(Gaudium Press/RV) Después de afirmar que con frecuencia no somos conscientes de la importancia de la profesión marítima, el documento del Pontificio Consejo afirma que «la situación actual de guerra, violencia e inestabilidad política en diversos países ha creado un nuevo fenómeno que está afectando al sector de los transportes marítimos».
Por ejemplo, la anterior situación es causa de emigración en diversos lugares, lo que motiva a que los marineros deban cumplir «con la obligación de prestar asistencia a las personas en peligro en el mar, en cualquier condición». Entretanto, los buques comerciales ni sus tripulaciones están capacitadas para esta labor, lo que la hace más meritoria cuando la realizan.
«En el Domingo del Mar, como Iglesia católica, queremos expresar nuestra gratitud a los marineros en general, por su fundamental contribución al comercio internacional. Este año en particular, queremos reconocer el gran esfuerzo humanitario realizado por las tripulaciones de los buques mercantes que, sin dudarlo, y a veces con riesgo para sus vidas, se han implicado en numerosas operaciones de rescate, salvando las vidas de miles de emigrantes», reza el Mensaje.
Los capellanes católicos del mar también son elogiados en el documento: «Nuestro reconocimiento también se dirige a todos los capellanes y voluntarios del Apostolado del Mar por su compromiso cotidiano al servicio de la gente del mar; su presencia en los puertos es signo de la Iglesia en medio de ellos y muestra el rostro compasivo y misericordioso de Cristo».