(Portaluz/Credere) Cada 1° de enero la Iglesia Católica celebra a María Santísima, Madre de Dios. La maternidad Inmaculada de María. Pero además este primero de enero de 2016 el Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica «Santa María la Mayor». Pocos días después el Vicario de Cristo viajará a México para postrarse ante la Santísima Virgen María de Guadalupe, en virtud de lo que ella misma prometió en su primera aparición… «Mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre», a quienes allí acudan con sus «lamentos, miserias, penas y dolores».
En este contexto, ¿cuál es la relación entre la figura de la Santísima Virgen María y el tema de la misericordia, que Papa Francisco sitúa en el corazón del Jubileo que acaba de comenzar? Esta y otras preguntas realizó revista Credere al converso, periodista y escritor Vittorio Messori, quien acaba de publicar una versión actualizada -con 13 nuevos capítulos- de su obra del 2008 Hipótesis sobre María.
Su nuevo libro nace - cito de la introducción - «…debido a que sobre María no se ha dicho lo suficiente», y porque le parece se carece «de una catequesis adecuada, pues al parecer se ha sacado a María del lugar prominente de la casa para ponerla en una esquina». ¿Puede explicarlo?
Después del Concilio se ha hecho patente eso que el Padre Laurentin, uno de mis maestros, llama el «invierno mariano». Después de un período en el que se habló bastante de María, se ha pasado al silencio. Por dos razones. La primera: la influencia protestante, para quienes María está «de más», para quienes cuanto más se habla de María menos se habla de Cristo, como si exaltando a la madre se pudiere ocultar al Hijo. También influyó el hecho de que gran parte de la devoción mariana pre-conciliar era sentimental, dulce, hecha de canciones de niños, ramos de flores y cosas por el estilo. De hecho un clima «Supermariano» es probable que alienase a mucha gente con María. He intentado - en este como en otros libros - demostrar que es posible una devoción profunda y, al mismo tiempo -permítanme el uso del término- viril.
Sin embargo en el capítulo titulado ‘Devotos y devociones’, usted invita a no despreciar la fe de los sencillos; aquella de la anciana con el Rosario en la mano. ¿Es posible una devoción «cierta y viril», pero que al mismo tiempo manifiesta ternura?
La devoción popular es un gran tesoro al que la Iglesia no debe renunciar, porque también es querida por los fieles. María (n. del e.: la Santísima Virgen María) le dijo a Bernadette en Lourdes: «Quiero que aquí se erija una capilla y que vengan en procesión». Pues bien, yo nunca me fui a las calles para un desfile político, pero siempre que puedo voy con agrado a las procesiones. Además, entre las personas que más admiro en el mundo está la anciana con su rosario. Lo que no me gusta es una retórica sentimental en la catequesis: ¡Muchos libros sobre María son ilegibles por el hombre de hoy! Añado que en la zona del Desenzano del Garda, donde vivo, he contribuido a la recuperación de algunos rincones marianos que corrían el riesgo de terminar en ruinas. No sólo esto, sino que yo mismo reconstruí un ‘santuarito’ mariano.
Cuéntenos más sobre lo último que menciona...
A pocos kilómetros de Desenzano se encuentra la antigua abadía de Maguzzano que estaba un poco abandonada. Gracias a mis ahorros y aportes de algunos amigos solventes, se pudo crear, con la ayuda de un amigo arquitecto, un pequeño santuario. Pequeño pero elegante, porque la belleza también debe ser parte de la devoción. Como está situado en un olivar, se dedicó a «Santa María de los olivos. ‘»
¿Cuál es la «función» de María respecto de Jesús?
En mi primer libro Hipótesis sobre Jesús -el testimonio de mi conversión- María no figuraba para nada. Entonces yo estaba como «deslumbrado» por Cristo y no «veía» a la Santísima Virgen. Mi experiencia es que solo cuando usted logra vincularse íntimamente con el Hijo, él le lleva a su casa y le presenta a la Madre. Dicho de otra manera: María es importante, pero después de que Cristo se ha hecho presente.
En la Salve Regina María es llamada «Madre de la misericordia». ¿Cómo interpreta este apelativo en vistas al Jubileo que acaba de empezar?
En Dios encontramos la misericordia en grado máximo y, al mismo tiempo, la justicia suprema. Dicho esto, tal vez Dios asignó a María una tarea especial: para asegurarse de que en cada uno solo esté presente la misericordia. Como ser humano, una de nosotros, María puede «permitirse» esto. Así, María es un regalo que se da a la humanidad: es nuestra abogada defensora ante Dios.
¿Hay algún «título» específico de María que le es particularmente querido?
María Estrella del Mar. Los marineros para no perderse en el mar siguen la estrella. María es quien te guía. Como decía san Bernardo de Claraval: «…siga a María y nunca irá por mal camino».
¿Entre los santuarios marianos frecuenta alguno en particular?
Crecí en Turín y tengo una relación especial con el ‘Santuario della Consolata’. También me encanta el ‘Santuario di Oropa’, porque más que un santuario es una especie de ciudad mariana en la montaña.