Círculo francés «A»
Moderador: Card. LACROIX Gérald Cyprien
Relator: S.E. Mons. ULRICH Laurent
1. En la ronda de intervenciones a propósito de la Introducción y la primera parte del «Instrumentum laboris» (IL) nos permite extraer algunos temas en común, sin ignorar las diferencias en sus planteamientos.
Por una parte, nos ha alegrado que la introducción ponga de relieve la belleza y la profunda sacramentalidad del Matrimonio. Hicimos un llamamiento acerca de la necesidad de poner en las almas el anhelo de una vida hermosa: también hemos escuchado señalar las situaciones dolorosas, los problemas de la vida familiar; pero también tuvimos el deseo de hablar de los desafíos, y de la gracia de Dios que ayuda a superarlos.
Algunos hicieron hincapié en que la primera parte enfoca la vida de la familia en su conjunto, y no solo el matrimonio: lo que constituye un punto de vista más abierto.
Sin embargo, otros prefirieron volver a las cuestiones que afectan a día de hoy al matrimonio en el mundo contemporáneo. Uno de los participantes, apoyado por otros, subraya el hecho de que no es bueno que el sínodo gire únicamente alrededor de los problemas y de las crisis que atraviesan las familias en Occidente.
Quizá podamos ponernos de acuerdo sobre los siguientes puntos que merecerían ser profundizados y desarrollados al hilo de nuestras observaciones y modi [modos de operar] respecto al texto del IL.
De una parte, tuvimos la necesidad de partir de lo que se vive hoy en las familias y que deben ser los puntos de partida para el anuncio del Evangelio: debemos saber y poder discernir los semina Verbi en las experiencias de las familias de hoy. Sin embargo existen problemas y dificultades, sufrimientos, pero también existen, en todas las partes del mundo, familias que viven felizmente su enraizamiento en Cristo y en la Fe.
Es preciso que nuestro texto adopte un tono abierto que favorezca el diálogo con nuestros contemporáneos.
De otra parte, queremos que este texto adopte el punto de vista de la vida de las familias, sin limitarnos al de las parejas y a los casados, incluso será esencial abordarlo. Ciertamente, será muy fecundo colocar la vocación y la misión de la familia, a la luz del Evangelio, en todas las del mundo para que lleguen a ser hermanas. Convertirse en hermano o hermana de todo hombre es, ciertamente, la experiencia más universal: con dolor se constata que hay personas que no encuentran su sitio en su propia familia de sangre, en la comunidad humana y cristiana. Pero todo el mundo puede llegar a ser y está llamado a ser hermano, hermana de todos los que son hombres y mujeres con él mismo. La vida de las familias prepara para eso. La vida de la Iglesia llama a eso.
2. Cuando abordamos el trabajo, capítulo tras capítulo, número tras número, constatamos que la materia es considerable. Sabemos bien que la cuestión de la familia no se limita a uno o dos que den su opinión, sino que las cuestiones son numerosas, y que todo lo que está en el IL merecería, por nuestra parte, una atención sostenida.
Estamos satisfechos de constatar que hay amplios momentos consagrados al intercambio, en grupos lingüísticos homogéneos, para tratar toda esta materia, y para ir a un intercambio en profundidad, ¡pero somos conscientes de que los próximos quince días serán insuficientes para hacer los honores a todo este programa!
Sea como sea, algunos que tienen experiencia manifiestan una cierta inquietud respecto a que todos los modi [modos de operar, sugerencias] que vamos a proponer, que vamos a redactar y a adoptar después de nuestros buenos debates, ¡no quedarán recogidos! Cada uno está como «desilusionado» sobre el futuro de sus propias opiniones y se prepara generosamente a abandonarlas, al menos en parte… Pero a cada grupo le gustaría que no pasase eso respecto a sus queridos modi trabajados con tanto cuidado, con discusiones que han exigido no solo una gran energía, sino también mucha abnegación para escribirlos teniendo en cuenta lo mejor de las opiniones de los demás.
Sobre todo queremos decir que estamos conmovidos por el encuentro de tantas diferentes culturas que puede realizarse simplemente entre una veintena de personas que hablan, sin embargo, la misma lengua. Las situaciones del Africa francófona, del Medio y del Próximo Oriente, de Francia, incluso de Suiza y de Canadá son diversas. Las mismas palabras en lengua francesa no revisten siempre el mismo sentido a un y otro lado del Atlántico o del Mediterráneo.
3. Especialmente los contextos históricos y culturales, no son los mismos. No se puede decir que en todas partes el número de bodas (o incluso de bautismos) está disminuyendo. No se puede tampoco hablar de la misma manera de la presencia de la Iglesia en nuestras sociedades respectivas. Las posibilidades de compartir la Fe en nuestros países no son las mismas, el testimonio público que puede darse no es equiparable en todas partes. Ni tampoco las dificultades se fundamentan en las mismas razones: la libertad para hacerlo en un país «liberal» no significa que eso esté reconocido verdaderamente, y puede conducir a actitudes contradictorias –unos adoptan una posición de identidad fuerte, mientras que otros se deciden por un diálogo paciente y no siempre bien comprendido. En otros países, la presión religiosa o cultural que se ejerce contra los cristianos no significa que estos se callen, sino que después de bastantes siglos deben abrirse un camino muy doloroso.
Esto, en principio, nos era conocido. Pero en una discusión que concierne a los aspectos tan concretos y variados de la vida de las familias, sentimos que ahí estamos haciendo una experiencia única de catolicidad. Que nunca está definitivamente adquirida: es un don de Dios que nos viene dado a través de esta experiencia de Iglesia: pero nos falta recibirlo, vivirlo con fidelidad, profundizarlo verdaderamente. Nos tomamos el tiempo necesario para escucharnos, para ir al fondo de nuestras participadas reflexiones; tratamos realmente de explicarnos mutuamente por qué lanzamos tal idea, en virtud de qué experiencia nos expresamos. Avanzamos con precaución: nos ha sido lanzado un desafío muy interesante de acogida y de escucha mutuas.
Círculo francés «B»
Moderador: Card. SARAH Robert
Relator: Rev.do P. DUMORTIER, S.I. François-Xavier
Este relato tendrá dos partes: 1) la experiencia vivida; 2) algunos puntos para insistir.
1. La experiencia vivida.
1.1 Hemos empezado nuestra reflexión sobre el Instrumentum laboris con lo que nos era más común, como «Iglesia que camina unida para leer la realidad con los ojos de la Fe y con el corazón de Dios», y acabo de recoger aquí, Santo Padre, las palabras que Usted mismo nos dirigió el lunes por la mañana; pero también con lo que nos diferencia: la diversidad de nuestros orígenes nacionales: hay tantas nacionalidades representadas en nuestro grupo como miembros del propio grupo: diversidad de nuestros recorridos personales y diversidad de responsabilidades confiadas actualmente a unos y otros. Escuchándonos con atención, misericordia y paciencia sonriente ha sido como nos hemos dejado enseñar unos por otros. Los diferentes números y capítulos de esta primera parte, evidentemente, han suscitado reacciones, puntualizaciones, reflexiones, que debían encontrar el camino de los «modi» sometidos al juicio de todos: hemos trabajado mucho a partir del texto y sobre el texto y hemos votado una veintena de «modi». En algunos momentos nos ha faltado resistir la tentación de reescribir algunas partes del texto: esta tentación, si se me permite decirlo, es connatural a un grupo de personas que leen un texto sobre el que son conscientes de su importancia: su importancia para la Iglesia, para el mundo, para cada uno y cada una de entre nosotros. Por tanto, hemos aprendido mucho: hemos aprendido a trabajar mejor en equipo, sesión tras sesión; hemos aprendido a conocernos; hemos aprendido a leer y a entender el texto un poco de otra manera a través de lo que unos y otros decían.
1.2 Desde la primera reunión del Circulus [Círculo], y a petición de nuestro Moderador, Su Eminencia el Cardenal Sarah, hemos compartido la experiencia personal con la que comenzamos este Sínodo. Me tomo la libertad de resumirlo en tres puntos:
1) La necesaria toma de conciencia de la diversidad de contextos socio-culturales y de situaciones pastorales: esto pide y pedirá poder articular lo que pertenece al orden de lo universal y al orden de lo particular, una palabra común fuerte y respuestas a las situaciones particulares que se dan. A este propósito, ha sido propuesto por uno de nosotros –sin que haya sido puesto en cuestión por los demás- que las conferencias episcopales puedan disponer de cierto poder para permitir a sus pastores ser «buenos samaritanos» en su servicio eclesial.
2) Han sido expresadas numerosas llamadas de atención:
- que el Sínodo, consciente de que nuestros contemporáneos esperan mucho de él, sea inspirador y que todos puedan comprender la confianza de la Iglesia en relación a ellos mismos y en relación a la familia;
- que el Sínodo señale referencias que sean caminos para ayudar y acompañar a unos y otros: que permita a la familia vivir su vocación y su misión según el plan de Dios y la enseñanza de la Iglesia;
- que sepa expresar su apoyo a las familias del Próximo y del Medio Oriente, a menudo dispersas y tentadas por la inmigración;
- que tenga también una mirada positiva sobre la familia de hoy, un «lugar» en el que todo no va tan mal y que se convierta en una «escuela de humanidad»;
- que, teniendo en cuenta las causas profundas de algunas de las turbulencias actuales por las que atraviesa la familia, permita a unos y otros, retomar el camino con la fuerza de la esperanza, ayudando a la familia a vivir como familia.
3) Caminos que han sido propuestos:
- examinar atentamente las causas de las turbaciones que afectan a la familia y, a través de ella, a la sociedad: cuando la familia sufre, la sociedad sufre:
- en nuestra reflexión, mantenernos en raizados en Cristo para dejarnos enseñar por Él, para mirar con su mirada, para tener sus mismos sentimientos;
-
una intervención magisterial que trate de dar más coherencia a un conjunto de textos que, en el orden teológico y canónico, parecen estar más yuxtapuestos que articulados y, al hacerlo, simplificar sus expresiones.
2. Algunos puntos a insistir al hilo del texto:
En relación al texto de la primera parte, dos observaciones generales han sido formuladas por varios miembros de nuestro grupo; la primera, llama nuestra atención acerca del hecho de que el análisis presentado sobre la familia muestra a menudo un carácter negativo, con términos fuertes; otros han dicho que el acento estaba puesto sobre los fallos; la segunda llama nuestra atención sobre el hecho de que el texto, marcado por una problemática muy «europea», es decir demasiado europea hasta alcanzar el riesgo de ver las cosas a través de un cierto prisma; pero otros han dicho que tal «modelo» de familia se difuminaba y se generalizaba.
Me gustaría remarcar algunos puntos a insistir que manifiestan nuestros «modi» [consejos]:
- nos ha parecido importante solicitar que el texto comience por recordar que «la familia es el pilar obligatorio e irreemplazable de la vida de la sociedad», que es «el fundamento de la sociedad» (GS, 52) y que esto «obliga» en cierta manera a la Iglesia, «experta en humanidad», a afrontar la cuestión de la familia hoy en su vocación y en su misión propias;
- la «ideología de género» ha sido objeto de una amplia discusión en nuestro grupo: se ha subrayado su carácter «ideológico», especialmente cuando viene difundida, es decir, cuando viene impuesta por organismos internacionales;
- otro punto importante ha sido recordar que los responsables del bien común, y en primer lugar de las autoridades públicas y los responsables políticos, no pueden quitarse de encima la responsabilidad, que es suya, a propósito de este bien primero que es la familia, a través de las políticas familiares, sociales y educativas para mantener y apoyar a las familias, primeramente, a las menos favorecidas;
- hemos subrayado que, muchas familias –especialmente en ciertas sociedades- dan todo el espacio posible a las personas ancianas, consideradas como una «bendición»;
- hemos apreciado especialmente la manera en la que el Instrumentum laboris insiste sobre la dignidad de la mujer, sobre su papel propio y sobre sus responsabilidades: nos ha parecido que esta justa instancia también exige considerar cómo se encuentra, a veces, empequeñecida u olvidada «la vocación y la misión» propia del hombre en la familia, como esposo y padre;
- algunos desafíos han captado toda nuestra atención y nuestra reflexión, especialmente el desafío del fracaso, el desafío económico y más especialmente el desafío de la migración y la dramática situación de aquellos y aquellas que salen o huyen y deben ser acogidos allí donde llegan. Hemos considerado también el tema de las que pertenecen a las Iglesias orientales católicas: nos ha parecido importante subrayar que, la elección de la emigración o la obligación a la emigración, tiene y tendrá consecuencias muy serias sobre la presencia cristiana en el Medio Oriente.
Círculo francés «C»
Moderador: S.E. Mons. PIAT, C.S.Sp. Maurice
Relator: S.E. Mons. DUROCHER Paul-André
El clásico método de ver-juzgar-actuar adoptado por los autores de la relatio sinodi del año pasado y aprobado por los Padres del sínodo ha sido perfectamente adaptado para nuestro tema: nos permite organizar una materia amplia de un modo lógico y productivo. Pero no basta con estar atento respecto al tema de nuestra reflexión, es decir, la familia en nuestro contexto moderno, en particular la familia cristiana, católica. Nos falta caer en la cuenta de que somos nosotros mismos los que emprendemos esta reflexión.
Somos, en primer lugar, hombres de familia. Tenemos padres, hermanos y hermanas, cuñados y cuñadas, primos y primas, sobrinos y sobrinas. Las familias de las que hablamos no nos son extrañas: forman parte de nuestras vidas, viven con nosotros. Esto debe aparecer en nuestras palabras, en el tono de nuestro texto, en nuestro cuidado y nuestra compasión por todas las familias de la tierra. Al hablar de «la familia» existe el peligro de hacerlo en abstracto, como una realidad que nos es externa. Es necesario esforzarse por hablar «de las familias», de «nuestras familias» en su realidad concreta e individual. En particular, es preciso favorecer la solidaridad internacional entre todas las familias cristianas a favor de aquellas que actualmente sufren la persecución, la guerra y la precariedad.
Somos también hombres de Fe. Nuestra mirada está transformada por la Buena Nueva que ha alcanzado nuestra vida, por medio del Hijo de Dios que se ha hecho carne por nosotros, que ha muerto por nosotros, que vive en nosotros. Esta Fe debe conformar nuestra mirada e informar nuestra reflexión. No pretendemos ser psicólogos, ni sociólogos, ni economistas, incluso cuando algunos de entre nosotros tenemos una formación bien puesta en estos saberes. Hablamos en primer lugar como hombres de Fe, y esto debe ser visto desde esta primera parte analítica de nuestro texto.
Por último, nosotros somos pastores. Nuestro cuidado, que constituye la misión que Cristo ha confiado a su Iglesia, la misión que es la Iglesia, se realiza cada vez más en el mundo actual. Todo el esfuerzo sinodal debe tender hacia esta meta. Todo el texto que nosotros elaboremos debe estar motivado por esta preocupación fundamental. En particular, nosotros queremos ayudar a nuestras familias a responder a dos cuestiones. La de la vocación: «Familia, quién eres?» Y la de la misión: «Familia, qué haces?» Todo lo demás, por muy interesante que sea, es secundario. Nuestro texto debería ser depurado segúneste criterio. Especialmente recordemos que la fastoral familiar no es solamente la acción de la institución eclesial a favor de las familias, sino la acción de la iglesia que se realiza en la familia y por la familia. He aquí la verdadera novedad de la pastoral familiar que estamos llamados a desarrollar en esta asamblea sinodal.
El texto final debe «dar ánimos» a nuestras familias, manifestar la confianza que les tenemos, suscitar su confianza en nosotros. Debería evitar que algunas personas se sientan «excluidas» de nuestra solicitud, pues ¡todas las familias participan de la misión de la Iglesia! Recordemos que, en la Biblia, las familias a menudo son «problemáticas»; sin embargo, la Palabra de Dios se ha realizado en ellas y por ellas. Dios puede obrar la misma maravilla incluso hoy mismo.
Nuestro análisis debe ser lúcido, pues queremos que nuestra pastoral está enraizada en la realidad. En particular, necesitamos reconocer que la antropología implícita de nuestra cultura moderna está lejos de la visión cristiana. Su insistencia sobre el individuo, dotado de una libertad sin cortapisas, a menudo ligado a un relativismo moral, contrasta con nuestra convicción de que la persona humana está hecha para ser en relación, a imagen de Dios-Trinidad. La familia es más que una unidad del fundamento social: es la matriz de la persona humana que se desarrolla. Es necesario hacer todo lo posible para alentar las relaciones humanas y las comunidades.
Nuestro análisis ganaría si subrayase los impulsos verdaderamente humanos y humanizantes que apoyan muchos de los rasgos de la cultura contemporánea, pero que han sido desviados o pervertidos por el pecado (en la Biblia, «pecar» quiere decir «errar en su finalidad»). Así, para el individualismo rampante, reconocemos que deriva d una búsqueda noble de autenticidad (No quiere Dios que ninguno de nosotros sea completamente auténtico? ¿No tiene Dios para cada uno una vocación particular?). Pero este búsqueda, olvidando la naturaleza profundamente relacional del hombre, olvidando el horizonte trascendente que está sobre su mundo, cae en un individualismo que lleva a una soledad exacerbada y penosa. Es en este mundo que tiene sed de verdaderas relaciones en el que la familia puede ser una Buena Nueva.
Estamos obligados a subrayar dos aspectos d esta nueva cultura que nos preocupan profundamente. Uno es el resurgir de lo que parece ser una nueva ideología que se llama frecuentemente «ideología de género». Estas diversas teorías de género han sido desarrolladas en sociología y en filosofía, buscando analizar ciertos fenómenos humanos y sociales que pueden enriquecer nuestra comprensión del mundo. Pero cuando estas teorías se convierten en un absoluto, tienden a producir un sistema de pensamiento único que quiere arrasar todo delante de él. Buscando imponer un punto de vista que niega la relación entre la identidad sexual y el ser sexuado tal como somos por nuestro cuerpo, disuelve la familia, la paternidad, el amor humano en lo que tiene de más noble y de mas humanizador.
El otro aspecto que nos preocupa muy mucho, es el desarrollo de las tecnologías bioéticas que permiten descomponer y recomponer al mismo viviente. Por supuesto, celebramos el genio humano que permite comprender la estructura física y biológica de nuestro mundo hasta en sus más ínfimos detalles. Pero nuestras capacidades de manipulación sobrepasan con mucho nuestra ciencia. La clonación, los vientres de alquiler, la manipulación genética hasta en las células germinales, todo esto amenaza con crear un mundo en el que ya no podremos decir ni lo que es el ser humano. Ante estas dos realidades, todos nosotros debemos estar vigilantes y comprometidos. Estamos obligados a decirlo.
Volvamos a nuestro texto. Pedimos a la comisión de redacción preparar una nueva introducción de conjunto para el documento final, que no será para nada un instrumento de trabajo. Debe perfilar directamente la metodología del «ver-juzgar-obrar» seguida en el texto. Debe explicitar el lugar en el Sínodo sobre la nueva evangelización. Evangelii gaudium y este Sínodo sobre la familia.
Una palabra nada más sobre el método que nosotros hemos seguido. Hemos apreciado que las intervenciones son más cortas y están mejor adaptadas en los grandes grupos. Apreciamos igualmente el tiempo dedicado a los pequeños grupos. Animamos al equipo coordinador a asegurar un «ir y venir» activo entre estos pequeños grupos, el gran grupo y el comité de redacción: es el desafío de la sinodalidad y de la comunión.
Nuestro intercambio se ha enriquecido por la gran diversidad cultural y ritual de nuestro grupo, que nos ha hecho tomar conciencia de la necesidad de preservar una sana subsidiariedad en la Iglesia que reconoce el aporte importante de las conferencias episcopales nacionales.
Por último, ponemos nuestra confianza en el Espíritu Santo- Es en el intercambio de puntos de vista y en el choque de as confrontaciones como Él hará surgir la luz, revelándonos las «sorpresas de Dios» de las que el Papa Francisco gusta tanto de hablarnos. Sí, pongamos nuestra confianza en el Espíritu.
Círculo inglés «A»
Moderador: Cardenal George PELL
Relator: Arzobispo Joseph Edward KURTZ
En Jesucristo, el Verbo Encarnado, encontramos la fuente de esperanza para la familia del mundo contemporáneo. Esta confianza en El, debe ser la primera y la última palabra del sínodo. Es con la mirada puesta en Jesús, que hemos dado inicio.
El mensaje del sínodo debe anunciar la Buena Nueva de Jesucristo de forma atractiva y clara. Por lo tanto, recordamos las palabras del Papa Francisco quien con una animada exhortación invitó a las familias en la Fiesta de las Familias en Filadelfia , con éstas palabras:
« Tan grande fue Su amor, que El comenzó a caminar con la humanidad, con Su gente, hasta que llegó el momento oportuno, en el que Él se manifestó con la expresión más grande de amor- Su propio Hijo. ¿Y a dónde envió a Su hijo? ¿A un palacio? ¿a una mansión?
No, Dios lo envió a una familia, lo envió al seno de una familia. Y El pudo hacerlo, porque era una familia que tenía un corazón abierto.
Hemos discutido la metodología apropiada, la cual necesita hacer referencia a la Sagrada Escritura y a la Tradición a lo largo de éste documento mientras interpretamos los signos de éste tiempo a la luz del Evangelio.
Una gran preocupación se presenta ante la desoladora escena contemporánea. Es necesario prestar más atención a la reflexión teológica sobre los fieles esposos que se aman y conforman una familia y que muy a menudo, viven heroicamente y son testigos vivientes de la gracia en el hogar. En un esfuerzo por difundir la «Buena Nueva con respecto a la familia», hemos optado por hablar menos de la «crisis y más de «luces y sombras».
Hemos hablado de la vitalidad de las familias que son testimonio de la belleza de la vida familiar e inspiran a otros en su compromiso con la vida en familia. Sin embargo, también hablamos de los muchos espejismos que presenta nuestro mundo contemporáneo y que tristemente llevan al camino del aislamiento radical. Además, hablamos de los retos y aflicciones que son parte de las sombras.
Otra preocupación que encontramos, fue que se pudiera dar una orientación demasiado Euro-céntrica u Occidental a la redacción actual. Por el contrario, estamos llamados a utilizar un tono global y que esté abierto a la riqueza y experiencias reales de las familias de hoy, en varias naciones y continentes.
Se dio mucha importancia a la familia que emigra, haciendo un llamado a una generosidad especial por parte de las comunidades de fe para que le den la bienvenida a los dones de éstas familias.
También hemos recalcado la atención que se le ha dado a las personas con discapacidades y necesidades especiales y sus familias. Se hizo una anotación especial hacia el cuidado con el cual se presentan las gracias y los retos de éstas familias.
También merece una mención especial, el papel de la agenda política, que debe promover la vida en familia de forma que honre el derecho natural de las familias y orientar a la toma de decisiones que promueva el bien común.
En resumen, mientras los retos son ya bastante evidentes, así también debemos mantenernos firmes en las fortalezas y semillas de la renovación ya presentes en el seno de la familia para que éstas se conviertan en agentes activos de la Buena Nueva de Jesús.
Conscientes de que la gracia de Cristo debe influir en éste documento que está dedicado a la misión y vocación de la familia, nosotros, urgimos a los delegados del sínodo que anuncien la esperanza promulgada por Jesús como la primera y la última palabra de éste sínodo. En Cristo ponemos nuestra confianza.
Círculo inglés «B»
Moderador: Card. Vincent Gerard NICHOLS
Relator: Arz. Diarmund Martin
El grupo reconoció que el propósito de la Parte I no es simplemente repetir el análisis del Sínodo del año pasado. Sin embargo, se hizo notar que el análisis de las dificultades que enfrenta la familia es en extremo negativo.
Echamos un vistazo a la reflexión que presentó la Iglesia el año pasado y lo que hemos experimentado en nuestras iglesias locales. Tratamos de ver a la luz de la fe, cómo las familias tratan día con día, de vivir lo que el Papa Francisco se refiere como «el sueño de Dios para su amada creación»
Somos testigos diariamente de cómo las familias tratan de hacer cada día el sueño de Dios el sueño propio para su vida en familia, para encontrar la felicidad al compartir su amorosa travesía y viendo el amor realizarse en los hijos que nacen y que ellos mismos guían, y en especial a los hijos adolescentes hacia el misterio del amor matrimonial.
El grupo hizo énfasis en el hecho de que la familia extendida es muchas veces la forma más común de acompañamiento en cada etapa de sus vidas. El amor y el apoyo que se da y se recibe en tantas familias en el peregrinar por la vida, es la expresión del amor que Dios tiene por su gente peregrina.
A pesar de los retos que cada familia enfrenta en cada cultura, las familias, con la asistencia de la gracia divina pueden encontrar dentro de ellos la fortaleza para seguir adelante en su vocación para amar, fortalecer lazos sociales y preocuparse por una sociedad más amplia, especialmente por los más vulnerables. El grupo expresa que el Sínodo debe demostrar una fuerte apreciación por tales familias.
El papel de la Parte I es el de escuchar y observar los datos sobre el estado de las familias. El grupo expresó que es muy importante que para el Cristiano, tal análisis sea hecho partiendo siempre desde la fe y no como un simple análisis sociológico. Se necesita una base apoyada las escrituras para que se pueda comprender claramente la naturaleza del sueño de Dios, al cual están llamadas las familias para hacerlo propio y para darse cuenta que frente a las dificultades de la vida, ellos pueden poner su confianza en Dios que no abandona y decepciona a nadie.
Se hizo ver que frente a los retos socio-culturales que la familia enfrenta, debemos reconocer abiertamente el acompañamiento inadecuado que las familias reciben por parte de la Iglesia en su caminar por la fe.
El análisis de la situación de la familia debe reconocer la forma en que con la ayuda de la gracia, las familias que están lejos de ser perfectas, y viven en un mundo imperfecto, llegan a realizarse en su vocación, aunque lleguen a equivocarse en el trayecto. Como miembros del grupo compartimos cada uno, una reflexión sobre nuestras propias familias, en sus diversos contextos sociales, étnicos y religiosos. Lo que surgió, distaba mucho del estereotipo de la «familia ideal». En medio de las múltiples dificultades, nuestras familias nos transmitieron el don del amor y el don de la fe; en nuestras familias descubrimos lo que significa la auto valoración y la dedicación. Muchas de los miembros de nuestras familias son de confesión mixta o de otras religiones, pero en todas aprendimos la habilidad para rezar y para reflexionar en cómo la familia es central en la transmisión de la fe en múltiples situaciones.
Un análisis basado en la luz de la fe está distante de un análisis que evita enfrentar la realidad. En todo caso, tal análisis, puede centrarse en cuestiones de marginación, la cual escapa a la mentalidad de la cultura dominante de muchas de nuestras sociedades. Un análisis a la luz de la fe puede llevar a un profundo discernimiento sobre como las familias sufren marginación y formas de pobreza que van mas allá de la pobreza económica ya que puede llegar a incluir pobreza social, cultural y espiritual.
Este discernimiento nos debe ayudar a identificar los grupos en nuestro entorno que se encuentran en una situación similar a la que vivió Jesús con sus padres cuando se les dijo «para ustedes no hay posada».
Se hizo notar que entre los grupos que han experimentado tal exclusión, no debemos dejar de lado a las familias que son discriminadas o marginadas por su Fe en Jesucristo.
El lenguaje de las Escrituras se aproxima a las realidades cotidianas que experimentan las familias y puede convertirse en puente entre la fe y la vida. El grupo siente que el lenguaje del documento final debe ser un lenguaje más simple, accesible a las familias, con esto queremos hacerles saber que los Padres Sinodales hemos escuchado sus comentarios y contribuciones al proceso sinodal.
Las situaciones en las que las familias se desenvuelven para vivir su vocación son variadas. Sería imposible encapsular todas estas situaciones en un solo documento. Cada Iglesia local debe tratar de identificar las situaciones particulares de marginación de las familias de sus sociedades.
La agenda Social debe tener una preocupación prioritaria sobre sus efectos en la familia. Una buena agenda social debe comenzar con una identificación de la ubicación de las periferias de cada comunidad, al contrario de un análisis puramente económico. Dicho discernimiento de la realidad de la marginación debe ser una característica dominante del cuidado pastoral de la Iglesia hacia las familias.
Los problemas sociales, como la vivienda inadecuada, desempleo, migración, uso de drogas y el costo de criar a los hijos, todos tienen a la familia como la víctima principal.
Al observar los retos que enfrentan algunos grupos en particular, el grupo propuso una amplia revisión de los párrafos 17-30 bajo el título La Familia y el Peregrinar por la Vida.
Los jóvenes viven en un ambiente exageradamente sexualizado. Necesitan ser educados en una cultura que promueva el darse como personas, la cual es la base de la auto-donación del amor conyugal.
Los jóvenes necesitan desarrollar la habilidad de vivir en armonía con sus emociones y sentimientos, y buscar relaciones maduras y de afecto maduro Qcon otros. Este puede ser el antídoto para el egoísmo y el aislamiento los cuales tienden a llevar vidas faltas de significado y de esperanza, en las que se auto-lastiman y suicidan.
La generosidad y la esperanza son las raíces de una cultura de vida. La vida en el útero se ve amenazada por la práctica generalizada del aborto y del infanticidio. La cultura de vida también debe acoger a los ancianos y a aquellos con necesidades especiales, casos en los que muchas veces el único apoyo proviene de la familia extendida. Muchas familias han testificado sobre la visión fresca de la vida que surge cuando alguno de los miembros tiene necesidades especiales.
La experiencia de nuestro grupo es aquella de los pastores que comparten una firme convicción de que el futuro de la Iglesia atraviesa por la familia. Se hizo énfasis en el hecho de que la política y las agendas pueden hacer un intento por cambiar las estructuras, pero que las políticas por si solas no pr0ducen cambios de corazón.
La humanización de la sociedad y de nuestro futuro dependerán de cómo, como una comunidad logremos cumplir el sueño de Dios de su amada creación.
No podemos más que agradecer a Dios por nuestras familias Cristianas, las cuales a través de su amor y generosidad, tal vez imperfecta, abren sus corazones al amor sanador de Dios revelado en Jesucristo.
Estamos en deuda con éstas familias quienes de forma extraordinaria son un apoyo y un reto para nuestro ministerio como pastores.
Círculo inglés «C»
Moderador: Arz. Eamon MARTIN
Relator: Arz. Mark Benedict COLERIDGE
La Iglesia Católica presenta una fascinante interacción entre la diversidad y la unidad. En ese sentido, nuestro trayecto a lo largo de la primera semana ha sido profundamente Católico, profundamente eclesial. Hemos hablado de distintas maneras acerca de nuestras diversas experiencias sobre el matrimonio y la familia, y sin embargo ha surgido un profundo sentimiento acerca de su relevancia.
El sentido de la diversidad nos ha llevado a cuestionarnos si no sería mejor que tal o cuál argumento o análisis fuera más conveniente discutirlo a nivel regional en vez de a nivel global. Ha habido una tendencia descentralizadora durante la mayor parte de nuestra discusión, paradójicamente, esto no ha desvirtuado nuestra posición sobre la armonía de la tarea que se nos presenta.
Hemos dedicado una cantidad de tiempo considerable para analizar el orden del Instrumentum Laboris, comenzando, como ésta misma lo hace, con un análisis de la situación actual de las familias, antes de proceder a reflexionar sobre la vocación y misión de la familia. Se ha hecho notar que el orden que el documento sigue se da de de la siguiente manera; Observar-Juzgar-Analizar, lo cual tiene sentido ya que -al menos en teoría- nos permite mantenernos en contacto con las familias como realmente son y no como nos gustaría que fueran. Al hablar de «familia» estamos conscientes del riesgo de caer en un ideal amorfo y alejado del sentido de la familia, el cual podrá tener su propio encanto y coherencia interna pero que puede terminar convertido en un mundo insensible contrario al mundo real de las familias con todas sus complejidades y diferencias.
Esto tuvo como consecuencia una consideración más amplia del compromiso entre el Evangelio y la cultura, la Iglesia y la historia. La Iglesia no existe en un mundo atemporal, como el Concilio Vaticano II, «el Concilio histórico» ha reconocido. Así como tampoco la Iglesia existe en un mundo alejado de las culturas humanas; la Iglesia siempre da forma a las culturas y las culturas dan forma a la Iglesia. Al considerar el matrimonio aquí y ahora, estamos conscientes de la necesidad de tomar en cuenta los hechos históricos y las realidades culturales -con la vista puesta en la fe y el corazón en Dios. Esto es lo que para nosotros significa interpretar los signos de los tiempos.
A lo largo de ésta semana, nos hemos sentido un tanto desconcertados en cuanto a la tarea que se nos ha presentado, mientras estudiamos detenidamente el Instrumentum Laboris, por momentos caímos en la trampa de reescribirla y por momentos de discutirla, estas anotaciones han sido más semánticas que sustanciales. Por momentos nuestro avance ha sido muy lento y nos preocupa pensar como lograremos analizar párrafo por párrafo el documento entero antes de que finalice el Sínodo. La tarea en sí misma ha sido poco clara en éste nuevo formato del Sínodo, esto se ha visto reflejado en nuestra forma de trabajar. Hemos tenido que dar forma al método a medida que avanza la semana, y esto ha sido un reto para el ingenio y el sentido táctico del Moderador, y ni que hablar de la paciencia de los miembros del grupo. Por momentos nuestro trabajo ha sido más confuso que metódico, pero tenemos la esperanza de que logremos si no un enfoque, al menos una perfecta claridad a medida que se desarrolle el Sínodo y nos sintamos más confiados en nuestra tarea y en el método.
Hemos dedicado una cantidad de tiempo considerable a discutir sobre un lenguaje que vea más allá de una sutileza semántica.
Por ejemplo, hemos tenido una profunda discusión sobre a qué nos referimos cuando hablamos de «familia» que no es nada más que esencial para éste Sínodo. Algunos opinan que tiene más sentido hablar de «familias», dado el diverso número de familias que ahora vemos. Otros prefieren pensar específicamente de la «familia Católica» pero en cuanto a ésto no ha habido un consenso perfecto sobre su significado. Existen también distintas clases de familias Católicas. Concluimos con una definición muy general de «la familia» como la única forma de comunidad humana que se basa en y fluye del matrimonio entre un hombre y una mujer, enlazando esto al plan de Dios revelado en las Escrituras.
Hemos también estudiado algunas frases que se han vuelto de uso común en los documentos de la Iglesia, entre ellos «el Evangelio de la familia» y la Iglesia doméstica». Estas fueron expresiones iluminadoras y llenas de vida cuando surgieron, pero se han convertido en clichés que carecen del significado que una vez tuvieron. Creemos conveniente descontinuar su uso y optar mejor por un lenguaje más accesible para todos aquellos que no estén familiarizados con nuestra forma particular de hablar. En general y especialmente cuando nos referimos al matrimonio y a la familia debemos tomar conciencia de una cierta forma de hablar eclesial que hacemos de forma automática. El Instrumentum Laboris ya cuenta con más de una buena dosis de éste lenguaje, y sería recomendable que el documento final se dirija en una dirección más fresca. Al igual que el Concilio Vaticano II, éste Sínodo debe ser un evento-lingüístico, algo más que cosmético. Necesitamos hablar del matrimonio y de las familias de una nueva manera, que tenga implicaciones a pequeña y a gran escala, como lo hace de forma local y universal.
Parte de la nueva dirección, pensamos, debe ser una interpretación menos negativa de la historia, cultura y situación de la familia actual. Si bien es cierto que hoy hay influencias que operan negativamente sobre las distintas culturas del mundo; ésta dista de ser la totalidad de la historia. Si ésta fuera la totalidad de la historia, lo único que la Iglesia podría hacer sería condenar. También existen influencias positivas, incluso iluminadoras y es necesario que se les identifique, puesto que pueden ser las señales de Dios en la historia. También es cierto que los matrimonios y la familia, están bajo nuevas clases de presión, pero esto también no es la historia completa. Hay muchos jóvenes que aún desean casarse, y aún existen familias dignas de alabanza, y hasta heroicas, muchas de ellas Cristianas. Observar y hablar de cosas positivas no significa caer en una especie de estado de negación. Al contrario, es ver las cosas como las ve Dios, el Dios que aún vela sobre las cosas que ha creado y las encuentra buenas.
Discutir sobre los múltiples asuntos que hemos considerado llevará más de una semana quizá más de las tres semanas que dure el Sínodo. Un trayecto más largo crece frente a nosotros, así como un trayecto previo nos ha traído hasta éste punto- no a partir de finales del año 2013 cuando el Papa Francisco anunció el trayecto de los dos Sínodos sino desde el Concilio Vaticano II y todo lo que llevó a éste. Ha requerido paciencia el trabajo de ésta primera semana, y requerirá aún más paciencia el camino que nos espera. Pero como el Papa Francisco nos ha dicho en Evangelii Gaudium «el tiempo es superior al espacio». La paciencia que no se muestra ansiosa ante un proceso imperfecto nos hace estar preparados para esperar a que Dios desenrede los nudos, aún aquellos con los que nos hemos topado al iniciar el Sínodo.
Círculo inglés «D»
Moderador: Card. Thomas Christopher Collins
Relator: Arz. Mons. Charles Joseph Chaput
Todos los que conformamos el grupo D estamos agradecidos con el Papa Francisco por habernos invitado a participar de éste sínodo, es un honor para nosotros el poder ser parte de éste proceso. También queremos expresar nuestra gratitud por el arduo trabajo representado en el Instrumentum Laboris (IL) Sugerimos que el documento debe comenzar de la misma manera como comenzamos la celebración de la Misa, con una especie de «Acto de Contrición» poniéndonos en medio de los fallos de los miembros de la Iglesia, en vez de juzgarlos desde el exterior. Debemos reconocer y pedir perdón por nuestras propias equivocaciones como pastores y especialmente por aquellos errores que han perjudicado la vida en familia.
Tenemos dos observaciones generales:
Primero: mientras varios de los elementos de la IL son admirables, encontramos que la mayoría del texto está cargada de errores o es inapropiada, especialmente en su teología, en su claridad, en la confianza en el poder de la gracia, en el empleo de las Escrituras y en la tendencia hacia ver el mundo desde un punto de vista exageradamente Occidental. Segundo: nuestra respuesta se ve limitada al no saber con exactitud, a qué público va dirigido el documento. En otras palabras ¿Estamos escribiendo para el Santo Padre, para las familias de la Iglesia, o para el mundo?
La mayoría de nuestro grupo siente que la IL debe comenzar hablando de esperanza y no de errores, ya que una gran mayoría de personas ya viven exitosamente las «buenas nuevas» del Evangelio acerca del matrimonio. Nuestro grupo es de la opinión que los lectores no prestarían atención a un documento que comienza con una letanía de cosas negativas y problemas sociales, sino más bien con una visión de regocijo y confianza en la Palabra de Dios con respecto a la familia. La gran nube de retos que prevalece sobre la primera sección del texto crea una sensación no intencionada de desaliento pastoral.
Varios miembros del grupo coinciden en que la Parte II debería preceder a la Parte I. Otros apoyan el orden actual del texto. Existe una preocupación general en cuanto a que la mayoría de las personas no leerán un documento muy denso o muy largo. Esto hace que la introducción del IL sea de vital importancia; es necesario que sea informativa y a la vez inspiradora. Adicionalmente -recordando el documento de Aparecida- los miembros recalcaron la importancia de que el enfoque del texto debe ser Jesús, a través de quien describimos e interpretamos la presente situación mundial. Debemos siempre comenzar con Jesús.
Si el matrimonio es una vocación, lo cual pensamos que si es, no podemos hacer un llamado a las vocaciones y comenzar hablando de sus problemas.
Así como la Trinidad es la fuente de la realidad y puesto que todas las comunidades se originan en la comunidad de la Trinidad, algunos opinan que la Trinidad debe ser el punto de partida.
Los miembros del grupo hicieron notar que San Pablo en sus cartas, a menudo iniciaba con un prólogo en el cual elogiaba a las personas cuyos pecados criticaría más adelante. Este era un estilo común en sus epístolas, pero efectivo.
Un grupo opinó que hay una cantidad de elementos que hacen falta en el texto: una reflexión seria sobre la ideología de género, una reflexión sobre el cuidado pastoral de las personas con discapacidades, sobre el papel de los padres y de los hombres, así como también sobre el papel de la mujer y una reflexión más profunda sobre la naturaleza destructiva de la pornografía y el mal uso de la tecnología.
Los miembros del grupo criticaron muchos de los párrafos de la primera sección. Algunos opinan que la presentación es caótica, sin una lógica inherente. Parece como si alguien dejó caer las oraciones todas juntas sin un orden orgánico que las conecte entre ellas.
Algunos opinan que le texto funciona porque la familia de hoy si enfrenta problemas serios. Es por eso que nos encontramos en éste sínodo: para lidiar con éstos problemas, y las personas que sufren quieren sentirse identificados con lo que decimos. Así que es importante que nos expresemos de una forma que atraerá a las personas.
Aún así, otros opinan que el texto carece de atractivo. Si el documento está dirigido al público en general, opinan que éste debería incluir historias de vida en familia, o historias de los santos junto con ilustraciones, que harían que el material sea más llamativo. Recalcaron la importancia de revisar el lenguaje del documento para asegurarse que sea atractivo para hombres y mujeres sin exclusión.
A los integrantes del grupo les preocupa que la traducción al inglés no sea fiel al texto en italiano. Otros se quejaron de la cantidad de argumentos que son demasiado generales y que no son suficientemente específicos: Y otros sienten que el texto tiene generalizaciones inexactas y repetitivas.
Los integrantes afirmaron que algunas de las secciones muestran una tendencia estrecha, demasiado inspiradas en la cultura de Europa Occidental y Estados Unidos, en vez de una presentación de la situación global. Algunos de los participantes han declarado que el uso de términos como «países en desarrollo» y «países desarrollados» tienen un tono paternalista poco apropiado para el uso en un documento de la Iglesia. Otros opinan que el lenguaje del texto raya en lo cuidadoso y políticamente correcto, y es por ello, que el contenido resulta ambiguo. Contiene párrafos con excelentes puntos, pero a los que se hace referencia muy brevemente y de una forma muy pobre. Aparentan ser una simple lista y carecen de presentación lógica.
En resumen, los miembros del grupo sienten que el papa Francisco y la Iglesia merecen un mejor texto, uno en el que se presenten las ideas de forma clara. Nuestro grupo sugiere que el texto debe ser afinado por un solo editor que lo presente de forma clara. El presente material, es obviamente producto de un comité, y es por ello que carece de belleza, claridad y fuerza.
En conclusión, los miembros del grupo concuerdan con convicción que aún en situaciones difíciles, debemos hacer notar el hecho de que muchas familias Cristianas son testimonio positivo ante las tendencias negativas actuales, son familias que viven la visión Católica del matrimonio y la familia. Es necesario que se reconozca, honre y estimule a éstas familias en éste documento. Por lo tanto, en la primera parte del texto del IL, cuyo propósito es «observar» los hechos, debe recalcar lo bueno tanto como lo malo y lo trágico. La santidad heroica no es un mero ideal, meramente «posible» sino un hecho que se vive en el esfuerzo diario en muchas partes del mundo.
Circulo italiano «A»
Moderador: Card. MONTENEGRO Francesco
Relator: Rev.do P. ARROBA CONDE, C.M.F. Manuel Jesús
El círculo Italicus A está formado por padres procedentes de diversos países europeos (este y oeste), dos de América latina y uno de África. Junto con el delegado fraterno, han enriquecido el diálogo dos parejas de esposos interviniendo, una como expertos y la otra de oyentes.
La unidad temática entre esta y la anterior asamblea sinodal es sobre todo la novedad metodológica relativa al procedimiento, con un mayor valor de las discusiones en los círculos menores. Esto ha provocado una comprensible dificultad de inicio, progresivamente superada, cuando la reflexión se adentraba en el contenido de los textos.
Tampoco han faltado objeciones iniciales respecto a la metodología sustancial que parece haber guiado la redacción del Instrumentum Laboris, expresión de sensibilidades diversas y legítimas entre los padres. El obstáculo que tal situación podría representar se ha superado igualmente con la voluntad, en seguida mostrada explícitamente, de esforzarse para ofrecer lo mejor posible un testimonio de unidad sobre los contenidos de esta parte, visto que las propuestas que emergían tanto de una como de otra sensibilidad aparecían más complementarias que contrapuestas.
Con este deseo de testimoniar la unidad en el discernimiento de los miembros del círculo se añade, en este caso, el testimonio de unidad con el camino sinodial recorrido en la asamblea extraordinaria del pasado año, y a la cual nos ha insistido en modo explícito el Santo Padre. Como este camino está expresado en los números del Instrumentum laboris que retoman la precedente Relatio Synodi, las propuestas formuladas en relación a esos números se han caracterizado por el deseo de enriquecerlas o complementarlas, pero también de evitar en todo lo posible introducir modificaciones de signo opuesto.
Un importante beneficio de la reflexión unitaria se deriva del deseo de manifestar la voluntad de cumplirla en el signo de la unidad «cum Petro et sub Petro», que ha inducido a valerse para una buena parte de las contribuciones al texto, de las homilías del Papa Francisco, de sus catequesis sobre la familia en las audiencias generales, y de otros textos de su magisterio. Decisión que continua la perenne doctrina de la Iglesia, de la cual ha parecido importante mencionar también en esta parte, sobre todo de los textos Gaudium et Spes, valorando la celebración del 50 aniversario del Concilio.
Vale la pena subrayar que, la unidad sustancial entre las preocupaciones propias de cada una de las dos sensibilidades metodológicas, respecto al discernimiento que se debía cumplir sobre los números de esta primera pare, se ha facilitado de la percepción, rápidamente compartida, de tres tipos de exigencia de alcance general:
La necesidad de mantener el estilo de aproximación a los desafíos que representa la realidad familiar en el contexto actual, partiendo siempre de los datos positivos, afirmando la esperanza que nos mueve, así como la presencia del Señor, tranquilizándonos también en esta hora, sin que por ello ignorar o dulcificar la gravedad de los elementos negativos.
La exigencia de hacer mención expresa del alcance radical que poseen algunos de esos factores negativos respecto a la esencia misma de la realidad familiar.
El esfuerzo para formular el Evangelio de la familia, que fecunda las varias culturas, en término de propuesta también cultural, que se ofrece a todos. Tal esfuerzo aparece indispensable en un momento en el cual está en acción (sobre el tema) un cambio de época.
Los padres del círculo se han esforzado muy seriamente para cumplir un discernimiento en grado de producir formulas lo más compartidas posible. Esto lo prueba el hecho que la mayor parte de los modos, después de largas discusiones en algunos casos, se han votado por unanimidad.
Ahora vienen indicados sintéticamente los aspectos más específicos que han sido objeto de especial discernimiento en el círculo, sobre la introducción y cada uno de los cuatro capítulos de la primera parte.
Introducción
Una buena parte de los padres, al analizar el texto de la introducción al documento, ha señalado la exigencia de utilizar fórmulas que dejen fuera de toda duda desde el inicio que el único modelo de familia que corresponde a la doctrina de la Iglesia es aquel fundado sobre el matrimonio entre hombre y mujer. La indicación ha sido acogida rápidamente valiéndose de la homilía del Papa Francisco en la Misa de apertura de esta asamblea.
La introducción ha parecido el lugar adecuado en el que referirse al alcance de época del cambio que tiene lugar respecto a la familia, y a la respuesta con valor también cultural en el que nos sentimos llamados como Iglesia.
Capítulo I
Sobre el contexto antropológico y cultural ha aparecido necesario referirse con mayor abundancia a los riesgos de la ideología de género, así como a su incidencia negativa en los programas educativos de muchos países.
También respecto al desafío del secularismo ha parecido necesario que haya un mayor desarrollo.
Capítulo II
Los textos sobre el contexto socio-económico han sido considerados sustancialmente adecuados y completos, habiéndose reducido las contribuciones a la mención expresa del desafío que representan los hijos de los padres separados, y a la cultura del descarte vinculada al desafío ecológico.
Capítulo III
Además de la terminación de algunas situaciones que merecen mención en el capítulo III (como la trata de personas, el cuidado pastoral de las familias que han vivido las migraciones,..) ha parecido importante dividir algunas temáticas dishomogéneas en el n 28, separando los temas de los niños y de las mujeres, y además incluyendo el tema de la presencia-ausencia de los padres.
Capítulo IV
En la formación de la afectividad se ha creído en la obligación de hacer mención expresa del ideal de la castidad y del valor de la oblación.
Círculo italiano «B»
Moderador: Card. MENICHELLI Edoardo
Relator: Card. PIACENZA Mauro
Los Padres que forman parte del Circolo Italico B han procedido a la lectura de cada uno de los números del IL y a su consideración con amplia y articulada discusión, llegando siempre a conclusiones ampliamente compartidas.
Con una visión fundamentalmente positiva del texto se ha redactado cada «MODO» siempre teniendo en mente el realismo pastoral que pretendemos perseguir. En general se ha revelado la convicción de adelgazar un poco el texto, evitar en lo posible las frases subordinadas y repasarlo bajo el aspecto estilístico.
En los primeros números se habla de cambio antropológico-cultural, pero nos ponemos la pregunta ¿cambio de quién? Ciertamente no de la enseñanza de Cristo: el cambio es del mundo y se debería aclarar. Se preferiría hablar de «cambio cultural de la sociedad actual» (nn 6-7). Además parecería conveniente dar un contenido a la expresión «Evangelio de la Familia» y, en el n. 6, decir alguna palabra sobre el valor de la persona.
Los Padres han revelado la importancia del hecho que el texto pueda llevar más citas bíblicas (para encontrar la primera se tiene que llegar al n39, p32) y alguna cita patrística. En este sentido en el n. 7 (p. 13), donde se habla de la bondad del proyecto creativo de Dios se podría citar la Sagrada Escritura y el texto de Clemente de Alejandría [Clemente Alessandrino], donde enseña que el hombre se convierte en imagen de Dios cooperando con la creación. En el contexto de la fragilidad y fuerza de la familia (n. 10) los Padres han expresado el auspicio de una indicación a la «vocación» de la familia.
Es oportuno recordar que la igual dignidad entre hombre y mujer tiene raíces evangélicas. Se recuerda y se relanza la realidad de la mujer y de su rol según el principio de la reciprocidad valorando la igualdad y la diferencia evitando excesos y unilateralidad.
Por otro lado se subrayan los límites de un feminismo que sigue solo la igualdad en que la figura de la mujer aplasta la del hombre y los límites de aquel que persigue solo la diferencia que tiene la tentación de alejar la identidad hombre-mujer.
Los Padres han sugerido considerar la relación entre bienestar y acción compensativa de la familia. Sin embargo se piden intervenciones legislativas efectivas con el fin de apoyar a las familias y sus necesidades.
Se ha auspiciado un cambio de la práctica de las Organizaciones Internacionales que condicionan sus ayudas al desarrollo de los países más pobres a las políticas demográficas.
También gracias al impulso de la doctrina social de la Iglesia y últimamente de la Encíclica Laudato si se auspicia una conversión de la mentalidad contemporánea a través de la cultura de una «ecología integral», hacia un nuevo modo de pensar y vivir (n. 16).
Con referencia a la última estación de la vida, los Padres piensan que se deba animar a apoyar aquellas realidades eclesiales que se emplean en estar al lado de las familias probadas [en el dolor, N. del T.], para que pueden vivir tal momento de dolor a la luz de la esperanza cristiana (n 20).
El fenómeno migratorio actual, que representa no pocas poblaciones en varias partes del mundo, causado por la guerra, la pobreza o por el deseo de una vida mejor, involucra cada vez más profundamente las familias e interpela de manera particular también las Iglesias. Por tanto el acompañamiento de los migrantes y de los refugiados exige una pastoral específica y colaborativa – entre Iglesia de proveniencia e Iglesia de acogida – dirigida a los miembros de las familias que emigran, y a aquellos que permanecen en sus lugares de origen. El respeto de las diversas culturas y diversas fes, de parte de quien emigra y de quien acoge, constituye una de las condiciones indispensables para una integración que lleve a una convivencia pacífica. Es también importante subrayar no solo los derechos de los migrantes, sino también sus deberes.
La familia, entendida como comunidad educativa, conduce a apoyar las expresiones poliformes de la afectividad prefiriendo el testimonio a la enseñanza, caminando juntos, armonizando los sentimientos según el propio estado de vida en la perspectiva de darse completamente.
La familia de la Iglesia exprime plenamente la expresión de comunidad educativa cuidando de modo particular de los diversos - por ministerios, carismas, competencias – operadores pastorales. Se señala la delicadeza de la educación a la afectividad en la formación presbiteral. Se debe subrayar que, así como para Dios no existen «alejados», análogamente para la Iglesia. Frente a la condición sufrida por las parejas imposibilitadas para engendrar hijos se debe exprimir particular cuidado pastoral de consolación y de apoyo redirigiendo también a la realización de una generatividad que no coincide necesariamente con la fecundidad biológica, como por ejemplo la adopción y la custodia.
Los Padres señalan la necesidad de denunciar la explotación:
del trabajo infantil
de los niños soldado
del cuerpo de la mujer (prostitución, vientre de alquiler, violencia hasta el feminicidio y la violación como «arma de guerra»)
Los números 31-33 exprimen una realidad que interpela cuerpo y espíritu, proyecto y sentimientos. Se advierte la necesidad de reiterar que la Iglesia tiene una visión positiva sobre la sexualidad, expresión de tensión sinfónica entre eros y agape.
Se cree necesario, acerca del desafío bioético (n 34), de tener en cuenta el patrimonio filosófico-teológico cristiano que puede dirigir una comprensión más serena de una materia tan delicada, favoreciendo la colaboración de expertos.
Círculo Italiano «C»
Moderador: Card. BAGNASCO Angelo
Relator: S.E. Mons. BRAMBILLA Franco Giulio
Las sesiones del Circulus Italicus ( C ) han debatido con mucha atención el texto de la primera parte, en sus aspectos generales, en su arquitectura y en su desarrollo lingüístico y de contenido del documento. El fruto de este amplio análisis ha llevado a la luz tres aspectos de carácter general:
1. La redacción del texto a muchos les ha parecido con fuertes connotaciones de una perspectiva occidental (europea y norteamericana), sobretodo en la descripción de los aspectos y desafíos abiertos por la secularización y el individualismo que caracteriza la sociedad de consumo. La presencia en el círculo de miembros sinodales de Europa oriental, América latina y de otros países africanos o del próximo Oriente nos ha recordado también otras perspectivas, que deben integrarse en el texto y que hemos tentado de exprimir en alguna enmienda. Sobretodo ha emergido el consejo que en en la revisión del documento se proceda con mucha atención a hacer más fácil el texto, a limpiarlo de un lenguaje demasiado técnico y a enriquecerlo con diversos puntos de vista. Hemos favorecido la acogida de los modos que ilustran un abanico de situaciones que vuelven el diagnóstico, ofrecido por el texto, que respondan mejor a la variedad católica de la Iglesia y a la riqueza de las experiencias humanas explicadas en el texto. También se ha subrayado que el diagnóstico ofrecido en el documento privilegia las sombras y le cuesta evidenciar los puntos fuertes positivos que emergen del panorama trazado. La amplia fenomenología de esta primera parte se convierte verdaderamente útil si consigue indicar caminos nuevos para la familia.
2. Se ha debatido mucho, ya desde el título del Documento, sobre el «punto focal» de la intención pastoral que mueve este Sínodo sobre La vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo y sobre su traducción en la arquitectura del documento. Iniciando la lectura de la primera parte, muchos han hecho observar que en el texto debería aparecer que las tres partes deben leerse en una profunda circularidad. El método de «ver, juzgar, actuar» que parece la línea roja del texto, no se entiende ni se practica entendiendo las tres etapas como cronológicamente sucesivas, mas de un modo fuertemente entrelazado, así que no se puede «ver» si no se deja educar de la visión de Jesús y del amor por las familias y por los pueblos. El anuncio evangélico sobre la familia y que considera la familia como sujeto de evangelización se coloca así en el centro de los cuidados dela Iglesia («juzgar»), y deberá estimular una práctica pastoral nueva y creativa («actuar») para la iniciación de las familias jóvenes, para el acompañamiento de las familias con hijos adolescentes y jóvenes y para la integración de las familias con el corazón herido. Ha emergido una indicación que presiona el redactado final del texto a conectar con llamadas y referencias cruzadas significativas la circularidad entre las tres partes. Con este propósito nuestro »círculo» propone una enmienda que anticipa el número 10 (sobre «Fortalezas y debilidades de la familia hoy») y los reescribe totalmente como número introductor a la primera parte (n 6)
3. La tercera observación general tiene que ver la larga sesión intitulada »Familia e Inclusión» que impacta a veces por su heterogeneidad de perspectivas y de análisis y que nos ha ocupado casi un día entero de debate. El tema de la inclusión está aquí introducido como un complejo de desafíos que están ligados a la familia donde algunas situaciones (la tercera edad, la viudez, el fin de la vida, la discapacidad, los migrantes, los niños, las mujeres, etc.) pueden convertirse en motivo de exclusión, de marginalidad, de separación e de nueva pobreza, igualmente graves como la pobreza material. Nuestro círculo sugiere de cambiar el título: «La familia: los desafíos de la inclusión», quitando de los títulos sucesivos la repetición de los muchos «desafíos» que se atribuyen al trato de los diversos asuntos. Muchos modos que ha propuesto nuestro círculo pretenden también leer en positivo estos desafíos no solo por la familia para que se convierta en lugar de inclusión, superando su régimen de vida apartada (vive en un «apartamento»), mas también por la misión evangelizadora de la Iglesia. Y solo con el concurso virtuoso de la familia, de la comunidad cristiana y de otras realidades sociales el desafío de la inclusión puede caminar, involucrando todas las caras de este poliedro de muchos rostros. El objetivo es mostrar que la familia es la encrucijada de múltiples integraciones que cambian la vida fraterna de la iglesia y dan fuerza al tejido social.
4. El Circolo Italicus C propone finalmente una serie de enmiendas. Algunas cree que sean importantes para enriquecer el texto y pone a disposición las otras para el trabajo de la Comisión central. Cito los temas de las enmiendas con las que proporcionar la redacción de un nuevo texto o de partes de texto.
Fuerza y fragilidad de la familia hoy. Este número se ha reescrito, anticipando el n 10 que resultaba una conclusión un poco débil del primer capítulo. Se ha transformado en un Incipt que introduce toda la primera parte y la abre a las dos sucesivas. El número indica en la familia, realidad terrena y misterio de salvación, la capacidad que tiene ella de encarnarse en las culturas humanas y de transformarlas. En esto reside exactamente la fuerza de la familia y al mismo tiempo su debilidad. Acompañar a la familia en los grandes momentos de transformación de la sociedad y el modo con el que la Iglesia pone la familia en el centro de su acción evangelizadora. Toda la primera parte del documento describe el «gran campo» donde sembrar la semilla buena para que fructifique.
- El cambio antropológico: el texto propone una integración del número 7 y busca describir el cambio antropológico no solo en sus sombras, sino también por las oportunidades que éste tiene abiertas para la vida de la pareja y de la familia, valorando las posibilidades contenidas en algunos filones de la antropología contemporánea.
Teoría de género: el Círculo precisa las implicaciones del número 8 sobre la teoría de género, sacando más claramente a la luz su carácter ideológico y ofreciendo a las familias una ayuda para retomar su derecho original a la educación de los hijos en el diálogo responsable con los otros sujetos educativos.
Las nuevas formas de pobreza: la enmienda enriquece la lectura del cuadro de las nuevas pobrezas señalando los fenómenos de explotación de la prostitución, selección de niñas antes de su nacimiento, trabajo infantil y difusión de las diversas formas de dependencia.
Los discapacitados y la comunidad cristiana: el modo enfoca mayormente el cuidado de la iglesia con las familias con discapacitados, promoviendo los caminos eclesiales en la catequesis y en la liturgia para los portadores de discapacidades y con una acogida cordial por parte de las comunidades cristianas.
Nuevo orden de los n 31-33 del capítulo IV sobre el tema de la importancia de la vida afectiva: se propone reordenar los números citados de esta manera: n. 31-33-32. Se han propuesto también tres enmiendas sustitutivas que tienen que ver son la ayuda de la iglesia a los procesos de maduración afectiva (n 31), la educación de los afectos en el desarrollo evolutivo (n 33), y, finalmente, la intervención de los diversos sujetos educativos en el camino formativo (n 32).
Estas son algunas enmiendas que han buscado dar consistencia a las tres observaciones introductoras. Deseamos un buen trabajo a la Comisión.
Circulo Español «A»
Moderator: Card. RODRÍGUEZ MARADIAGA, S.D.B. Óscar Andrés
Relator: Card. LACUNZA MAESTROJUÁN, O.A.R. José Luis
En la 1ª. Sesión, después del rezo de tercia, se procedió, como estaba previsto, a la elección del moderador y del relator. Para el cargo de moderador, fue elegido en segunda votación con 19 votos, el Card. Oscar AndresRodriguez Madariaga, SDB, Arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) y, para el cargo de relator fue elegido en tercera votación con 17 votos, el Card. José Luis Lacunza Maestrojuan, OAR, Obispo de David (Panama).
Cumplidas estas formalidades se inicia la lectura del IL, punto por punto, y se van haciendo comentarios sobre los mismos, entre los que destacamos los siguientes:
- Resaltar la belleza del amor humano abierto a la vida.
- Explicitar más que significa «escuela de humanidad», a la vista sobre todo de alguna exposición en el aula sobre familias en las que se verifican actos de violencia contra la mujer, los niños, etc.
- Señalar el desafío de la renovación de la propia Iglesia. Es cierto que los «factores externos» nos afectan y son fuertes, pero ¿cómo hemos respondido como Iglesia? Hemos fallado en la «formación cristiana» y en la «educación de la fe» y se llega al matrimonio con muchas lagunas.
- Deberíamos preguntarnos ¿qué hemos dejado de hacer? Somos también culpables de la situación de la familia, ya que, en muchas ocasiones, hemos vivido de rentas.
- No se hace suficiente hincapié en los «abuelos» : hoy día crece el promedio de edad de vida y los abuelos disponen de tiempo y capacidades para intervenir en la formación de los nietos. Habría que hacer una llamada a vivir con gozo el cumplimiento de esa misión.
- Descubrir lo que la familia es de verdad: el contexto es importante pero nos debe llevar a ver una oportunidad para seguir creciendo y fortaleciendo.
- Los comentarios del ámbito secular, cuando la Iglesia habla de la familia, dicen que el pensamiento de la Iglesia es medieval, que no está en sintonía con el mundo actual, que no percibe la realidad. Quizá eso nos hace ver que en nuestra reflexión sobre la familia y el matrimonio ha sido monotemática, hemos hecho hincapié en algunos aspectos y nos hemos quedado en la pura norma sin asumir lo que es en realidad el verdadero ser de la familia que, desde una visión integral, es un tesoro.
- ¿Cómo nació la crisis? Sin duda, también ha tenido que ver el tipo de catequesis que hemos hecho y se necesita una preparación mas profunda.
- En la primera parte falta algo muy esencial: tratamos de resolver problemas sin saber cual es su origen.
- Hay necesidad de mayor renovación, no solo de las personas sino también de las comunidades, teniendo cuidado con el lenguaje y el modo de presentar la doctrina.
- Ampliar lo que tiene que ver con el «cambio antropológico»: habría que poner de relieve como se oculta la presencia de Dios y, en consecuencia, también del otro; hay un cuestionamiento y sospecha de la institución; falta análisis sobre la influencia de las tecnologías que conllevan soledad, falta de comunicación, individualismo. Hay que sembrar en la cultura el Evangelio de la familia, pero no siempre conocemos la cultura.
- Las parejas se casan sin saber a que van: cual es su identidad como matrimonio y como familia. Inclusive, muchos sacerdotes no saben cual es. Hay que apoyar ese proceso en todo el trayecto de formación.
- No se dice que es la familia. Y no es cuestión solo de preparación porque muchos, sin preparación, han sido fieles y felices, y otros, con mucha preparación, han terminado separados.
- Se ha dado una ruptura de la unidad entre amor, sexualidad y procreación.
- No solo eso, sino que se ha separado también de la dimensión educativa: se ha roto la relación entre amor, sexualidad, matrimonio, familia y educación de los hijos.
A partir de ahí, en las sesiones posteriores, se pasa a un análisis y comentarios contratos que se van plasmando en modos que se someten al discernimiento del grupo y, según se van aprobando, se plasman en los formatos oficiales.
De esa manera, al termino del análisis de los 36 puntos que contiene la 1ª parte se aprobaron 54 modos que serán entregados en secretaria.
Círculo Español «B»
Moderator: Card. ROBLES ORTEGA Francisco
Relator: S.E. Mons. PORRAS CARDOZO Baltazar Enrique
En un clima cordial y fraterno, los padres sinodales, con la ayuda de los expertos y el acompañamiento de los auditores, hemos compartido en español y portugués, miembros de Europa, Africa y América Latina, la temática relativa a la primera parte: la escucha de los desafíos que afronta la familia. Cabe destacar la participación activa de todos los miembros del grupo.
Se vio muy positivo la metodología compartida en este sínodo y la gran libertad y fraternidad con la que se trataron los temas. Se aludió a que la mayoría de miembros participaron también en el sínodo extraordinario, lo que facilitó el trabajo de grupo.
No hubo tiempo de analizar el capítulo 4. Y se solicita que haya tiempo para tratarlo más adelante porque hay temas de mucho calado.
Como observación general que surgió a lo largo del intercambio, se pide cuidar con más empeño el lenguaje de las traducciones que no siempre concuerdan con el original italiano, y en ocasiones, se usan vocablos ajenos al español o portugués.
Se procedió, en primer lugar, a la lectura en voz alta de cada capítulo, para luego proceder a su revisión punto por punto. Después de una breve lluvia de ideas o puntos de vista, el Moderador solicitó que se presentara por escrito cada modo propuesto para su discusión y posterior votación.
En general, fueron mayores las coincidencias que las divergencias lo que permitió llegar a consensos y unanimidad. Cuando las proposiciones o modos al ser compartidos no gozaban de unanimidad, generalmente eran retirados por su ponente.
Recogemos las ideas principales en las que hubo mayor consenso.
1. Reafirmar la metodología empleada en el Instrumentum Laboris -IL- como la adecuada, y debe ser conservada.
2. El desafío: relacionar el Sínodo Extraordinario y el actual. Darle continuidad. Lenguaje de esperanza, la Iglesia del sí.
3. Sentido pastoral:
a) no hablar de la familia en abstracto, sino desde las distintas realidades de la misma; las mudanzas antropológicas son más profundas de lo que nos imaginamos (biotecnología, género). Es un reto lleno de esperanzas.
b) preguntarnos por lo que hacemos y lo que debemos hacer. Evaluarnos a la luz del estilo Francisco.
c) La familia como sujeto de toda la pastoral. Necesidad de la formación.
d) No sentirnos dueños sino servidores de la familia. Convertir las leyes antifamilias en leyes muertas.
e) deficiente iniciación cristiana y fragmentación de la pastoral. Realidad de la disminución de los miembros de la Iglesia.
f) señalar las experiencias positivas: movimientos, catecumenado domiciliario, familias formadas y formadoras, apoyar programas de familia y bioética en las universidades y colegios.
4. Relación entre el ver y el actuar. El ver del IL tiene una dimensión ético-teológica. Partir de la mirada de Dios.
5. Realidades intercomunicadas:
a) la fe es débil y así no puede asumir el desafío. Fragilidad e inmadurez, sanación afectiva.
b) descuido de Dios, indiferencia, así no hay capacidad de iluminar.
c) las legislaciones nacionales e internacionales responden a un mismo patrón y pretenden imponerse.
d) pasar de una espiritualidad individual a la de comunión, de lo contrario no se superan los problemas de la familia.
e) revisar la autoridad y la obediencia, como fraternidad y servicio.
f) ver la familia como un desafío cultural (ideología de género, nuevo orden mundial, lenguaje ambiguo).
Circulo alemán (Pendiente de traducción)
Moderador: Card. SCHÖNBORN, O.P. Christoph
Relator: S.E. Mons. KOCH Heiner
Im deutschen Zirkel unter Leitung von Christoph Kardinal Schönborn O.P. haben wir in einer sehr offenen und guten Atmosphäre den ersten Teil des Instrumentum laboris bedacht und bearbeitet. Die verschiedenen Sichtweisen der Teilnehmer waren bereichernd und wurden so auch wahrgenommen. Die Arbeit in dieser Gruppe zeigte meines Erachtens wieder einmal: Vielfalt macht reich.
Der Gesamtduktus des Textes fand einmütiglich Zustimmung. Auch sind wir mit der gegebenen Reihenfolge des Instrumentum laboris, also mit der Anordnung der drei Kapitel, sehr einverstanden. Sie greift den Aufbau die Papiere früherer Synoden und Konferenzen auf, die vom Sehen zum Urteilen führen und schließlich in das Handeln münden.
Wir haben aber auch Elemente hinzugefügt, die uns wichtig sind. So schlagen wir vor und bitten, am Beginn des ersten Kapitels einen Abschnitt einzufügen, der die Schönheit der Ehe und den Auftrag der Ehen und Familien umschreibt und greifen dabei das Anliegen der Betrachtungen von Papst Franziskus auf. Dankbar und staunend nehmen wir wahr, dass die Ehe berufen ist an der Schöpfungskraft Gottes teilzunehmen und an seinem Werk der Erlösung. Die Ehe ist nicht nur ein Thema des katholischen Glaubens sondern erweist sich in ihrem tiefsten Gehalt als Grundsehnsucht der Menschen. Sie zeigt sich weit über die kulturellen und religiösen Grenzen und über allen gesellschaftlichen Wandel hinweg als bemerkenswert konstant. Der Mensch sehnt sich danach, geliebt zu werden und Liebe zu schenken. Liebe ist das umfassende und bedingungslose Ja zu einem anderen Menschen – um seiner selbst willen, ohne Hintergedanken und Vorbehalte. Auch ist es ein menschlicher Grundzug, dass Liebe sich stets weiterschenken will. So entfaltet sich die Ehe in der Liebe zu den Kindern und den anderen Familienangehörigen. So wächst aus der Ehe die Familie, die ausstrahlt in Gesellschaft und Kirche. Die christliche Ehe ist damit ein Stück gelebte Kirche.
Wir schlagen auch vor, in diesem einleitenden Gedanken den Eheleuten und Familien für ihren großen Dienst füreinander, für unsere Gesellschaft und für unsere Kirche zu danken. Wir wollen auch denen besonders danken, die in Schwierigkeiten beieinander geblieben sind und so ein sichtbares Zeichen der Treue Gottes geworden sind.
In diesem einleitenden Wort möchten wir auch erwähnen, warum wir als Bischöfe zur Ehe und Familie Stellung nehmen: Wir kommen aus Familien, leben als Familie und nehmen Anteil am Leben der Familie. In unserer Verantwortung als Hirten sorgen wir Bischöfe uns um das Leben der Ehen und Familien. Wir möchten aber auch Hinhören auf ihre Lebensumstände und ihre Herausforderungen und sie mit dem liebenden Blick des Evangeliums begleiten und stärken.
In einer anderen Ergänzung möchten wir beispielsweise das Familienthema Verwandtschaft aufgreifen. In ihrer jeweiligen kulturellen Prägung bieten vor allem die Verwandtschaftsbeziehungen weit über die Kernfamilie hinaus vielerlei Möglichkeiten der Unterstützung in der Erziehung von Kindern und des familiären Zusammenlebens. Sie sind besonders wichtig, wo durch Migration, Katastrophen und Flucht, aber auch durch die Effekte der Arbeitsmobilität oder infolge zerbrochener menschlicher Beziehungen das Leben der Kernfamilie erschwert, beeinträchtigt oder sogar zerstört ist. Gerade in diesen Situationen erweist sich das weite Netz der Verwandtschaft als kostbare Hilfe.
Diese beiden Beispiele mögen zeigen, dass wir den uns vorgelegten Text positiv angenommen haben, aber auch weiter zu entwickeln und zu ergänzen versucht haben.
Eine Anmerkung möchte ich noch vortragen zur Wahrnehmung und Beurteilung unterschiedlicher kultureller Gegebenheiten. Ein Synodendokument muss die jeweiligen kulturellen Eigenheiten und Unterschiede sachgerecht wahrnehmen. Besonders dann, wenn es um ambivalente oder aus kirchlicher Sicht problematische Elemente der heutigen kulturellen Wirklichkeit geht. Hier ist eine differenzierte Analyse und Beurteilung unabdingbar, um zu einem sachgerechten und nuancierten weltkirchlich-interkulturellen Austausch beizutragen. An einem Beispiel darf ich dies verdeutlichen: Oftmals ist im ersten Kapitel vom Individualismus die Rede. Als egoistischer Grundzug ist er zweifelsohne eine große Gefahr für das Leben der Menschen. Nicht verwechselt aber darf er werden mit der Individualität des Menschen. Jeder einzelne Mensch ist von Gott ganz einmalig und großartig geschaffen und verdient seine Hochachtung und den Schutz der Würde seiner Person. In unserem Text ist mehrmals vom Individualismus die Rede, aber wenig werden die positiven Zeichen der Zeit gewürdigt, die sich aus der Achtung der Individualität des Menschen ergeben. Wenn wir hier nicht differenziert wahrnehmen, kommen wir auch zu unterschiedlichen Bewertungen unserer Gesellschaft und folglich auch zu unterschiedlichen pastoralen Empfehlungen. Unser Zirkel bittet, nicht zu sehr in eine Überbewertung der eher pessimistischen Wahrnehmung unserer Gesellschaft zu verfallen.
Schließlich: Es stellt sich ein doppeltes Problem der Übersetzung, das der wörtlichen Übersetzung der italienischen Texte und das der kulturellen Übersetzung der Inhalte.
Die deutsche Übersetzung folgt relativ genau dem italienischen Text, was aber bisweilen den deutschen Text oft schwer verständlich macht. Gründe dafür sind oft die überlangen Sätze, die im deutschen kürzere Sätze erfordern. Auch der verschachtelte Stil macht zu schaffen. Hier ist generell auf kürzere Sätze zu achten und bessere Strukturierung der Inhalte. Bei der Übersetzung der endgültigen Texte ist auf einen guten Stil, angenehme Lesbarkeit und klaren Duktus zu achten. Die Übersetzung sollten nicht interlinear, sondern sinngemäß sein.
Bei der Verfassung der Texte sollte darauf geachtet werden, dass kirchliche und theologische Positionen nicht nur intern verständlich sind, sondern auch in einer säkularen Umwelt zugänglich sind. Daher bedarf es auch eine „kulturellen Übersetzung«, gleichsam einer Inkulturation. Daraus folgt bei der Redaktion des Gesamtdokuments, ob eine negativ abgrenzende und normativ verurteilende Sprache vorherrscht (forensischer Stil) oder eine positive, die christliche Position entfaltende Sprache, die damit implizit zur Sprache bringt, welche Positionen christlich inkompatibel sind. Dazu gehört auch die Bereitschaft (cf. Gaudium et spes), von der Gesellschaft positive Entwicklungen aufzugreifen. Vielleicht brauchen wir für den Gesamtduktus eine Art «Hermeneutik der Evangelisierung«, die den jeweiligen Gegenstand „im Licht des Evangeliums« betrachtet.
Wir freuen uns sehr auf die weitere mitbrüderliche Zusammenarbeit und danken allen für die vielen Mühen um einen einmütigen Verlauf und Abschluss der Synode
Traducciones del equipo de Traductores de InfoCatólica