(El Mundo/InfoCatólica) Aunque el PP incluyó en su programa electoral la promesa de reformar la actual ley de plazos aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, las manifestaciones de Gallardón defendiendo eliminar la malformación fetal como supuesto para abortar han causado malestar en el ‘ala moderada’ del PP.
El diputado Rafael Hernando fue el primero en poner voz a ese sector del PP cuando aseguró, en una entrevista con Europa Press, que no tendría sentido que la reforma que planea el Gobierno hiciera retroceder la legislación española a los tiempos anteriores a 1985, que a su juicio funcionó «razonablemente bien» y es a la que se debería volver ahora.
También ha visualizado su rechazo a una línea dura en la reforma del aborto la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, que hace unos días llegó a abandonar el hemiciclo y no participar en una votación tras escuchar la intervención de su compañera de partido Beatriz Escudero en un debate sobre este tema, un comportamiento por el que ha sido sancionada.
‘Ni siquiera Aznar se atrevió’
Las fuentes consultadas críticas con Gallardón sostienen que las líneas que hasta ahora ha desvelado el ministro suponen un paso atrás en relación con los tres supuestos (eugenésico, violación y daño psicológico para la madre) contemplados en la Ley de 1985 y que «ni siquiera José María Aznar se atrevió a tocar» en los ocho años en los que estuvo gobernando.
Las opiniones encontradas que suscita la modificación de esta norma ha provocado que algunos dirigentes del partido defiendan con ahínco la necesidad de aparcar este debate por el cariz ideológico que ha tomado y que está, según las fuentes consultadas, dando alas al Partido Socialista.
«Gallardón no ha sabido medir los tiempos», asegura un veterano parlamentario, que reprocha al ministro que haya añadido un nuevo elemento de «desgaste» al Gobierno cuando ya tiene abiertos varios frentes con colectivos de la Justicia.
Alargando la presentación del texto
Sea como fuere, el Ministerio de Justicia lleva meses alargando los plazos de la presentación del texto que deberá contar con el visto bueno de Moncloa, que por el momento no sitúa esta reforma entre sus prioridades. De hecho, ni siquiera fue mencionada por Mariano Rajoy en el Debate sobre el estado de la Nación celebrado en febrero, según recuerdan diputados del PP.
Y dado que Presidencia del Gobierno tiene la última palabra, cargos del PP consultados por Europa Press confían en que Mariano Rajoy y Sáenz de Santamaría «paren los pies» al ministro Gallardón, de forma que la reforma se limite a volver a los tres supuestos de la norma anterior y no vaya más allá.
Por el momento, la vicepresidenta ha evitado dar un respaldo público a si apoya suprimir la malformación fetal como ha planteado Gallardón, situando la doctrina del Tribunal Constitucional y la autorización de los padres en el caso de las menores de edad abocadas a abortar como ejes de la reforma del Gobierno.
Algunos de cargos del PP están convencidos de que Rajoy no va a dar satisfacción a la línea dura, máxime cuando está rodeado de influyentes mujeres como Sáenz de Santamaría o la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que, según estas fuentes, tienen una visión más liberal aunque hasta el momento no hayan explicitado con claridad su posición.
Un miembro de la dirección del PP recuerda además que en sus manifestaciones públicas el jefe del Ejecutivo se ha limitado siempre a citar los tres supuestos, sin hablar de malformación. «El criterio ya lo marcó Rajoy. Volver a la ley que hubo con Aznar y con González», subraya.
¿Saldrá la reforma?
Sin embargo, otras fuentes del PP más cercanas al sector conservador se muestran convencidas de que Moncloa no se atreverá a enmendar a Gallardón y el proyecto de ley seguirá las directrices de Justicia porque recogen el sentir de «la mayoría» del PP.
También hay quien considera que el debate abierto en torno a una modificación más dura del aborto forma en realidad parte de una estrategia de Moncloa para pulsar hasta dónde pueden llegar y poder ‘vender’ después una reforma más ‘light’, en línea con la ley de 1985.