(Efe) Le Drian ha indicado en la emisora «Europe 1» que su país ha intervenido de nuevo porque sabe que hay en Siria, en concreto en los alrededores de Raqqa, «centros de combatientes extranjeros cuya misión (...) es venir a Francia, a Europa, para cometer atentados».
Aviones de caza Rafale lanzaron bombas sobre ese campo de entrenamiento y «alcanzaron los objetivos», ha añadido el ministro, que felicitó a los pilotos franceses por una operación que «no es la primera ni la última».
Tras veinte días de reconocimiento aéreo del terreno, el Ejército francés dio comienzo a los primeros bombardeos el pasado 27 de septiembre bajo el argumento de que esa organización yihadista supone una amenaza directa para su seguridad nacional.
Su inicio era esperado después de que, el pasado 7 de septiembre, el presidente François Hollande anunciara el comienzo de los vuelos de reconocimiento.
Esa primera operación tuvo como blanco un campamento del EI en una población cercana a Deir al Zur, en el este de Siria, que según las autoridades francesas fue destruido en su totalidad.
Francia utilizó entonces seis aviones de combate, cinco de ellos Rafale, de fabricación gala, mientras que en esta segunda se recurrió a cuatro Rafale, de los cuales dos llevaron a cabo los bombardeos y los otros dos se usaron de refuerzo.
Legítima defensa
Desde el momento en que se mostró dispuesta a participar en los bombardeos sobre Siria, París insistió en el carácter de «legítima defensa» que supone para el país combatir al Estado Islámico en sus feudos.
Hollande ya había dejado abierta la puerta a finales de septiembre a nuevas incursiones asegurando que se efectuarían en caso de que fuera necesario y siempre con el mismo fin: «identificar objetivos que corresponden a campos de entrenamiento o a lugares desde donde sabemos que el grupo terrorista Daesh (acrónimo del IS en árabe) puede amenazar la seguridad» de Francia.