(Catholic Herald/InfoCatólica) Con la excepción del uso de cannabis con fines medicinales, consumir marihuana viola la virtud de la templanza y debe evitarse, dijo Mons. Frank Leo, secretario general de la Conferencia Episcopal de Canadá. «La virtud de la templanza, como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica, nos dispone a evitar todo tipo de exceso: el abuso de alimentos, alcohol, tabaco o medicamentos», dijo Mons. Leo.
«De una manera particular, el Catecismo subraya que el uso de cualquier droga, excepto en términos estrictamente terapéuticos, es también una 'ofensa grave', ya que el uso de drogas inflige un daño muy grave a la salud y la vida humanas».
Después de que la Ley Cannabis del gobierno canadiense recibió el asentimiento real en el Senado el 21 de junio, el primer ministro Justin Trudeau anunció que el uso recreativo de la marihuana dejaría de ser un delito el 17 de octubre. Canadá es el segundo país del mundo, después de Uruguay, en legalizar la droga a nivel nacional.
Según la ley, los adultos pueden poseer hasta 30 gramos de cannabis, cultivar hasta cuatro plantas de marihuana por hogar y pueden usar cannabis para preparar productos comestibles. Se prohíbe que las personas de 12 a 18 años posean más de cinco gramos (entre 7 y 10 cigarrillos de marihuana). Se venderá en puntos de venta regulados.
La tarea de los sacerdotes, así como de los padres y educadores de niños y jóvenes
Mons. Terrence Prendergast, arzobispo de Ottawa, dijo: «El uso recreativo de sustancias, ya sea marihuana, otras drogas y opioides, es parte de un continuo de consumo de sustancias que permite a las personas escapar de lo que consideran las cargas y los desafíos de la vida».
«Los obispos, sacerdotes, catequistas, jóvenes y trabajadores de la pastoral deberán enseñar sobre la templanza y cómo esto influye en las decisiones que tomamos», dijo.
«Las pautas para los confesores deberían servirles para ayudar a los penitentes con una guía sabia en este asunto», agregó, de igual forma que deben «abordar otros problemas contemporáneos como la plaga de la pornografía».
El arzobispo hizo hincapié en que los padres juegan un papel importante en alejar a los niños de la droga. «Los padres intentan y desalientan a sus hijos adolescentes de fumar y beber siendo menores de edad, entonces, ¿cómo va a ser diferente con el uso de marihuana?».