión de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal de Filipinas uniéndose a la «Coalición contra la Pena de Muerte» para celebrar el 15º año de la abolición de la pena de muerte en Filipinas.

El mensaje, publicado el pasado jueves, está firmado por Mons. Joel Baylon, obispo de Legazpi y presidente de la Comisión para la pastoral penitenciaria. En el texto se señala:

«Sostenemos que para ninguna persona es imposible una reforma de vida. Toda persona merece una segunda oportunidad para corregir sus errores. El Papa Francisco, en sus enseñanzas, ha subrayado constantemente que quitar la vida es inadmisible».

Oponiéndose al plan de re-instaurar la pena capital en el sistema judicial filipino, el texto señala que «la pena de muerte afectará principalmente sólo a los pobres. Las experiencias pasadas muestran que la mayoría de los que recibieron la pena de muerte eran personas indigentes y pobres que simplemente no podían permitirse una representación legal de calidad para defenderlos ante los tribunales». La pena de muerte, continúa el mensaje, «no puede funcionar en un sistema de justicia tan defectuoso como el nuestro. Una vez ejecutada, la sentencia de muerte es irreversible y no hay posibilidad de rectificar una sentencia errónea». La Iglesia católica sigue afirmando «la opción fundamental por la vida y pedimos al Estado que apruebe leyes que hagan que el sistema de justicia penal sea más reparador y no simplemente punitivo».

De cara a las elecciones generales del próximo año, la Comisión reitera:

«Instamos a los votantes, en particular a nuestros jóvenes, a elegir a personas que sirvan a la nación con justicia, defiendan la causa de la vida y combatan la actual cultura de la muerte».

Filipinas fue el primer país asiático en abolir la pena de muerte en su Constitución de 1987, pero la medida se reintrodujo en 1993, durante el gobierno del Presidente Fidel Ramos, para hacer frente a los crecientes índices de criminalidad. En 2006 se aprobó una nueva abolición, cuando la entonces presidenta Gloria Macapagal-Arroyo firmó una ley que convertía la cadena perpetua en la pena máxima del sistema.

Sin embargo, tras su elección en mayo de 2016, el presidente Rodrigo Duterte apoyó públicamente la reintroducción de la pena de muerte. El 7 de marzo de 2017, la Cámara de Representantes votó abrumadoramente a favor de un proyecto de ley a tal efecto. En el Senado, sin embargo, el proyecto se paró debido a la oposición de los senadores.

El gobierno filipino no ha abandonado la idea y ha seguido estudiando proyectos de ley para reinstaurar la pena de muerte. En 2020, el presidente Rodrigo Duterte aprovechó su «Discurso sobre el Estado de la Nación» para pedir la pena capital por inyección letal para delitos de drogas o crímenes atroces, y el debate sobre la posible reintroducción sigue en marcha.

Cabe señalar que Filipinas ratificó tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) en 1986 como su Segundo Protocolo Facultativo destinado a abolir la pena de muerte (PIDCP-OP2) en 2007.

8 comentarios

jandro
MANNY PACQUIAO, ese científico y filósofo filipino... En fin
28/06/21 9:04 AM
Bernardino Montejano
Considero con nuestra mejor tradición que la pena de muerte puede ser justa, pero atendiendo a las circunstancias y en manos de un poder arbitrario como el de Duterte y sus secuaces es injusta, incluso puede ser utilizada como una poderosa arma de persecución política.
28/06/21 8:33 PM
Generalife.
Ni aborto,ni eutanasia, ni pena de muerte
28/06/21 10:53 PM
Lis Gutiérrez
Hay una GRAN diferencia entre el aborto y la pena de muerte. El primero es dar muerte a un inocente, la segunda es la pena justa impuesta a un malhechor perverso en expiación de su falta, después de que por su crimen, el se ha desposeído del derecho a la vida.
29/06/21 6:46 AM
Alvar
Cómo?
¿No se puede castigar a un hijo de satanás abortista pero se deja asesinar a cuantos inocentes no nacidos plazaca?
Muchos jerarcas de la Iglesia (Dios juzgará después quiénes son su iglesia) toleran y aceptan gobiernos abortistas, partidos abortistas (con los que se sientan a negociar IBIS, concordatos y mandangas) y luego se rasgan las vestiduras cuando el aborto (sí aborto del ciclo vital) les llega a los criminales irredentos.
Estos que protestan ahora y que veían con complacencia un gobierno abortista y depravado son siervos de Satanás, y solo buscan que gentuza como Soros, Gates y demás caterva mundialista tengan impunidad en la Tierra.
29/06/21 9:53 AM
Juan Mariner
Soy contrario a la pena de muerte, porque la justicia humana dista mucho de ser perfecta (y hasta de intentar serlo); ahora bien, si nos dicen que los sometidos a eutanasia activa no sufren nada de nada cuando se les da muerte por presuntos médicos, sería aplicar "el mismo método" en las ejecuciones a reos. ¡Vaya contradicciones estos regímenes liberales y marxistas! Además, la pena de muerte para los dirigentes nazi-fascistas a los que vencieron tras la II Guerra Mundial fue indiscutible para ellos.
29/06/21 10:12 AM
Sir Peter saint James
La pena de muerte estaba en el catecismo de la Iglesia Católica hasta que el actual papa la quitó. Ciertamente, sometida a una serie de restricciones severas y como extremo recurso. Lo más paradógico en las sociedades occidentales y en los movimientos de la izquierda "progre" europea es que sólo son partidarios de la pena de muerte, de foirma industrial, a niños en el vientre de su madre y a enfermos en fase terminal, pero se oponen a que un criminal lleno de asesinatos, contumaz y deseoso de reincidir cuando salga de prisión, sea ajusticiado. Personalmente, de forma excepcional, para casos sin remedio y personas deseosas de reincidir en el asesinato, sí soy partidario de la pena máxima. Para niños y enfermos soy absolutamente contrario a la pena de muerte.
29/06/21 11:09 AM
Rafaelus
La pena de muerte debería ser aprobada para todo mundo, por el sólo hecho de vivir, para que se cumpla aquello de arrepentirse hasta por haber nacido. Por eso la pena de muerte debe ser exclusiva para los vivos pues los nonatos deben nacer y sufrir las penas de la vida en que pequen lo mínimo necesario para justificar su pena de muerte, para que también se cumpla, del Génesis:
"... maldita sea la tierra por tu causa ..."
29/06/21 5:28 PM

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