(SIC/InfoCatólica) Entrevista a Mons. Menéndez:
¿Qué labor desarrolla la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal?
Es un organismo creado para velar por todos aquellos cristianos que están en situación de movilidad, como los inmigrantes y emigrantes, prófugos, exiliados, todos aquellos que tienen una vida nómada, de alguna manera. En esta comisión, por ejemplo, se encuentran los circos y las ferias, también; es decir, todos aquellos que no disponen de una residencia fija. Es un abanico muy grande de personas. Para aquella persona que está desarraigada de su entorno, de su comunidad y de su cultura, la fe puede quedar a la intemperie y por tanto es necesario arroparles para que conserven su fe, y no sólo eso, sino que además la practiquen y la difundan.
Usted preside actualmente una Delegación centrada en la Infancia y Juventud, dentro de esta Comisión Episcopal; a ellos les afecta el desarraigo de forma especial.
Sí, los niños y los jóvenes son quienes más sufren esta situación, que en sí no deseable para nadie, sobre todo cuando el que emigra tiene que hacerlo por razones económicas, de pobreza, lo cual refleja la injusticia de la distribución de los bienes de este mundo, o por razones políticas, o por falta de libertad religiosa como está sucediendo en estos momentos en Siria, Irak o en algunos países de África.
La Conferencia Episcopal me ha pedido que me haga cargo, dentro de esta Comisión de Migraciones, del Departamento de Infancia y Juventud, e, investigando en este tema, estoy asustado ante la cifra de los niños en la calle que hay en España. Las asociaciones que trabajan en ello nos dicen que hay unos 38.000 niños sin hogar, es decir, que no tienen a sus padres ni una casa propia, sino que están o con familiares, o en centros para menores.
Es algo muy preocupante porque en el año 2001 sólo había 1.500 niños en esta situación. En Asturias, hay 310 menores acogidos en familias y 371 viviendo en centros y residencias; muchos de ellos son católicos, y desde este Departamento de Infancia y Juventud estamos intentando coordinarlos en toda España; sólo tiene un año de vida y ha nacido precisamente al observar este tremendo crecimiento de niños y jóvenes sin hogar en España.
El mensaje del Papa del año 2015 para la Jornada de Migraciones lleva por título «Una Iglesia sin fronteras». Muchos pensarán que no es realista…
En Cristo todos somos hermanos. Los Estados tienen sus decisiones políticas en las que la Iglesia ni puede ni debe entrar; pero todo hombre, sólo por el hecho de serlo, tiene una dignidad: tiene derechos que no pueden ser conculcados, derecho a la vida, derecho a la sanidad, a la educación, a tener un hogar… Y todas estas cosas tienen que regularlas los Estados para que no haya conflictos sociales. Y esto es lo que la Iglesia reclama. Los bienes de este mundo, según la Doctrina Social de la Iglesia, Dios los ha creado para todos y están a disposición de todos; no de unos pocos que se han apropiado de ellos.
Acaba de volver de participar en una peregrinación en Suiza, junto con emigrantes españoles e hispanoamericanos. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Se trata de una peregrinación al Santuario mariano de Einsiedeln, que se organiza desde hace 30 años. Actualmente España tiene en Suiza 18 puestos misioneros, con capellanes para emigrantes, y dos de esos sacerdotes son asturianos. Están haciendo una gran labor, acompañando a esas personas, cuyo perfil ha cambiado; antes eran emigrantes españoles, y ahora son hispanoamericanos. Los sacerdotes no sólo les acompañan en la fe, sino también desde el punto de vista social, ayudándoles con las tres lenguas del país, las costumbres, etc.