La Gran Logia de España considera que Francisco abraza el concepto de fraternidad de la Masonería
Símbolos de la masonería

«Demuestra lo lejos que está la actual Iglesia Católica de sus antiguas posiciones»

La Gran Logia de España considera que Francisco abraza el concepto de fraternidad de la Masonería

Mediante un comunicado enviado a los medios de comunicación, la Gran Logia de España manifiesta su satisfacción por la última encíclica del papa Francisco, «Fratelli Tutti», en la que consideran que el pontífice asume el concepto de fraternidad de la masonería y aleja a la Iglesia Católica de sus antiguas posiciones.

(InfoCatólica) La Gran Logia de España explica su postura ante la última encíclica de Francisco:

«Hace ahora 300 años se produjo el nacimiento de la Masonería Moderna. El gran principio de esta escuela iniciática no ha cambiado en tres siglos: la construcción de una fraternidad universal donde los seres humanos se llamen hermanos unos a otros más allá de sus credos concretos, de sus ideologías, del color de su piel, su extracción social, su lengua, su cultura o su nacionalidad. Este sueño fraternal chocó con el integrismo religioso que, en el caso de la Iglesia Católica, propició durísimos textos de condena a la tolerancia de la Masonería en el siglo XIX. La última encíclica del Papa Francisco demuestra lo lejos que está la actual Iglesia Católica de sus antiguas posiciones. En 'Fratelli Tutti', el Papa abraza la Fraternidad Universal, el gran principio de la Masonería Moderna».

Los masones españoles citan el texto pontificio:

«Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad», expresa abogando por «una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite». Para la construcción de esa Fraternidad Universal, el Papa aboga por perseguir el horizonte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, «no suficientemente universales».

Y añaden:

«La carta aborda el papel desintegrador del mundo digital, cuyo funcionamiento favorece los circuitos cerrados de personas que piensan del mismo modo y facilitan la difusión de noticias falsas que fomentan prejuicios y odios. «Conviene reconocer que los fanatismos que llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin excluir a los cristianos, que pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena», añade».

 

 

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