(Fides/InfoCatólica) En una nota se advierte que «las cárceles son una bomba de relojería pero durante años la Iglesia católica ha tratado de dar su apoyo en la solución de las necesidades de los privados de libertad». Mons. Sándigo Jirón añade: «Antes había una mayor voluntad de la feligresía, el canal era fluido, hoy el canal de acceso de ayuda tiene muchos obstáculos y eso ha traído como consecuencia que muchos feligreses ya no tengan ese mismo entusiasmo, hay mucho desanimo y disminuyen las ayudas».
El obispo insiste sobre la necesidad de «abrirse al diálogo en busca de una solución. Hay que agradecer las informaciones que salen a la luz desde dentro, porque existe un periodismo investigativo que hace aflorar estas situaciones». Por último ha recordado que la Iglesia tiene una gran preocupación pastoral por toda la población, peor la pastoral en las cárceles es una de esas más importantes.
Hacinamiento extremo
En Nicaragua la iglesia católica, con sus agentes pastorales, está presente desde siempre en las cárceles, no sólo para la asistencia de los detenidos sino también en la defensa de sus derechos. De las noticias recogidas por Fides, la situación en las cárceles es tremenda: en las celdas construidas para 5 o 7 personas hay 40. Los detenidos deben dormir por turnos porque no hay sitio suficiente, sólo de pie (en Rivas). Hay lugares como Juigalpa, Granada, Chinandega, Tipitapa y Jinotega donde la población de las cárceles es muy superior a la media. Parece que solo en la capital la situación está bajo control.