«La trata de seres humanos está destinada a aumentar el número de personas frustradas que no pueden llegar a fin de mes. Se sabe, al momento de terminar los estudios en la universidad se comienza a deambular por las calles durante tres, cuatro, cinco o seis años, sin trabajo, y se llega a los 30 o 31 años sin futuro, y así es muy difícil mantener la calma», ha afirmado el purpurado.
El cardenal ha pedido al gobierno que tome medidas urgentes para impulsar la economía del país, con el fin de crear empleos para los jóvenes. «Tal vez el gobierno está diciendo a los jóvenes que deben buscarse otras oportunidades para vivir, ir a trabajar la tierra, pero el gobierno necesita hacer más para dar la oportunidad a los jóvenes de cultivar o de hacer otras cosas, pero que no se vean obligados a sentare sin hacer nada y ha pudrirse, con una gran frustración dentro».
«Pero la emigración hacia un destino desconocido no es la respuesta real», ha dicho el cardenal. «La gente dice que va a estar mejor en otro lugar. No es cierto. La situación a la que se va en el extranjero puede ser peor que la que se está afrontando aquí... Por lo menos aquí, no hay invierno, siempre se puede dormir debajo de un puente. Allí, no se puede dormir bajo un puente. Se muere de frío», concluye el cardenal.