(Alfa y Omega/InfoCatólica) La iniciativa es similar a la que pusieron en marcha, en 1982, un grupo de militantes de diversas organizaciones de izquierda.
Todos los partidos políticos parlamentarios de derecha y de izquierda defienden el sistema capitalista actual, y todos ellos son abortistas.
Durante el gobierno de Aznar el aborto aumentó en España el 37%. La política del PP en esta materia provocó que, de hecho, se practicara el aborto libre. Zapatero lo legalizó como derecho, a la vez que aplicaba un programa político y económico neoliberal-capitalista. El actual gobierno del PP ha propuesto una reforma que no plantea ninguna medida para la erradicación del aborto, ni de las causas políticas económicas y culturales que subyacen. [NdR: se trata de la reforma retirada en septiembre pasado].
Porque somos socialistas, nos oponemos al aborto y a su legalización. Por la misma razón que nos oponemos a todo atentado a la vida: pena de muerte, torturas, hambre, armamentismo, guerras, destrucción del entorno natural... Sostenemos que son los valores que toda la izquierda debe defender.
Somos socialistas autogestionarios, porque defendemos la socialización de la producción, porque luchamos contra cualquier explotación del hombre por el hombre, contra la explotación del imperialismo sobre los pueblos. También porque defendemos la vida humana como valor supremo.
En el mundo han sido regímenes totalitarios, comunistas, nazis y liberales capitalistas los que han legalizado el aborto. Han sido hombres como Robert McNamara -el del Vietnam y el Banco Mundial- quienes más han impulsado la aceptación del aborto, los que lo han impuesto como algo conveniente para el dominio del capital multinacional. Hitler lo negó para su raza aria, pero lo impuso para los demás bajo su dominio.
Hay vida, y vida humana personal en el óvulo fecundado que anida en la madre. Y se destroza una vida humana (horrible crueldad) al destruirlo. No es parte del cuerpo de la madre: es un ser humano distinto. Como los ancianos, como los minusválidos, los discapacitados psíquicos, los incurables, los antisociales, todos aquellos a los que la permisión del aborto pone en la lista de los futuros condenados, porque no se les va a considerar personas humanas con derecho a la vida, sino partes molestas de una sociedad que no los considera productivos.
No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria -contra todo lo que se diga- que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo. Y es una vergüenza para la izquierda que levante la bandera de ese pretendido derecho. Y más aún, que se deje que la derecha monopolice hipócritamente la oposición al mismo.
Rechazamos esa postura vergonzosa, de la que la izquierda, en la medida que han avanzado los conocimientos de la embriología, tiene que liberarse. No sólo somos izquierda y rechazamos el aborto, sino que lo rechazamos precisamente por serlo.
La vida humana es un valor supremo desde la concepción hasta la muerte natural. Y a partir de esta afirmación tenemos que desarrollar una acción decidida contra el hecho real del aborto combatiendo las causas, ayudando eficazmente a las familias, asistiendo legal y socialmente a la madre soltera, tanto a la que desee quedarse con su hijo como a la que quiera darlo en adopción.
El aborto es un odioso acto de violencia realizado contra los no-nacidos y contra las madres. La izquierda debe hacer que el vientre de la madre sea el lugar que la naturaleza ha hecho que sea: el lugar más protegido. Y que la sociedad entera lo sea también, para la madre y para los niños, antes y después de nacer.