(Aci/InfoCatolica) En declaraciones telefónicas a Religión Digital, el sacerdote, quien es además cercano colaborador del Arzobispo de Tegucigalpa, Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, precisó que la Iglesia en Honduras rechaza tajantemente las acusaciones que se le hacen de complicidad con el golpe. "Ni lo uno, ni lo otro porque diez días antes del golpe llamó al diálogo y apoyó que el pueblo sea consultado", precisó el P. Calíx.
En la nota se explica que los obispos reiteran lo expresado en su nota del 19 de junio en donde se urge a las autoridades al diálogo, garantizándole "al pueblo hondureño la reglamentación de recursos constitucionales, como son el Plebiscito y el Referéndum que, junto con otros instrumentos, como es la Ley de Participación Ciudadana, permitan que el pueblo sea consultado en los asuntos de mayor importancia".
El P. Cálix aseveró además que "si la llamaran ahora, la Iglesia estaría dispuesta a participar pese a que ha recibido bastantes criticas, sobre todo la jerarquía, porque consideran que no se puso de parte del gobierno depuesto y que al no haber hablado a favor de la cuarta urna –que es el proceso que Zelaya había iniciado– la acusan como participante del golpe de estado, lo que no tiene ninguna base sólida".
Este sacerdote dijo también que los prelados se oponían al proyecto reeleccionista y que "unos 10 días antes del golpe los obispos se reunieron con el presidente Zelaya para manifestarle que la Iglesia estaba de acuerdo con los deseos de participación de la gente y que no se debía limitar la participación de la población en la destinos públicos y en la fijación de políticas públicas. Pero que se debía hacer dentro del marco legal existente en el país, ya que existen figuras como el plebiscito y el referéndum con amplia experiencia en America del Sur".
"Y ahí se le pidió al presidente que depusiera cualquier afán continuista o reeleccionista en su persona, un mensaje que ya había recibido antes de la Iglesia y él había dado su palabra de entregar el poder en el mes de enero, lo cual podía ser cierto como palabra del presidente, sin embargo el movimiento que estaba generando en torno a una asamblea nacional ponía en dudas sus afirmaciones".
El P. Germán Calíx explicó asimismo que ni la reelección ni el golpe de estado son la solución para Honduras. "Ninguna de las dos cosas, pues la Iglesia considera que el golpe no es la salida para la vida en democracia. El golpe no resuelve el problema político que se arrastra desde hace mas de una década en un agotamiento del sistema de partidos en Honduras, donde existe un bipartidismo tradicional desde el siglo pasado, desde 1920 más o menos, en algunos casos recordando incluso y todavía los ideales de esa época", indicó.
"Estos partidos necesitan reformarse pero las reformas no pueden venir vía caudillo, vía autoritaria y, menos, vía golpe de estado, sino que es necesario abrir espacios para la renovación de los partidos, abrir mayor participación y buscar soluciones políticas a problemas que son internos. La particularidad es que los miembros que supuestamente dan de este golpe de estado –donde los militares son solo la mano visible y fugaz, un momento nada más, porque luego entregan el poder a los civiles– es que se ha producido entre miembros del mismo Partido Liberal".