Primera predicación de Cuaresma al Papa y la Curia

El P. Cantalamessa asegura que el Concilio Vaticano II es un afluente del río de la Tradición

El Papa Francisco ha asistido hoy, junto a los miembros de la Curia Romana, a la primera predicación de Cuaresma del P. Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano. El religioso capuchino reflexionó sobre la Tradición y el papel del último concilio ecuménico en ella. También abordó la adoración en el Espíritu, la oración de intercesión y el lugar del Espíritu Santo en la liturgia.

(SIC/RV) «La adoración en Espíritu y Verdad» fue el tema elegido por el Predicador de la Casa Pontificia durante su reflexión sobre la constitución Sacrosanctum Concilium que desarrolló a lo largo de cuatro puntos, a saber:

«El Concilio Vaticano II: un afluente, no el río»; «El lugar del Espíritu Santo en la liturgia»; «La adoración en el Espíritu» y «La oración de intercesión», que introdujo de la siguiente manera:

«En estas meditaciones de Cuaresma querría proseguir en las reflexiones sobre otros grandes documentos del Vaticano II, después de haber meditado en Adviento, sobre la Lumen Gentium. Creo mientras tanto que sea útil hacer una premisa. El Vaticano II es un afluente y no el río. En su famosa obra sobre ‘El desarrollo de la doctrina cristiana’, el beato cardenal Newman ha afirmado con fuerza que detener la tradición en un punto de su curso, incluso si fuera un Concilio ecuménico, sería volver muerta una tradición y no ‘una tradición viva’».

Al respecto, el Padre Cantalamessa afirmó que «la tradición es como una música». Y se preguntó: «¿Qué sería de una melodía si se detuviera en una nota, repitiéndola hasta el infinito?». «Sucede con un disco que se raya, sabemos que efecto produce».

Al recordar que San Juan XXIII quería que el Concilio fuera para la Iglesia como «un nuevo Pentecostés», el predicador destacó que tras el evento conciliar hubo un despertar del Espíritu Santo, quien dejó de ser «el desconocido» en la Trinidad, puesto que la Iglesia tomó mayor conciencia de su presencia y de su acción. Por esta razón, citó un pasaje de la homilía de la misa crismal del Jueves Santo de 2012 de Benedicto XVI, en el que el Papa emérito afirmaba:

«Quien mira a la historia de la época post-conciliar puede reconocer la dinámica de la verdadera renovación, que frecuentemente ha asumido formas inesperadas en movimientos llenos de vida y que vuelve casi tangible la vivacidad de la santa Iglesia, la presencia y la acción eficaz del Espíritu Santo».

Lo que –como explicó el padre Cantalamessa– no significa que podemos descuidar los textos del Concilio o ir más allá de ellos; sino que significa releer el Concilio a la luz de sus mismos frutos; a la vez que señaló el hecho de que los concilios ecuménicos pueden tener efectos no entendidos en el momento por sus mismos participantes, tal como lo había indicado el mismo cardenal Newman a propósito del Vaticano I.

Del segundo punto de su reflexión, «El lugar del Espíritu Santo en la liturgia», el religioso afirmó que se trata de una premisa general que se revela útil al abordar el tema de la liturgia en la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum concilium, de la que explicó:

«El texto nace de la necesidad, advertida desde hace tiempo y desde diversas partes, de una renovación de las formas y de los ritos de la liturgia católica. Desde este punto de vista, sus frutos han sido tantos, y muy benéficos para la Iglesia».

En cuanto a la adoración «en el Espíritu», el sacerdote señaló que el Espíritu no autoriza a inventar nuevas y arbitrarias formas de liturgia o a modificar por propia iniciativa las existentes, puesto que esta tarea corresponde a la jerarquía. Sin embargo, dijo, Él es el único que renueva y da vida a todas las expresiones de la liturgia. En otras palabras, el Espíritu no hace cosas nuevas, ¡hace nuevas las cosas!». Concepto que reforzó recodando lo que Pablo refiere de Jesús: «Es el Espíritu que da la vida» (Jn 6, 63; 2 Co 3, 6) y que se aplica en primer lugar a la liturgia. De hecho, añadió textualmente:

«El Apóstol exhortaba a sus fieles a rezar «en el Espíritu» (Ef 6, 18; cf. también Judas 20). ¿Qué significa rezar en el Espíritu? Significa permitir a Jesús continuar ejerciendo su propio oficio sacerdotal en su Cuerpo que es la Iglesia. La oración cristiana se convierte en prolongación en el Cuerpo de la oración de la cabeza.

Después de afirmar que el Espíritu Santo vivifica de forma particular la oración de adoración que es el corazón de toda oración litúrgica, cuya peculiaridad deriva del hecho que es el único sentimiento que podemos nutrir sólo y exclusivamente hacia las personas divinas, el Padre Cantalamessa recordó que esto es lo que distingue el culto reservado, por ejemplo, a la Santa Virgen; puesto que «nosotros veneramos a la Virgen, no la adoramos, contrariamente a lo que algunos piensan de los católicos». Y explicó:

«La adoración cristiana es también la trinitaria. Lo es en su desarrollo, porque es adoración dirigida ‘al Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu Santo’ y lo es en su término, porque es adoración hecha, juntos ‘al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo’».

Además, al comentar un pasaje de san Basilio, recordó cuanto él mismo escribe, cuando se pregunta: «¿Cuál es hoy, para nosotros los cristianos, esa cavidad, ese lugar en el que podemos refugiarnos para contemplar y adorar a Dios?». A lo que el santo erudito responde: «¡Es el Espíritu Santo!». A la vez que se interroga diciendo: «¿De quién lo sabemos?». Y responde: «Por el mismo Jesús que dijo: ¡Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y verdad!».

Al referirse al último punto, el de la oración de intercesión, el P. Cantalamessa explicó que junto a la adoración, un componente esencial de la oración litúrgica es la intercesión. Puesto que en toda su oración, la Iglesia no hace más que interceder: por ella y por el mundo, por los justos y por los pecadores, por los vivos y por los muertos. Y también ésta es una oración que el Espíritu Santo quiere animar y confirmar. Tal como san Pablo escribe:

«El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos» (Rm 8, 26-27).

El Espíritu Santo intercede por nosotros y nos enseña a interceder, a su vez, por los demás, dijo el Predicador de la Casa Pontificia al concluir esta Primera Predicación de Cuaresma, invitando a proclamar juntos el texto que refleja mejor el lugar del Espíritu Santo y la orientación trinitaria de la liturgia, o sea la doxología final del canon romano:

«Por Cristo, con Cristo y en Cristo, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, cada honor y cada gloria por los siglos de los siglos, Amén».

22 comentarios

Manolo
¿Y qué lugar ocupa en ese fluente lo que Pablo VI llamó "el humo de satanás", que se había colado en la Iglesia?
¿Y cómo es que la liturgia se ha degradado hasta límites insoportables?
¿Y cómo es que los sacerdotes desobedecen a la Iglesia, por ejemplo al no vestir como lo manda en el CDC?
¿Y cómo es que el papa y los obispos no hacen nada al respecto y respecto a otros temas que se sostienen en falacias basadas en un supuesto "espíritu del concilio"?
Etc, etc, etc.
19/02/16 8:45 PM
Ezequiel
como siempre muy claro el padre Cantalamessa
19/02/16 9:01 PM
Luis
San Juan XXIII queria un nuevo pentecostes no un modernismo que tanto combatio San Pio X, nuestros hermanos de rito oriental son un ejemplo santo que nos hace ver nuestra iniquidad.
19/02/16 9:56 PM
jb
Manolo, ¿y cómo tú y yo seguimos siendo pecadores? Debe ser el Concilio...

Pero a pesar de todo «Por Cristo, con Cristo y en Cristo, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, cada honor y cada gloria por los siglos de los siglos, Amén». Amén. Y a ves, seguimos en el "fluente"
19/02/16 10:39 PM
Juan Andrés
Tengo 50 años, esto es, desde siempre he vivido bajo el concilio. Nunca me cuestioné nada al respecto. Pero en algún momento, por razones que no viene al caso detallar ahora, me puse a ver el tema ya que para muchos tenía y sigue teniendo un carácter fundacional por lo que parece que el afluente fue tan grande que paró el pequeño río o fue un efluente de aguas turbias que ensució el original cristalino, como ocurre en el Amazonas y otros ríos. Entonces me centré en los frutos, ya que en ellos fijó la atención el Señor. Y que encontramos en sus frutos, una atomización del catolicismo: lefevristas, antipapistas, sedevacantistas, tradicionalistas, neo conservadores post conciliares, progresistas, modernistas, neocatecumenales, carismáticos, teólogos de liberación, liberales, hermenéuticos de la ruptura y de la continuidad, historicistas, literalistas, etc, etc, etc (pueden seguir completando) E incluso se entremezclan entre todas estas categorías. Si bien algunas corrientes venían de antes estaban sujetas con las riendas y fueron soltadas sin que nadie ponga límite alguno. Pero eso sí, en comunión con Roma, que terminó siendo un objetivo más que una guía. Ni siquiera puede hablarse que hay unidad en lo esencial, cada uno va por libre. Por ello no entiendo eso de que hay que "releer el Concilio a la luz de sus mismos frutos" o poner límites que no existen en la realidad o justificar los "pero" o "sin embargo" con la acción del Espíritu Santo. Me pongo viejo y no logró entender t
19/02/16 10:44 PM
Jesus Pereira
Manolo,

creo que el humo de satanás no es un fruto del Concilio, sino precede mismo el Concilio. Es un fruto de los pecados de nosotros los cristianos, de ayer y de hoy, sacerdotes, religiosos, laicos, de nuestro alejamiento de Dios, y, si quisiéramos identificar con una corriente de pensamiento, fruto del liberalismo condenado por la Iglesia muy antes del Concilio.

Aún así, el Concilio es ortodoxo. Pero, con la instrumentalización ideológica del lenguaje uno cambia casi todo lo que quiere... Así se puede decir que los frutos de los falseadores del Concilio, que son muy activos, no es bueno. Pero Dios sabe lo que hace y lo que permite.

Y no es que yo, un nuevo reconvertido, no me llene de muchas indignaciones... Pero pienso que tenemos que implorar a Dios que nos conceda un corazón dulce y firme, firme pero dulce, para que alcancemos rezar por nuestros obispos y sacerdotes, por nosotros mismos y por la Iglesia entera. De momento estoy en la primera etapa...

Bajo las cenizas, confío, hay mucha santidad, y mucha brasa avivada casi imperceptiblemente por el viento del Santo Espíritu - no necesariamente como lo entienden los "carismáticos". Dios suele trabajar en silencio también.

Y a nosotros, pobres pecadores, nos toca rezar y rezar y rezar. Aún mientras regañamos.
19/02/16 11:05 PM
solodoctrina
Excelente el predicador del Papa, como es habitual en su en alto nivel. El Sacrosanto Concilio Vaticano II fue un gran concilio y tiene más futuro que pasado. Sus documentos siguen siendo el programa de la Iglesia para el tercer milenio.
19/02/16 11:59 PM
Excelente, referencia al Concilio Vat II
Recuerdo haber estudiado: "Volver a las fuentes del cristianismo" "aggiornamento" "Liturgia"...
Pero, después... se diluyó un poco ese deseo de sentirme plena con el Bautismo, fuente de mi ser de Iglesia, capaz de hacerme decidir por el seguimiento de JESUS en la vida religiosa. Los cambios, non sanctus... me llevaron a dudar de la eficacia y sentido de la entrega personal, de la falta de testimonio en "perfectae caritatis". No le encontré sentido! Señor, tuya y contigo hasta siempre! Y qué vida cristiana de Cruz junto al Señor, me ha regalado, en un Matrimonio y Familia Católica! Bendito sea Dios!!!
Y, pensar que algunos seminaristas dicen - catequesis parroquial- que el Concilio fue para quitar el latín de la Iglesia, que dizque todo, sermones, cantos, todo era en Latín y de espaldas al pueblo... Qué mal informados! y por supuesto, mal formados. Creo que no han estudiado en algún Seminario conocido.. los documentos del Vat II. O los profesores...???
20/02/16 12:50 AM
antonio
Los textos conciliares, son una cosa y los frutos son otros,un franco desastre, llamado por Benedicto XVI, homilia al clero de Roma, ya renunciante, Caos Postconciliar:flor de CAOS, eso es.

BANALIZACIÓN DE LA LITUGIA, de lo más SAGRADO que tiene la Iglesia, el mismo momento, instante, que se revive hasta que vuelva, desacralización, modernismos, y divisiones de todos los colores, interpretaciones falsa de la moral sexual, que le importa a un Hombre si son dos y/o tres dioses,, lo que le importa al hombre moderno es que la Iglesia ceda en sus tenemos mandamientos negativos, que nunca podra hacerlo, porque gracias al Señor, tenemos el Demzinger, la Sagrada tradición que fue amputada, a mansalva, analbabetismo Sacerdotal, lo expreso un gran Cardenal, con dolor, evidentemente ,pero hay que hacer un diagnostico para actuar.
El Sinodo dos años, se vio a la dos iglesias, la fiel a Cristo, y la que está del otro lado de la Salvación, que Dios reforme a su Iglesia, a la que amo tanto después de convertirme.

Apostasia generalizada, el ag
20/02/16 1:26 AM
Grace del Tabor - Argentina
El Padre Raniero Cantalamessa tiene conocimiento de la realidad y de las virtudes y desvíos de la Verdad.
¡Muy explícitas sus palabras !
Gracias por hacérnoslas conocer !
Saludos en el Espíritu Santo .
20/02/16 3:33 AM
Manolo
«El texto nace de la necesidad, advertida desde hace tiempo y desde diversas partes, de una renovación de las formas y de los ritos de la liturgia católica. Desde este punto de vista, sus frutos han sido tantos, y muy benéficos para la Iglesia».
Tururú, tururú...Pásense por algunas parroquias y verán en qué han convertido la liturgia. En algunas se instalan pantallas para proyectar imágenes mientras se proclama la Palabra de Dios ("es que si no la gente se aburre"), pero el incienso caducó hace años. Ni lavatorio de manos, ni amito, ni incienso, ni recogimiento, ni prepararse las homilías...
Yo estoy por el CV2, pero no por la ingenuidad, fray Cantalamessa.
20/02/16 5:35 AM
TH
Este tema lo ha tratado magistralmente Benedicto XVI en su discurso de Navidad del 2005 a la Curia Romana. Se denomina la hermeneútica de la ruptura o la de la continuidad. La primera la defiende la así llamada escuela de Boloña que ha publicado una historia del Concilio basándose en la idea de que el mismo no está continuidad con la tradición anterior, que es falso y una lectura no sesgada de los documentos lo prueba.

A Manolo:
La barbaridades litúrgicas no se deben a lo que se encuentran en la Sacrosanctum Concilium del Concilio, sino a la infidelidad a lo que ha mandado el mismo. Existe un documento que determina exactamente cómo se ha de celebrar la Santa Misa. La indisciplina e ignorancia de muchos curas no es culpa del Concilio. La ignorancia es atrevida. Además estamos en una época antinomio (contrario a la ley) en la Iglesia, cosa nefasta.
20/02/16 7:19 AM
Almudena1
"En cuanto a la adoración «en el Espíritu», el sacerdote señaló que el Espíritu no autoriza a inventar nuevas y arbitrarias formas de liturgia o a modificar por propia iniciativa las existentes, puesto que esta tarea corresponde a la jerarquía. Sin embargo, dijo, Él es el único que renueva y da vida a todas las expresiones de la liturgia".

No entiendo este párrafo, lo veo contradictorio. Por un lado nos dice que El Espíritu no autoriza a inventar nuevas...formas de liturgia...
Y acto seguido dice que El Espíritu renueva y da vida a todas las expresiones de la liturgia.
20/02/16 9:38 AM
Tulkas
Un ejemplo concreto: la reforma del Breviario. La reforma del Breviario sí es uno de esos frutos sorprendentes del concilio Vaticano II.
Sería injusto afirmar que antes de esta reforma los laicos no usaban el Breviario, pero sí es verdad que desde la reforma lo usan todos los sacerdotes y muchísimos laicos, cada vez más. Bien.

Problema: ha cambiado la naturaleza del Oficio. Lo que era una liturgia pública y eclesial se ha convertido en una oración individual y privada. Liturgia de la Iglesia porque todos rezan lo mismo, pero devoción privada al fin y al cabo. La Liturgia de las Horas parece que ha venido a ocupar el lugar que antes tenía el Rosario.

Una comparación no muy detallada de las reformas del Breviario a lo largo del siglo XX pone de manifiesto que la tendencia ha sido la de convertir una oración PÚBLICA de la Iglesia en una devoción PRIVADA. Por eso se reza más, pero no se celebra. Puede ser verdad que si yo rezo Vísperas es la Iglesia la que celebra vísperas, pero objetivamente no es li mismo sin la dimensión pública de la oración de la Iglesia.

Cualquiera que compare un Breviario de 1912 con el actual ve que el primero contiene, BÁSICAMENTE, una Liturgia pública; el segundo una devoción privada.


Efectivamente: frutos sorprendentes.
20/02/16 10:20 AM
Fran
Llama la atención la continua referencia a la liturgia y de cierto modo a los abusos litúrgicos, principalmente cuando dice que el Espíritu no autoriza a cambiarla...Yo sigo la forma extraordinaria del rito romano, pero no desconozco la validez de la misa actual. La celebración por ejemplo como lo hacía SS Benedicto XVI era de admirar; sin embargo, no todos los sacerdotes lo celebran así y peor aún, muchos hacen lo que se les ocurre pasando por encima de las normas.

Yo me pregunto, si San Juan XXIII hubiese querido cambiar totalmente la liturgia, entonces para que editar el misal en 1962 que siguen todos los sacerdotes que celebran la forma extraordinaria?
20/02/16 11:46 AM
Catholicus
El primer documento del Concilio que desobedecieron los mismos obispos es la Sacrosantum Concilium.

La misa debe ser en latín, la liturgia de las horas para sacerdotes debe ser en latín. El canto gregoriano debe establecerse como el específico.. etc etc

Lo mismo que ahora se desobedece la Summorum Pontificum y no se enseña a los nuevos seminaristas a celebrar la Misa Tradicional.

Demanda la jerarquía al pueblo una sumisión a un Concilio que ellos mismos solo obedecen en lo que concida con su opinión.
20/02/16 12:03 PM
ERASMO
Se puede poner una benda para no querer ver la realidad, pero esa no es la solución a un problema, y un problema haylo, creo yo. Si reconocer un problema cuando lo hay es un buen indicio, y en este caso, afirmar que el Concilio Vaticano II es un afluente del río de la Tradición, creo que es una contradicción por mucho que pese. El Concilio Vaticano II pudiera asemejarse más a una presa que comenzó a agrietarse, y si no se quiere ver la realidad, eso ya es cosa de los responsables o mandatarios y doctores de la Iglesia. Ellos son los únicos que pueden reconducir otra vez el afluente.
20/02/16 12:16 PM
Jesus Pereira
Pienso que el Padre Cantalamessa habla de lo que fue y es el Concilio. No de lo que hicieron del Concilio. Eso es otro capítulo. Que es necesario examinar. Y un tercero. ¿Qué hacer para corregir con eficacia quien sustenta con pertinacia que el afluente es el río? Sólo con decir que es ya no basta. Es gritar aisladamente en medio a una floresta de mala información y error.
20/02/16 4:14 PM
Juan Eusebio
Como seglar, laico o simple fiel considero interesantísimo el tema de estos comentarios. Pero tengo la impresión de que pocos en la Iglesia se hallan en una situación intelectual y espiritual que permita esperar soluciones sólidas a los problemas graves, tan generalizados. Claro que no hay que olvidar jamás que el Señor está siempre con nosotros ¡y las puertas del infierno no prevalecerán!
"Aunque" se requiere, porque Dios quiere contar con él, nuestro buen uso de la libertad, nuestra cooperación con la Gracia...!`[Todo ello si no se me ha deslizado algo erróneo, que me parece que no].
20/02/16 4:35 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Coincido con Jesús Pereira. Una cosa es el Concilio Vaticano II y otra, muy distinta, es lo que hicieron con ese Concilio. Lo que sí creo es que habría que ponerse algunos límites ante tantos abusos.

Bendiciones.
21/02/16 6:27 PM
Andrés
Para entender mejor el antes y el después del CV II, recomiendo vivamente leer "Cien años de modernismo", del P. Dominique Bourmaud. Se consigue fácilmente en PDF.
22/02/16 2:43 AM
Vladimir
Me disculpan los que piensan distinto y los que saben más de esto; pero siempre he creído que el Papa Pablo VI, fue débil en algunos aspectos. No debió aprobar reformas litúrgicas que empezaron a minar el sentido sagrado del Culto Católico.

Cristo, María y José nos ayuden a todos, a volver a recuperar ese sentido.
22/02/16 2:39 PM

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