(Cbcpnews) El cardenal dijo en un discurso catequético que nadie es realmente digno de recibir la Santa Comunión, aunque todo el mundo es objeto del «amor compasivo» de Dios.
«Por eso es por lo que tenemos un rito penitencial al comienzo de la Misa. Y cuando antes de la Comunión anunciamos solemnemente: «Señor, yo no soy digno...», no es una figura literaria, sino una admisión sincera de nuestra insuficiencia espiritual», dijo el purpurado, de 71 años de edad.
Sin embargo, la Iglesia tiene líneas directrices que marcan los límites del nivel de «indignidad» compatible con una recepción provechosa de la Santa Comunión, según señaló el prelado africano.
No a la «hospitalidad eucarística»
Permitir que cualquiera reciba la Comunión durante la Misa infligiría «serios daños a la santidad de la Sagrada Eucaristía» y perjudicaría tanto a la Iglesia individual como a la Iglesia en su sentido más amplio.
«El requerimiento habitual de estar «en estado de gracia» no puede arrojarse por la borda sin consecuencias espirituales negativas tanto a nivel personal como eclesial. Por tanto, los que libremente ofrecen o aceptan lo que es inapropiadamente llamado «hospitalidad eucarística» a cualquiera que desee acercarse a la Comunión están, en mi opinión, infligiendo un grave daño a la santidad de la Sagrada Eucaristía», sentenció el cardenal.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que los que están en pecado mortal no pueden recibir la Comunión sin antes acudir al Sacramento de la Reconciliación, y define el pecado mortal como «pecado cometido con propósito grave y también con pleno conocimiento de causa y consentimiento deliberado».
En Nigeria, dijo el cardenal, es práctica pastoral en las Misas el anunciar claramente antes de la Comunión que «sólo tienen que acercarse a recibir la Comunión los católicos que estén debidamente preparados.»
Sacrilegio
«No creemos que éste sea lugar adecuado para cualquier clase de falsa «corrección política». Parece ser que hoy hay en muchos lugares una necesidad de recuperar el sentido del escándalo ante todo aquello que pueda equivaler a un «sacrilegio».»
La catequesis de Onaiyekan se incluye en «La Eucaristía: Diálogo con los Pobres y los Sufrientes»
«Aquí podríamos pararnos a pensar cuánto hacemos para lograr que la Eucaristía sea accesible para los pobres que viven en los suburbios o en aldeas remotas. ¿Y qué hay de los que viven en cárceles y campos de prisioneros? Siempre que sea posible, los que sufren deben ser capaces de contemplar el rostro de Jesús en la Sagrada Eucaristía», concluyó el cardenal.
Traducido por Alberto Mallofré del equipo de traductores de InfoCatólica