(AsiaNews/InfoCatólica) «Se llevaron nuestras joyas y dinero, diciendo que era su derecho a hacerlo porque éramos sus rehenes. Más tarde, nos pidieron convertirnos la fe musulmana, pero nos negamos. En ese momento, empezaron a disparar contra nosotros». Es el dramático testimonio, recogido por AsiaNews, de una sobreviviente del ataque de un grupo armado contra el grupo de cristianos coptos, que se produjo el viernes en Minya, Egipto. Por el momento se desconoce la identidad de los atacantes, a pesar de ya el Estado Islámico ha reivindicado el ataque.
En país arrecia la protesta y no escasean las críticas hacia los autores y las autoridades, incapaces de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
«Nuestro Ministro del Interior corre detrás de los cuerpos de las víctimas - dice el padre William Sidhom, jesuita egipcio - en lugar de proteger la vida de los ciudadanos de los ataques».
Violencia propiciada por la enseñanza de mezquitas y escuelas coránicas
También hay quienes señalan con el dedo a lo que se enseña es en las mezquitas y escuelas coránicas.
«No hay ninguna intención real, - dice Ossama Tharwat, un joven copto Minya - para luchar contra el terrorismo. Mientras sigan habiendo edictos religiosos de jeques salafistas radicales, partidos políticos de matriz religiosa y discurso religioso que incite a la violencia contra los cristianos, veremos todos los días una tragedia».
Aquellos que acusan a los coptos de «apostasía» son «cómplices» del crimen, advierte el ex ministro Mounir Fakhry Abdel-Nour, según el cual no es posible permitir que los líderes extremistas emitan «edictos religiosos» que a su vez desencadenan esta cadena de asesinatos.
«Incluso antes de juzgar a los asesinos – afirma el internauta musulmán Medhat Mokhtar – se tiene que juzgar los defensores de estos planes, a los que los financian y que no hacen nada para oponerse a ellos».
Recuento de los hechos
En el ataque perdieron la vida decenas de personas: hasta 35, según fuentes del Patriarcado copto ortodoxo, aunque el gobierno en El Cairo habla de 29 muertos y 22 heridos, algunos de gravedad. El número de muertos podría aumentar en las próximas horas. Las víctimas, entre las que hay varios niños, viajaban en un autobús, un minibús y una camioneta y habían partido de la iglesia copta de la ciudad Magaga, 180 km al sur de El Cairo.
En el camino hacia el monasterio copto ortodoxo de Amba Samuel, en la que se planeaba un servicio de oración, fueron bloqueados por tres coches; los atacantes, vestidos con uniformes militares, los abordaron. Después de averiguarles su fe y despojarlos de sus bienes abrieron fuego contra hombres, mujeres y niños. Entre los ocupantes del minibús, sólo tres niños y una mujer han escapado de la muerte.
Los familiares de las víctimas se apresuraron a los hospitales de la zona, en busca de sus seres queridos. En una mezcla de rabia y exasperación, muchos pedían no proceder con la autopsia de los cadáveres para enterrarlos. Ayer por la tarde ya se han celebrado los primeros funerales. A la desesperación de las familias se une la solidaridad de decenas de cristianos y musulmanes de la zona, que quería donar sangre para los heridos más graves.
El presidente egipcio Abdul Fattah al-Sisi ha presidido una reunión de emergencia de seguridad y ordenó el ataque a «centros de entrenamiento de terroristas» en Derna, en la vecina Libia. En los últimos días, varios embajadores y diplomáticos extranjeros habían emitido mensajes de advertencia sobre un posible nuevo ataque - sin especificar la naturaleza - en contra de los cristianos en Egipto, pidiendo a sus ciudadanos que eviten lugares de reunión.
Permanece el dolor y la desesperación de todo el país, que vuelve a llorar nuevas víctimas que caen bajo los golpes de la violencia yihadista causa de su fe; además los muertos después de las explosiones en las iglesias, el mes pasado durante el Domingo de Ramos y el ataque contra la catedral copta de San Marcos en Abassiya, en El Cairo, en diciembre.