(AsiaNews) Al menos 20 personas murieron y 48 resultaron heridas en un atentado realizado alrededor de la 7.30 del día de ayer en Quetta (provincia de Balochistan) en el barrio donde vive la comunidad Hazara, de religión chií. La masacre no fue aún reivindicada por ningún grupo yihadista. El lugar elegido no es casual: el famoso mercado de hortalizas y frutas de Hazarganji, muy concurrido en la hora de punta. También la jornada es simbólica: el viernes, que para los musulmanes es un día de fiesta.
La bomba- un artefacto artesanal- estaba dentro de una bolsa de yute, escondida entre las patatas. Los investigadores reportan que entre las víctimas confirmadas hay 8 miembros de la minoría chií y un soldado de la guardia fronteriza, encargado de la seguridad de la comunidad. Las otras víctimas son comerciantes, hombres de negocios y ciudadanos residentes en el área.
Con un correo en Tuit, el Premier paquistaní, Imran Khan condena el ataque y ordenó una investigación inmediata. Abdul Razzaq Cheema, vice inspector general de policía, hace saber que el artefacto estaba dotado de un dispositivo de tiempo, a control remoto o programado para explotar a la hora establecida.
Según el funcionario, el objetivo de los terroristas eran justamente los miembros del grupo étnico Hazara, originario de Afganistán y con características físicas muy particulares como los ojos almendrados. Ya en el pasado esta minoría chií fue blanco de atentados por parte de grupos ligados al fundamentalismo islámico. Un informe publicado el año pasado por la National Commission for Human Rights habla de 509 personas asesinadas y 627 heridas entre enero de 2012 y diciembre de 2017.
