(CEE) La diócesis de Menorca estaba vacante por el traslado de Mons. Salvador Giménez Valls a la diócesis de Lleida. Desde septiembre de 2015 está al frente de la diócesis, como administrador diocesano, el sacerdote Gerard Villalonga Hellín.
Rector de la Basílica de Santa María de Elche desde 2014
Francisco Simón Conesa Ferrer nació en Elche el 25 de agosto de 1961. Cursó estudios eclesiásticos en el seminario diocesano y fue ordenado sacerdote el 29 de septiembre de 1985. Es doctor en Teología (1994) y en Filosofía (1995) por la Universidad de Navarra.
Su ministerio sacerdotal lo ha desarrollado en la diócesis de Orihuela-Alicante, donde ha desempeñado los siguientes cargos: vicario parroquial de la parroquia ilicitana de Nuestra Señora del Carmen (1985-1987), de la Inmaculada de San Vicente del Raspeig (1994-1996) y de Nuestra Señora de Gracia de Alicante (1997). Desde 1998 al 2014 fue el vicario general de la diócesis.
En la actualidad es profesor del seminario diocesano, donde imparte Filosofía del Lenguaje y Teología Fundamental, desde 1992; profesor asociado de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, desde 1994; canónigo magistral de la Catedral de Orihuela, desde 2001; y rector de la Basílica de Santa María de Elche, desde 2014. Fue nombrado prelado de honor de su Santidad en el año 2012.
Mensaje del obispo electo de Menorca a sus futuros fieles:
Queridos fieles de Menorca:
Siento una profunda emoción al escribir estas letras y dirigirme a vosotros como futuro pastor de la Diócesis. Aún sin conoceros personalmente, os llevo ya en el corazón y no ceso de teneros presentes ante el Padre del cielo. Ser pastor es «oficio de amor», escribió San Agustín, y con esta actitud deseo ejercer mi ministerio entre vosotros. El Año Santo que estamos viviendo nos está ofreciendo la oportunidad de contemplar el misterio de la misericordia de Dios y, de esta manera, comprender que el amor, el perdón y la generosidad de corazón son claves para la existencia de cualquier cristiano y muy especialmente del sacerdote.
De mi corazón brota también un sentimiento de enorme gratitud al descubrir todo lo que la gracia de Dios ha querido hacer en mí y, muy especialmente, doy las gracias por mi ministerio como sacerdote y por el don inmerecido del episcopado, que me dispongo a recibir. Confío en la ayuda de Dios para vivir fielmente ese don y de esta manera serviros con todo mi corazón y todo mi ser. Siento también gratitud al Santo Padre Francisco, que ha depositado su confianza en mi al llamarme a formar parte del Colegio Episcopal. Tengo en lo más íntimo de mi corazón a mi querida Diócesis de Orihuela-Alicante, a la que he amado y sigo amando con todas mis fuerzas y, muy especialmente, a la Basílica de Santa María, donde me he encontrado realizado como pastor y como creyente.
Acudo a Menorca con actitud de servicio, deseando estar a disposición de todos los que formáis la rica comunión diocesana: sacerdotes, religiosos y laicos. Como dice la Escritura, no somos señores de vuestra fe, sino colaboradores de vuestra alegría (2 Cor 1, 24). Os pido que me ayudéis a ser vuestro Obispo, que me enseñéis cómo debo ejercer el ministerio y, por supuesto, que me tengáis desde ahora mismo presente en vuestras plegarias.
Quiero caminar con vosotros, hacer camino con vosotros, vivir con vosotros el gozo de la fe en Jesucristo y de comunicarlo a todos los hombres y mujeres de Menorca. Con la ayuda de Dios podremos crecer como Iglesia siendo para todos signo e inicio del Reino de Dios en esta tierra de Menorca. Para ello tendremos que ser Iglesia con las puertas abiertas a todos, atenta a todas las personas y, muy especialmente, a los más necesitados. Cuento con todos vosotros y vosotros, por favor, contad también vosotros conmigo. Entre todos podremos fomentar que nuestra Iglesia diocesana sea dinámica, abierta y misionera.
Sé que voy a una Iglesia de larga tradición cristiana, que se remonta al Obispo Severo, en el siglo V. Deseo seguir las huellas de mis antecesores, para continuar el camino que venís haciendo. Manifiesto, por ello, mi comunión con los Obispos que han regido con anterioridad la sede menorquina y, muy especialmente con sus últimos pastores.
Pongo todo mi futuro ministerio entre vosotros bajo el manto de Santa María, madre de misericordia, invocada como Virgen de Monte Toro en nuestra isla y con tantas otras preciosas advocaciones. A ella le pido que, sintiendo la dulzura de su mirada, mi corazón y mi vida entera sean capaces de transmitir la ternura del amor del Padre.
Francisco, Obispo electo de Menorca