(InfoCatólica) La Fundación Juan Bonal, una ONG creada por la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, titulares del Hospital Nuestra Señora del Rosario y presentes en Ecuador desde 1982, está trabajando para evaluar, planificar y ejecutar la ayuda inmedianta a los afectados por el seísmo de magnitud 7,8 que azotó la zona costera del país el pasado 16 de abril.
Según el Obispo de Riobamba en Ecuador, Julio Parrilla Díaz, en estos momentos es cuando «las diferencias y los colores políticos, sociales o económicos quedan relativizados y diluidos». «Es el momento de sentirnos hermanos, amigos y compañeros– afirma–. Es el momento en el que Dios nos quiere humildes, resistentes, solidarios y fraternos. Es el momento de sembrar esperanza».
La Fundación Juan Bonal ha habilitado dos números de cuenta para quien desee hacer un donativo especificando el concepto de Emergencia Ecuador:
Ibercaja
ES77-2085-0129-03-0330053678
Banco Popular
IBAN: ES68-0075-0006-04-0702713158
Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana agradecen las muestras de solidaridad y lamentan los daños que han sufrido los habitantes de las zonas más cercanas al epicentro. En este sentido, explican que «las imágenes son muy dolorosas», pero valoran la solidaridad del país y de los demás países, enviando grupos de rescate, personal médico y alimentos.
Desde la Comunidad de Guayaquil, las Hermanas indican que las zonas más afectadas son Portoviejo, Esmeraldas, Guayaquil, Manta, Tosagua, Calceta, El Carmen, El sur de Quito, Muisne y Pedernales, casi destruido por completo.
Por ello, la escuela de esta Congregación ha empezado a recoger alimentos no perecederos, ropa y medicamentos para entregarlos a los afectados por el seísmo. Dos de las Hermanas se han desplazado a Tosagua para conocer in situ cómo está la situación y determinar la mejor manera de prestar ayuda a los damnificados.
Sobre las Hermanas de la Caridad de Santa Ana
La Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana tiene más de 300 centros de trabajo en 30 países, ya que gran parte de su actividad se desarrolla en los países en vías de desarrollo. Su objetivo es atender a los colectivos más desfavorecidos y vulnerables, ayudando a personas, entidades sociales y organismos con necesidades y carencias propias de los pueblos más pobres.