(UC/InfoCatólica) «Insto a todos los cristianos a no tener miedo de ser los protagonistas de la transformación que hoy se reclama y a impulsar y promover alternativas creativas en la búsqueda cotidiana de una Iglesia que quiere cada día poner lo importante en el centro», decía el Papa Francisco en su carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile.
Bajo esta exhortación del Papa, los más de 1500 jóvenes voluntarios de los proyectos Misión de Vida, Siembra UC y Trabajo País, organizados por la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile, visitarán 70 comunidades desde Arica a Puerto Montt para llevar su testimonio de fe, construir espacios comunitarios y capillas, teniendo como énfasis la consigna de ser protagonistas de una transformación profunda para poner a Cristo en el centro de la Iglesia.
«Hoy más que nunca Chile necesita de una Iglesia joven, alegre y en salida, preocupada por sobre todas las cosas de llevar el mensaje de Cristo a todas las personas. Hoy más que nunca necesitamos de jóvenes misioneros que se la jueguen por Chile y por Cristo, que se levanten y, con su testimonio, iluminen a los demás» explicaron Isabel Serrano y Miguel de Iruarrizaga, jefes generales de Siembra UC.
Por su parte, los jefes generales de Misión de Vida, Constanza Achondo y Martín Ricci comentaron que «este año queremos enfocarnos en tres énfasis, el primero es ser Iglesia en salida que es a lo que nos llama el Papa, en segundo término es hacer de la vida una misión y lo que se busca es poner la vocación al servicio de los demás y el tercer énfasis es el compromiso con la identidad de la universidad y creemos que nosotros somos los alumnos responsables de proyectar esta identidad y cumplir un rol evangelizador dentro de la universidad».
El viernes 13 de julio los jóvenes voluntarios se reunieron en el Campus San Joaquín de la UC para participar de la misa de envío presidida por Monseñor Cristián Roncagliolo, obispo auxiliar de Santiago y capellán general UC.
«Lo que vamos a hacer los próximos días es hacer que Cristo crezca y nosotros disminuyamos. Servir a la manera de Cristo para poder realmente iluminar. Esto es un desafío grande, que toca toda nuestra vida, como bautizados, como Iglesia, nuestra sociedad y nuestra cultura (...). Estamos llamados a mostrar a Jesús que nos invita a convertirnos como Iglesia, a darnos cuenta de los dolores grandes que vivimos hoy día pero también a darnos cuenta que tenemos que ser semilla de tierra nueva, de reparar los errores grandes que se han cometido, de mirar al futuro con esperanza y ser testigos de la esperanza» explicó Monseñor Cristián Roncagliolo durante la homilía.
También estuvo presente el rector de la universidad, Ignacio Sánchez. «Es una alegría, una esperanza muy grande poder ver el compromiso de los jóvenes con las misiones, con la fe, con ir al encuentro de otras personas a lo largo de todo Chile, por ir a aprender, por ir a conversar y obtener experiencias que van a servirle para toda la vida. El trabajo que realizan la Pastoral UC y los estudiantes en invierno y en verano son verdaderos testimonios de la presencia de la universidad a nivel del país» comentó el rector en el envío de los 1500 estudiantes de la UC.
«Para Trabajo País la construcción de espacios comunitarios es jugarselas por hacer de Chile un país más unido y más santo, invitando a los voluntarios y a las comunidades a un servicio de entrega constante, como lo hizo Cristo» explicaron Magdalena Gutiérrez y Francisco Santa Cruz, jefes nacionales de Trabajo País.
«Este año vamos a ir a 37 zonas construyendo espacios de encuentro como capillas, salones parroquiales, plazas, sedes sociales o lo que la comunidad necesite. Queremos que esto no sean sólo diez días de construcción, sino también de servicio a las comunidades que estamos visitando» recalcaron los jefes nacionales de Trabajo País.
Los jóvenes voluntarios regresarán el domingo 22 de julio de las misiones y trabajos para vivir juntos una misa de cierre en la Iglesia del Sagrado Corazón del campus San Joaquín, el mismo lugar desde donde partieron, para concluir este tiempo de entrega, oración, transformación y trabajo para poner a Cristo nuevamente en el centro.