Recibió a los representantes de la ROACO

El Papa incide en la necesidad de mejorar la formación de todo el pueblo de Dios

En el día de ayer, poco después del mediodía y en la Sala Clementina del palacio apostólico, Benedicto XVI celebró un encuentro con unos setenta participantes en la Asamblea de la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO). Al recibir a los «queridos miembros y amigos» de la «ROACO», el Papa, hablando en italiano, manifestó su satisfacción por esta costumbre de acogerlos al término de su segunda sesión anual. Y agradeció al cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, las gentiles expresiones que le había dirigido en nombre de los presentes. Además, el Santo Padre extendió de buen grado su saludo al arzobispo secretario, Mons. Cyril Vasil’, y al subsecretario, quienes fueron nombrados recientemente, así como a los demás colaboradores de este dicasterio. El Santo Padre subrayó la importancia de la educación del Pueblo de Dios.

(RV/InfoCatolica) Por otra parte, Su Santidad saludó a los prelados que acompañaban al Custodio de Tierra Santa, que han viajado con los representantes de las Agencias católicas internacionales y de la Universidad de Belén. A todos ellos, el Obispo de Roma les agradeció de corazón cuanto están realizando a favor de las comunidades orientales y latinas presentes en los territorios que le han sido confiados a esta Congregación, y en las demás regiones del mundo, donde los hijos del Oriente católico, con sus pastores, se esfuerzan por construir una convivencia pacífica junto con los fieles de otras confesiones cristianas y de diversas religiones.

A continuación, hablando en francés, el Papa dijo: “Con la cercana fiesta de San Pedro y San Pablo, llega a su conclusión el año dedicado al Apóstol de los gentiles con motivo del bimilenario de su nacimiento. Tomado por Cristo e instruido por el Espíritu Santo, fue un testigo privilegiado del misterio del amor de Dios manifestado en Jesucristo. Su palabra inspirada y su testimonio confirmado por el don supremo del martirio, fueron un elogio incomparable de la caridad cristiana y son de gran actualidad. Me refiero en particular al Himno a la Caridad de la Primera Carta a los Corintios (1 Co, 13). En la boca de Pablo de Tarso, la Palabra de Dios nos indica de modo inequívoco lo que es ‘más grande’ para los discípulos del Cristo: ¡la caridad!”.

Caridad de la que el Pontífice les dijo: “Es la fuente fértil de todo servicio de la Iglesia, su medida, su método y su comprobación. Por su adhesión a la ‘ROACO’, desean vivir esta caridad, ofreciendo, en particular, su disponibilidad al Obispo de Roma por medio de la Congregación para las Iglesias Orientales. De esta forma, podrá continuar, e incluso crecer, “este movimiento de caridad que, bajo el mandato del Papa, las Congregaciones supervisan para que, de manera ordenada y equitativa, Tierra Santa y las demás regiones orientales reciban el apoyo espiritual y material necesario para hacer frente a la vida eclesial ordinaria así como a las necesidades particulares”.

Después de agradecer también en inglés y alemán a los miembros de la “ROACO”, el Papa, hablando nuevamente en italiano recordó a estos queridos amigos que muchas veces ha subrayado la importancia de la educación del Pueblo de Dios, y más aún ahora, que acabamos de iniciar el Año Sacerdotal. Por esta razón, Benedicto XVI les recomendó que consideren atentamente el apoyo a los sacerdotes y a los seminarios. Y añadió textualmente:

“Cuando el viernes pasado, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, inauguré este particular año jubilar, he encomendado al Corazón de Cristo y de la Madre Inmaculada a todos los sacerdotes del mundo, con un pensamiento especial para los que, tanto en Oriente como en Occidente, están viviendo momentos de dificultad y de prueba”. Por esta razón, el Papa aprovechó la ocasión para pedirles que también ellos recen por los presbíteros. Y antes de impartirles su bendición apostólica les solicitó que sigan sosteniendo al Sucesor del Apóstol Pedro, “para que pueda desarrollar plenamente su misión al servicio de la Iglesia universal”.

Recordamos a nuestros oyentes que durante esta semana la “ROACO se ha ocupado de modo especial de la Iglesia católica búlgara. En efecto, el Comité que reúne estas Obras de ayuda señalaba ayer que durante veinte años, después del fin del período comunista, la Iglesia en Bulgaria está levantándose lentamente.

Y, de hecho, ante los micrófonos de nuestra emisora, Mons. Christo Proykov, exarca de Sofía y presidente de la Conferencia episcopal búlgara, decía que la Iglesia en su país es verdaderamente una pequeña realidad, representada por apenas el 1% de la población, que actualmente es de ocho millones de personas. La Iglesia católica búlgara tiene tres diócesis, dos latinas y una oriental, y según Mons., Proykov “gracias a Dios, poco a poco, después del periódico marcado por el comunismo y el ateísmo, que duró cincuenta años, la Iglesia se está levantando. Se trata –como explicó– de un proceso muy difícil, porque durante el régimen fueron confiscados todos los bienes. Razón por la cual –añade– hoy es “absolutamente necesario promover la educación en la fe, porque durante el régimen todos los seminarios y las escuelas católicas fueron cerrados.

El presidente de la Conferencia episcopal búlgara explicó que hay al menos dos generaciones que carecen de este tipo de instrucción ya que el catecismo estaba prohibido. Por esto insiste en que hoy la instrucción es lo más importante. Y da gracias a Dios por el hecho de que ahora puedan entrar en su país religiosos, religiosas y sacerdotes extranjeros, dado que en Bulgaria son pocos en virtud de la falta de seminarios. En la actualidad tienen vocaciones al sacerdocio y, este año, para las tres diócesis se ha previsto seis ordenaciones, acontecimiento que si bien “no se repite cada año –nos dice, es, sin embargo significativo”.

La “ROACO.” también afrontó en estos días la situación de los cristianos en Tierra Santa. De hecho, se ha reafirmado la urgencia de sostener a la comunidad local; y se destacó la importancia de la peregrinación que el Santo Padre Benedicto XVI realizó del 8 al 15 de mayo pasado a Jordania, Israel y los Territorios Palestinos. El padre Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa recordó también ante los micrófonos de Radio Vaticano la misión de la Iglesia en los lugares de Jesús.

Según el custodio de Tierra Santa el primer modo de ayudar esta tierra es con la oración. Oración que, después, “debe transformarse en algo concreto”. Y añadió que un modo sería el de ir en peregrinación a Tierra Santa, y sostener, a través de diversas iniciativas y agencias, como la de la misma “ROACO.”, tantos pequeños proyectos de vida y de caridad. Proyectos realizados en Tierra Santa, que son un ejemplo concreto de la vitalidad de la Iglesia, y también de su testimonio para cristianos, judíos y musulmanes. Mientras ente las prioridades, el padre Pizzaballa destacó la formación y la educación. Lo que requiere inversiones consistentes a nivel financiero y, sobre todo, energías y recursos humanos.

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