(CH/InfoCatólica) Además de los 43 sacerdotes fallecidos, también Mons. Marco Virgilio Ferrari, obispo auxiliar de Milán de 87 años, murió el 23 de noviembre.
El cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la conferencia de obispos italianos, estuvo gravemente enfermo a principios de este mes. Continúa recuperándose después de dar negativo al test de coronavirus la semana pasada.
Bassetti, arzobispo de Perugia-Città della Pieve, pasó 11 días en cuidados intensivos en un hospital de Perugia, antes de ser trasladado al hospital Gemelli de Roma para continuar su convalecencia.
«En estos días que me han visto pasar por el sufrimiento del contagio del COVID-19, he podido experimentar la humanidad, la competencia, el cuidado que se pone en marcha cada día, con incansable preocupación, por todo el personal» dijo Bassetti en un mensaje a su diócesis el 19 de noviembre.
«Estarán en mis oraciones. También llevo conmigo en la memoria y en la oración a todos los pacientes que aún se encuentran en situación crítica. Los dejo con una exhortación de consuelo: permanezcamos unidos en la esperanza y el amor de Dios, el Señor nunca nos abandona y, en el sufrimiento, nos sostiene en sus brazos».
Italia está experimentando actualmente una segunda ola del virus, con más de 795.000 casos positivos, según el Ministerio de Salud italiano. Casi 55.000 personas han muerto por el virus en el país desde febrero.
En abril, obispos de toda Italia visitaron cementerios para orar y ofrecer una misa por las almas de los que habían muerto a causa del COVID-19, incluidos los sacerdotes.