(Catholic Herald/InfoCatólica) El límite impide efectivamente que la Iglesia Católica abra nuevas escuelas porque, una vez que alcanzan el límite del 50 por ciento, tendrían que rechazar a los estudiantes debido a su fe católica, algo que violaría la ley canónica.
De hecho, la tesis de la carta implica que los niños realmente no deben tener ninguna religión, pues sostiene que quitar el límite les permitiría a las escuelas «etiquetar a los niños al inicio de sus vidas con ciertas creencias y luego dividirlos sobre esa base».
A la carta se han sumado Andrew Copson, director ejecutivo de Humanists UK, Rabia Mirza, directora de Musulmanes británicos para la democracia secular y la parlamentaria conservadora Sarah Wollaston. El ateo radical anticristiano Richard Dawking ha sido igualmente uno de los principales opositores a la nueva norma.
En su manifiesto de las elecciones generales de 2017, el Partido Conservador se comprometió a eliminar el límite, llamándolo «injusto e ineficaz» y reconoció que impedía que la Iglesia Católica abriera nuevas escuelas.
El manifiesto reiteró una promesa que la Primera Ministra Theresa May había hecho poco después de asumir el cargo el año anterior.
En diciembre de 2016, la diócesis de East Anglia dijo que estaba lista para abrir ocho nuevas escuelas católicas una vez que se levantara el límite, a la vez que denunciaba una desesperada escasez de plazas escolares para niños católicos.
En noviembre de 2017, los obispos católicos de Inglaterra y Gales lanzaron una petición pidiendo al gobierno que cumpliera su promesa. «Al obligar a las escuelas católicas a alejar a los niños de escuelas católicas sobre la base de su fe, el principio del derecho de los padres católicos a elegir una educación católica está bajo amenaza», dijeron.
En enero de este año, Damian Hinds fue nombrado secretario de Educación, lo que aumenta las esperanzas de que el gobierno cumpla su promesa. Hinds fue educado en una escuela de gramática católica y anteriormente ha pedido al gobierno que levante el límite.