(AsiaNews/InfoCatólica) En referencia de un artículo sobre los suicidios en Japón publicado el día ayer, AsiaNews reportó la reflexión del obispo japonés Monseñor Isao Kikuchi.
En el curso de los últimos años, en Japón más de treinta mil personas se suicidaron cada año. Todo comenzó en 1998, cuando diversos bancos se declararon en quiebra, la economía del país entró en recesión y el tradicional «sistema de empleo de por vida» inició a colapsar. Desde entonces y hasta el 2010, por cerca de 12 años más de 30 mil personas cada año- cinco veces más del número anual de muertos debidos a accidentes viales-se sintieron impulsados a quitarse la vida en este rico, moderno y avanzado país. Los japoneses, rodeados de abundantes riquezas terrenas y bienes materiales, encontraron dificultades en el encontrar una esperanza para el propio futuro.
Un pequeño cambio se registró en ocasión del enorme desastre de 2011, durante el cual el número de suicidios bajó un poco. En 2010 era 31.690. En 2011 era 30.651. En 2012 era 27.858. En 2013 era 27.283. La razón de este descenso no es aún conocida, pero se presume que se deba a la reflexión sobre el significado de la vida iniciada después del colosal desastre que ha quitado la vida de muchos japoneses sin una razón plausible.
Posibles motivos
Según una reciente investigación del gobierno, sólo el 20% de los suicidios fueron cometidos por motivos económicos. El 60% se debieron a motivos de salud física y a depresiones.
Los motivos detrás de estos casos de suicidio deben ser realmente muy complejos y no es fácil señalar una sola causa. En todo caso, es justo decir que una de las razones de este fenómeno es la falta de religión en la vida cotidiana de las personas en Japón. Es obvio que una abundancia de riquezas terrenas y materiales y el desarrollo tecnológico no pueden proveer a un enriquecimiento espiritual, al contrario, alimentan el vacío en los corazones de muchos. Mientras que la sociedad continuó buscando el desarrollo material, la espiritualidad religiosa perdió el propio lugar en la sociedad y en las comunidades locales fue destruida, dejando a las personas aisladas. El aislamiento es una de las principales causas que llevan a poner fin a la propia vida.
La Iglesia Católica ante el problema
La iglesia Católica en Japón trabajó sobre este problema por mucho tiempo. Ambos mensajes de los obispos católicos japoneses: en 2001 «Reverencia por la vida» y su versión reelaborada en enero de 2017 han mencionado el problema del suicidio y pidieron a la población en general a prestar atención al caso de «aislamiento» de las personas.
Caritas Japón trabajó sobre el problema por mucho tiempo, organizando seminarios para poner atención a las personas sobre las voces de aquellos que están aislados y piden ayuda. También muchos católicos forman parte de Ong locales que apoyan a las personas que encuentran dificultad en sus vidas.
En el mensaje también los obispos pidieron a los católicos para que no hagan juicios sobre las personas que se suicidaron, sino que demuestren a ellos y a sus familias la misericordia pastoral.