Al calor de las masas

Argentina: masiva clausura del Año de la Fe en La Plata

El cierre de un tiempo tan particular como el Año de la Fe, convocado por un Papa y finalizado por su sucesor –al igual que el Concilio Vaticano II– tuvo ayer su cierre en varios obispados del país. En la archidiócesis de La Plata, frente a la Catedral de estilo neogótico más grande de Sudamérica, más de 3000 fieles se congregaron para renovar su compromiso cristiano en el mundo contemporáneo. Una fiesta de Cristo Rey en la que participaron niños, jóvenes, adultos y ancianos.

(Daniel Rojas Delgado/InfoCatólica) Ayer por la tarde, cerca de las 16 h., una camioneta que había dado bocinazos mientras atravesaba gran parte de la ciudad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, llegaba a la Catedral por la diagonal 73, la de ramblas engalanadas por el color violáceo de los jacarandás. Sostenida por dos personas en la carrocería y bajo un cielo limpio que hacía sentir los 27 grados de temperatura, trasladaban la imagen del patrono parroquial: san Carlos Borromeo. Así, cada una de las noventa comunidades que componen la archidiócesis elegía un estilo para hacerse presente en la clausura del Año de la Fe. Desde las escalinatas, una voz alentaba:

- A ver las hermanas aplaudiendo –decía Jorgelina, una religiosa canossiana, mientras animaba el evento en compañía de miembros de la Acción Católica Argentina.

Media hora después, la gran mayoría de los grupos ya estaba en la explanada del mayor templo de estilo neogótico de Sudamérica, de 112 metros de altura. Cada decanato usaba un color previamente asignado: rojo, celeste, violeta, verde, naranja, amarillo, marrón y azul. Había desde globos con la palabra fe escrita con fibrón hasta vinchas, pulseras y chalecos. También platillos, redoblantes y un saxofón, a cargo de los Scouts de la basílica del Sagrado Corazón de Jesús; remeras de los Miles Christi o de Infancia Misionera Argentina; banderas de Aventura o de grupos misioneros como Misión Gran Río.

Tras este primer momento, que consistió en recibir a las comunidades y hacer que suban la imagen o el estandarte de sus patronos detrás del altar, frente a la entrada de la Catedral, los locutores hicieron un repaso histórico de la jurisdicción eclesiástica de los cinco partidos que forman parte de la archidiócesis: La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio.

Más de 3000 personas, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos, cantaban «Si tuviera fe como un granito de mostaza» y «El Dios de la vida», entre otros temas. Sin embargo, el momento de mayor «lío» fue cuando, espontáneamente, un grupo comenzó «Jesús está pasando por aquí» a un ritmo tan contagioso que hizo bailar y aplaudir a religiosas, seminaristas y un buen número de sacerdotes. Dentro del templo, unas pocas personas deambulaban por los pasillos silenciosos y frescos.

Después de que monseñor Héctor Aguer, el arzobispo local, hiciera una serie de preguntas que apuntaban a renovar la fe, se recordó a las personas que sirvieron a la iglesia platense pero ya no están. A las 18 dio inicio el tercer momento, la misa al aire libre. Casi al comenzar la homilía de la celebración que coincide con la fiesta de Cristo Rey, repicaron las campanas de la torre de María, a la derecha, la única que tiene campanario.

En su discurso, Aguer destacó que durante los trece meses que duró el Año de la Fe se crearon «nuevas parroquias y capillas en las zonas periféricas, y en los nuevos barrios que se van poblando aceleradamente». El 2 de abril de este año, a su vez, la ciudad sufrió la peor inundación de su historia, pero la solidaridad de miles de vecinos y de personas del resto del país permitió «estar siempre dispuestos a atender las necesidades de nuestros hermanos y a participar con buen ánimo en la realización del bien común», como decía la tarjeta que repartieron ayer varios voluntarios de Cáritas, con su firma. El material entregado especificaba que se recaudaron 5.423.744,68 pesos, destinados a la compra de alimentos y de mobiliario, refacciones de casas y construcción de salones.

Luego de dar la bendición, monseñor Aguer y los obispos auxiliares, Nicolás Baisi y Alberto Bochatey, entregaron en mano a cada parroquia una cruz de madera con la inscripción y el logo del Año de la Fe, elaborada por presos de varias cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense. Así finalizó en La Plata este tiempo para redescubrir la identidad cristiana, impulsado por Benedicto XVI y continuado por Francisco: al calor de las masas.

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