(Zenit) El mensaje a los dos primeros países que visitará, Kenia y Uganda, inicia dirigiendo una palabra de «saludo y amistad». Asimismo, asegura que va a tierras africanas «para proclamar el amor de Jesucristo y su mensaje de reconciliación, perdón y paz». El Papa recuerda que el Evangelio pide «abrir nuestros corazones a los otros, especialmente a los pobres y a aquellos que lo necesitan».
Además, afirma que «desea encontrar a todas la población de Kenia y Uganda, y ofrecer a cada uno una palabra de aliento». Estamos viviendo un tiempo –observa Francisco– en el que los fieles de cada religión y las personas de buena voluntad son llamadas a promover la comprensión y el respeto recíprocos, y a sostenerse los unos a los otros como miembros de la misma familia humana.
Finalmente, en este vídeomensaje en inglés, el Papa asegura que un momento especial de su visita, «será representado por los encuentros con los jóvenes, que son nuestro principal recurso y nuestra esperanza más prometedora para un futuro de solidaridad, paz y progreso».
En un segundo mensaje, dirigido a la población de la República Centroafricana, el Pontífice manifiesta, en francés, su alegría y su afecto por todos, «independientemente de la etnia o del credo religioso». Vuestro querido país –observa– está atravesando desde hace demasiado tiempo una situación de violencia e inseguridad de las cuáles muchos son víctimas inocentes».
De este modo, Francisco asegura que la finalidad de esta visita es «sobre todo llevar, en nombre de Jesús, el apoyo de la consolación y de la esperanza».
Por eso el Papa, espera de todo el corazón «que mi visita pueda contribuir, de una forma u otra, a aliviar vuestras heridas y a favorecer las condiciones para un futuro más sereno para Centroáfrica y todos sus habitantes». El Papa asegura que va a al país como «mensajero de paz». Y añade que desea sostener el diálogo interreligioso para «animar la convivencia pacífica en el país: sé que esto es posible, porque todos somos hermanos».
Haciendo referencia al lema de su visita a este país, «Pasemos a la otra orilla», el Santo Padre explica que este tema «invita a las comunidades cristianas a mirar adelante con determinación y alienta a cada uno a renovar la propia relación con Dios y con los propios hermanos para construir un mundo más justo y más fraterno». El Pontífice concluye su mensajes asegurando que «tendré la alegría de abrir para vosotros –un poco antes– el Año jubilar de la Misericordia, que espero sea para cada uno ocasión providencial de auténtico perdón, ocasión para recibir y donar, y de renovación en el amor».