(Zenit) Ayer viernes, 23 reclutas hicieron en el Vaticano el juramento de servir al Papa y a la Iglesia, pasando así a ser guardias suizos a pleno título. Hoy el Santo Padre les ha recibido en audiencia agradeciendoles el servicio que desarrollan, por su disponibilidad y fidelidad a la Santa Sede.
«Es hermoso ver a los jóvenes, como ustedes, que dedican algunos años de su vida a la Iglesia, junto al sucesor de Pedro. Es una ocasión única para crecer en la fe, sentir la universalidad de la Iglesia y para hacer una experiencia de fraternidad».
Y les hizo tres recomendaciones, primero «crecer en la fe», viviendo el propio trabajo como una misión que les ha confiado el Señor. Por ello deseó que el tiempo que pasen en Roma en el corazón de la cristiandad, sea «una oportunidad para profundizar la amistad con Jesús y caminar hacia meta de cada vida verdaderamente cristiana: la santidad».
Por ello el Santo Padre les invitó a alimentar el «espíritu de oración», en particular participando en la Santa Misa, cultivando una «filial devoción hacia la Virgen María», trabajando cada día «acriter et fideliter», con «coraje y libertad».
El segundo objetivo, les indicó el Papa es «sentir la universalidad de la Iglesia», visitando la tumba de los apóstoles y la sede del obispo de Roma. «Tendrán así la posibilidad de tocar con la mano la maternidad de la Iglesia que recibe en sí, en la propia unidad, la diversidad de tantos pueblos». Y así podrán, dijo, «encontrar personas de diversos idiomas, tradiciones y culturas, pero que se sienten hermanos porque están unidos por la fe en Jesucristo».
La tercera exhortación dirigida a los guardias se refirió a «hacer experiencia de fraternidad» o sea «estar atentos los unos a los otros», para apoyarse recíprocamente en el trabajo cotidiano, recordando que «da más alegría dar que recibir».
El Santo Padre ha también deseado que se valorice la vida comunitaria, «que se compartan los momentos felices y los difíciles, atendiendo a quien entre se encuentra de en dificultad y a veces necesite una sonrisa, un gesto que le dé ánimo y amistad». Transmitiendo a todos «gentileza y espíritu de acogida, altruismo y humanidad».
Y concluyó encomendando los Guardias, sus familiares y amigos en este mes de Mayo, a María Santísima.