(El Dínamo/InfoCatólica) En una declaración pública, el cardenal sostuvo que «no es cierto que el proceso contra el sacerdote Karadima lo haya comenzado el primer denunciante el año 2003. Éste manifestó expresamente que no era su intención iniciar un procedimiento eclesiástico. Por lo demás, los procesos en la Iglesia no los inicia el denunciante, sino el Obispo, una vez concluida la fase investigativa».
Además, afirmó que «es totalmente falsa la intervención que el doctor Hamilton me atribuye en la causa de nulidad de su matrimonio. Jamás intervine para que se le pidiera la firma de una declaración reñida con la verdad: ni esa declaración, ni ninguna otra».
Una falsedad tras otra
El cardenal Errázuriz también dijo que «nunca he pagado dinero alguno para impedir la publicación de ningún libro. Por lo demás, nunca he tenido tanto dinero».
«Es falso que yo haya enviado el resultado de la investigación a Roma, para ‘lavarme las manos’ de la responsabilidad de emitir una sentencia contra el presbítero Karadima. Ocurrió algo diferente. Cuando el proceso en Santiago estaba a punto de concluir, presentó su denuncia en abril del año 2010 el cuarto denunciante», añadió.
Por otro lado, también calificó de «falsa» la petición por su parte de una entrevista al Gran Maestre de la Masonería, relacionada con este tema. «Del todo equivocado es el juicio que emite contra un Obispo Auxiliar de Santiago, monseñor Cristián Contreras. No se ajusta a la realidad la relación que establece entre el viaje a Chile del Cardenal Bertone y esta dolorosa situación», manifestó.
Investigación detenida por falta de pruebas
Asimismo se refirió a la investigación de este caso, el cual asegura «estuvo detenida, por falta de pruebas y de testigos, durante tres años: a partir del mes de junio de 2006 hasta que entregó su denuncia formal el tercer acusador en agosto del año 2009».
«La coincidencia de los relatos, independientes entre sí, mostró que las acusaciones eran verosímiles. Una consulta en Roma a comienzos de septiembre del año 2009 facilitó la prosecución del procedimiento de la Iglesia», prosiguió.
Ni complicidad ni encubrimiento
Y también asegura que «le pedí a la Congregación para la Doctrina de la Fe que levantara la prescripción de los hechos, para que dictara una sentencia conforme a toda la verdad y a la justicia. De inmediato se inició el Roma el proceso penal. A fines de ese mismo año se dictó la severa sentencia».
Finalmente, declara que «el camino seguido muestra que no ha habido ni complicidad ni encubrimiento alguno».