(ACN/InfoCatólica) Un quiosquero musulmán de Glasgow perteneciente a la ahmadiya fue asesinado por motivos religiosos en marzo de 2016. El hombre, de 40 años, fue brutalmente apuñalado. Lo encontraron tendido en la carretera al lado de su comercio, Shah’s Newsagents and Convenience Store, en Shawlands, Glasgow. Ingresó cadáver en el Hospital Universitario Reina Isabel. Un musulmán fue arrestado por esta muerte, considerada por la policía como «crimen por prejuicios religiosos».
Los primeros boletines de noticias relacionaron el asesinato con un mensaje que Shah publicó en Facebook deseando una feliz Pascua a los cristianos. En su última entrada en la red social, del 24 de marzo, Asad Shah había escrito: «¡Deseo una buena Pascua y una feliz Semana Santa especialmente a mi querida nación cristiana! Sigamos los pasos del amado Jesús Cristo para lograr el éxito en los dos mundos»
Pero después de que Tanveer Ahmed confesase el asesinato y de que le inculparan por ello, se difundió un comunicado en el que declaraba que «Asad Shah había faltado al respeto al mensajero del islam, el profeta Mahoma (sobre él sea la paz)». Ahmed, de 32 años, justificó su decisión de matar al comerciante por entradas y vídeos en las redes sociales en las que Shah manifestaba haber recibido revelaciones proféticas de Dios. El comunicado concluía: «Si yo no lo hubiera hecho, hubiera sido otro, y habría más muerte y violencia en el mundo».
Shah era originario de Pakistán. La Constitución de Pakistán prohíbe a los ahmadíes identificarse como musulmanes. Junto a su establecimiento se celebró una vigilia silenciosa a la que acudieron cientos de personas, entre ellas Nicola Sturgeon, la primera ministra escocesa.
Los dirigentes de los musulmanes ahmadíes de Glasgow difundieron un comunicado en que decían: «Esto resulta sumamente alarmante y establece un precedente enormemente peligroso ya que justifica el asesinato de cualquier persona, musulmana o no, si un extremista considera que ha faltado al respeto al islam… La comunidad musulmana ahmadí está firmemente convencida de que todas las personas tienen que poder practicar su fe en paz, sin miedo a la persecución o la violencia».